Magistral

Fue un recital memorable. La fusi¨®n de poes¨ªa y m¨²sica que posee un ciclo como La bella molinera, del escritor Wilhelm M¨¹llet y el compositor Franz Schubert, se vio magnificado por el arte interpretativo del bar¨ªtono alem¨¢n Andreas Schmidt, acompa?ado al piano por Rudolf Jansen. La memoria caprichosa tra¨ªa el recuerdo de Fischer Dieskau en el estilo y en la dicci¨®n. Andreas Schmidt. posee una voz fresca, luminosa y llena de matices, una afinaci¨®n impecable y un sentido de la musicalidad y el buen gusto admirables.Dio a cada pieza su clima preciso, sin sobresaltos, con una t¨¦cnica al servicio del esp¨ªritu, con un equilibrio exacto entre los estados de ¨¢nimo sugeridos por el texto y la belleza innata de la melod¨ªa schubertiana.

Las 20 canciones se sucedieron como un suspiro, como la vida que pasa, en la ilusi¨®n y en la sombra del presentimiento de la muerte. Tuvo todo tanta intensidad, tanta emoci¨®n, tanta belleza, que la tormenta de aplausos al final me dio la sensaci¨®n que sorprend¨ªa a los propios int¨¦rpretes. Y es qu¨¦, de verdad, pocas veces se escucha cantar de esta manera.