Hacienda corta las alas al despegue de la inversi¨®n en Defensa
La impopularidad de los gastos militares y el escaso peso del sector de Defensa en la industria espa?ola, tanto en producci¨®n como en empleo, explican que el presupuesto de Defensa sea el principal pagano en cualquier intento por contener el d¨¦ficit, seg¨²n los responsables de dicho departamento.Parad¨®jicamente, es en julio de 1991, cuando el Congreso aprueba el nuevo modelo de Fuerzas Armadas, que propone elevar los gastos militares hasta el 2% del PIB, cuando se agravan los problemas. Es mismo mes, el Gobierno recorta en 108.000 millones el presupuesto de Defensa que, con 858.000 millones, ya era inferior en un 1,4% al de 1990.
La batalla soterrada con Hacienda salta a la luz en septiembre de 1992, con la dimisi¨®n irrevocable del secretario de Estado de Defensa Jos¨¦ Miguel Hern¨¢ndez, el ¨²nico alto cargo del Gobierno socialista que ha dado el portazo por discrepancias pol¨ªticas. En 1993, se produce un cambio de tendencia y, por vez primera desde 1990, el presupuesto de Defensa crece, aunque moderadamente, un 6,37%. El aumento previsto para 1995, del 7,58%, llena de optimismo a las altos cargos de Defensa, que dan por superadas las estrecheces.
Poco dur¨® la euforia. Los 61.000 millones de m¨¢s que Defensa pensaba gastar, en relaci¨®n al a?o anterior, se esfuman con la tormenta monetaria de enero y el posterior ajuste. La decisi¨®n del Gobierno de bloquear 42.600 millones de pesetas del presupuesto de Defensa y la pretensi¨®n de Hacienda de recortarle otros 30.000 millones convierten el sostenido despegue de los gastos militares en un accidentado aterrizaje.
Proyectos al caj¨®n
Mientras el ministro expresa su malestar en p¨²blico, los responsables econ¨®micos del ministerio y de los ej¨¦rcitos intentan salvar los muebles. Ante la imposibilidad de rebajar los sueldos, el recorte tiene que salir de los 265.000 millones previstos para inversi¨®n, investigaci¨®n y sostenimiento, comprometidos ya en un 80%.El Plan Norte de reorganizaci¨®n del Ej¨¦rcito de Tierra (5.000 millones de pesetas ampliables en 1995), el Plan Renove de modernizaci¨®n del parque de veh¨ªculos de ruedas (6.000 millones), el blindado Pizarro (600 millones), el buque anfibio LPD (4.198 millones) o los 24 cazas F-18 de segunda mano (1.800 millones) est¨¢n en el alero, como tambi¨¦n el futuro de Baz¨¢n, Santa B¨¢rbara o CASA. Con esa perspectiva, Juli¨¢n Garc¨ªa Vargas ha preferido guardar en un caj¨®n el Plan Estrat¨¦gico Conjunto (PEC) y la ley de Financiaci¨®n de las Fuerzas Armadas, pendientes de aprobaci¨®n desde hace dos a?os.
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