Un patrimonio poco conocido

El arte rupestre de Portugal es poco conocido en el resto de Europa. Los nombres de Altamira, Lascaux o Les Trois Fr¨¨res poseen una resonancia universal que ha dejado en la sombra al patrimonio luso (como le ha sucedido tambi¨¦n, en parte, al patrimonio rupestre italiano).No obstante, Portugal tiene yacimientos de primer orden, tres sitios arqueol¨®gicos con testimonios de arte prehist¨®rico: la gran cueva-santuario de Escoural y el santuario al aire libre de Mazouco, ambos con testimonios rupestres, y la cueva de Caldeir?o (Tomar, Santar¨¦m), donde se han hallado industrias solutrenses (18.000-15.000 antes de Cristo) y magdalenienses (15.000-11.000 a. C.); la estratigraf¨ªa aqu¨ª es de seis metros de espesor y documenta actividad humana desde el Paleol¨ªtico superior.

La cueva de Escoural (Montemor-o-Novo, ?vora), sin testimonios de habitaci¨®n humana, es el m¨¢s occidental de los santuarios paleol¨ªticos de Europa. Comprende, seg¨²n el arque¨®logo Mario Varela Gomes, director del Museo de Montemor-o-Novo, tres periodos distintos. El m¨¢s antiguo (25.00018.000 a. C.) incluye pinturas de animales de color rojo o negro, y tambi¨¦n grabados. El segundo (15.000-12.000 a. C.), grabados de cabezas de equinos. Y el tercero (11.000 a C.), signos geom¨¦tricos y figuraciones abstractas.

Cerca de la aldea de Mazouco (Bragan?a) se localizan en una pared de roca grabados de caballos (un macho en celo y los cuartos traseros de dos yeguas).