Reuni¨®n de urgencia entre M¨¦xico y EE UU para agilizar el cr¨¦dito comprometido por Clinton
La complicidad de Estados Unidos con la econom¨ªa mexicana -y, como consecuencia, la complicidad del d¨®lar con el peso- sigue haciendo sentir en este pa¨ªs la insuperable crisis del vecino del Sur. Para tratar de calmar a los inversores, el Departamento del Tesoro estadounidense se?al¨® ayer que se est¨¢n haciendo progresos en las negociaciones del paquete de ayuda de 20.000 millones de d¨®lares prometido por Washington. El responble del Tesoro, Robert Rubin, celebr¨® una reuni¨®n urgente con su hom¨®logo mexicano, Guillermo Ortiz, para ultimar las condiciones del cr¨¦dito.
Los efectos de los problemas financieros mexicanos amenazan con ser mayores a¨²n si Washington no despeja las dudas del mercado sobre la llegada de los 20.000 millones de d¨®lares que forman parte de la l¨ªnea de cr¨¦dito internacional de m¨¢s de 50.000 millones. El Tesoro norteamericano, abrumado por las cr¨ªticas de algunos congresistas por haber prescindido del apoyo de las c¨¢maras para aprobar la ayuda a M¨¦xico, ha estado negociando con cuidado las condiciones de garant¨ªa del cr¨¦dito. Desde que Clinton anunci¨® el plan han pasado ya dos semanas.Los nuevos ataques al peso han obligado a la Administraci¨®n Clinton a agilizar los tr¨¢mites. El secretario del Tesoro, Robert Rubin, decidi¨® reunirse urgentemente con el ministro mexicano de Finanzas, Guillermo Ortiz, para acelarar las negociaciones y mandar un mensaje de tranquilidad a los mercados.
Responsabilidad pol¨ªtica
Los expertos advierten que la debilidad mostrada en los ¨²ltimos d¨ªas por el d¨®lar es un s¨ªntoma de la estrecha vinculaci¨®n entre ambas econom¨ªas. De una parte, Estados Unidos carga con la parte fundamental del cr¨¦dito concedido a M¨¦xico, pero, sobre todo, ha asumido toda la responsabilidad pol¨ªtica en la soluci¨®n de la crisis en ese pa¨ªs, que es el tercer socio comercial estadounidense.
Adem¨¢s, la ayuda prevista por la comunidad internacional, que es una cifra r¨¦cord en cuanto a operaciones de rescate similares, s¨®lo servir¨ªa para resolver los problemas financieros de ese pa¨ªs durante un a?o aproximadamente, seg¨²n los c¨¢lculos de The Wall Street Journal. "Si el Gobierno mexicano no presenta un plan econ¨®mico cre¨ªble, el efecto de ese cr¨¦dito se difuminar¨¢ r¨¢pidamente", advierte el prestigioso diario econ¨®mico.
Al mismo tiempo, "a los ojos de los inversores, el d¨®lar es tambi¨¦n culpable por asociaci¨®n con el peso", afirma Carol Stone, economista de una firma de inversiones de Nueva York ?sta no es, sin embargo, la ¨²nica explicaci¨®n de la debilidad del d¨®lar. John Praveen, experto en temas internacionales de Merrill Lynch, asegura que los problemas de la divisa norteamericana frente al marco se apreciaron desde antes del resurgimiento de la crisis mexicana. A su juicio, esos problemas est¨¢n tambi¨¦n relacionados con los signos de que el Bundesbank aumentar¨¢ los tipos de inter¨¦s y con la situaci¨®n general de otras econom¨ªas europeas.
"Esto est¨¢ relacionado con la incertidumbre sobre la inflaci¨®n en el Reino Unido, la inestabilidad pol¨ªtica existente en Espa?a, la situaci¨®n de Italia y las elecciones en Francia. Todo ello hace que los inversores se trasladen de las divisas m¨¢s peque?as hacia el marco", afirma Praveen.
Sin la crisis mexicana por medio, el d¨®lar podr¨ªa verse favorecido de las mencionadas inquietudes en diversos pa¨ªses de Europa. Pero con M¨¦xico, el marco se convierte en la alternativa favorita.
Desgraciadamente para Estados Unidos esto ocurre en un momento en el que la buena salud de la econom¨ªa norteamericana deber¨ªa ser un reclamo a la inversi¨®n. Los pron¨®sticos de la Oficina de Presupuestos de la Casa Blanca muestran que los principales, indicadores econ¨®micos -crecimiento, inflaci¨®n, desempleo, producci¨®n industrial, consumo- se mantendr¨¢n dentro de los niveles deseados hasta el a?o 2000. La Reserva Federal ha aplacado ya su fiebre de subidas de tipos de inter¨¦s, y la Bolsa consigui¨® el mi¨¦rcoles resultados hist¨®ricos. Todos esos datos pueden variar si los 20.000 millones de d¨®lares que Estados Unidos ha decidido arriesgar en M¨¦xico se consumen sin conseguir el efecto deseado.
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