"Por ahora, la reforma laboral no ha alcanzado sus objetivos"
"Es necesaria la calma, no dejarse llevar por la vor¨¢gine de los hechos". Federico Dur¨¢n lo dice, y lo hace. Despliega tal prudencia al contestar, que matiza una y otra vez sus respuestas en aras a no tomar partido. "Si acaso", dice, trato de aclarar las discusiones".Pregunta. Espa?a acaba de devaluar la peseta. ?Cree que era una medida pertinente y suficiente?
Respuesta. Hab¨ªa que adoptar alguna. Si es suficiente es algo que ya Se ver¨¢, no se puede decir ahora. Ha sido una soluci¨®n casi obligada, a la que hay que dar un margen de confianza. La ¨²nica cuesti¨®n era optar por dejar la situaci¨®n libre con la hip¨®tesis de una salida del SME.
P. Algunos analistas piensan que hubiera sido mejor esa salida.
R. Creo que las dos soluciones tienen ventajas e inconvenientes, tanto desde el punto de vista t¨¦cnico como del pol¨ªtico. Probablemente la devaluaci¨®n es la de menor coste pol¨ªtico. Lo que s¨ª creo que debe quedar claro es que no podemos abandonar las reglas de funcionamiento econ¨®mico del conjunto de los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea.
P. Al aprobar la devaluaci¨®n, el Copmit¨¦ Monetario vuelve a aludir a la reforma laboral. ?Cree que es necesario adoptar nuevas medidas?
R. Hay que valorar los resultados de la aplicaci¨®n de la reforma. El peligro m¨¢s importante que tenemos, y que es muy frecuente en Espa?a, es el de sacralizar un determinado texto legal. No creo en absoluto, como creen algunos, que haya leyes buenas y que sus efectos de aplicaci¨®n sean malos. Si una ley tiene malos efectos, es que la ley es mala. Pienso que hay que ser abiertos y ver qu¨¦ es lo que est¨¢ sucediendo. Y si lo que est¨¢ sucediendo no es lo que estaba previsto, sin temor de ning¨²n tipo y sin miedos reverenciales, hay que replantearse el contenido y las medidas que se introdujeron con la reforma.
P. O sea, que hay que replantear la reforma.
R. Hombre, yo lo he dicho mucho m¨¢s matizadamente, en el sentido de que pongo la premisa de que hay que hacer primero una valoraci¨®n de los resultados que est¨¢ teniendo. En mi opini¨®n, su valoraci¨®n depende de dos cuestiones fundamentales: la modificaci¨®n de la estructura del empleo, en orden a que se cree empleo m¨¢s estable, y otra, el enriquecimiento de la negociaci¨®n colectiva. Si se consiguen ambas cosas, la reforma habr¨¢ alcanzado sus objetivos.
P. ?Y se est¨¢n consiguiendo?
R. Por ahora, no. Pero es normal que la introducci¨®n de textos legislativos provoque en los primeros tiempos de su vigencia resistencias de diverso tipo que retrasan su aplicaci¨®n efectiva. Eso se est¨¢ produciendo. En ese sentido, tienen raz¨®n los que dicen que no hay todav¨ªa un tiempo de experimentaci¨®n suficiente de la reforma para extraer consecuencias definitivas.
P. ?Cu¨¢nto tiempo har¨ªa falta?
R. Creo que la negociaci¨®n colectiva de 1995 es fundamental para ver las tendencias del mercado del trabajo.
P. Pero su sensaci¨®n cual es. ?Funcionar¨¢ o no?
R. Mi impresi¨®n es que la reforma tiene las bases suficientes para reconducir el funcionamiento del mercado de trabajo, aunque no tiene las garant¨ªas de que sea as¨ª. Y que m¨¢s que un debate pol¨ªtico sobre esto, se debe desarrollar un debate social. La responsabilidad fundamental, no exclusiva, de que la reforma funcione ahora la tienen las organizaciones empresariales y sindicales.
P. En varias ocasiones ha expresado su preocupaci¨®n por la gran tasa de temporalidad en el empleo. ?C¨®mo se puede corregir este fen¨®meno?
R. Hay que buscar soluciones donde las haya porque no nos podemos permitir esa tasa, que est¨¢ teniendo unos muy negativos efectos econ¨®micos y sociales. Si quiere que aporte algo, como experto dir¨¦, primero, que es innegable la relaci¨®n entre contrataci¨®n temporal y regulaci¨®n del despido. Pero, aparte de eso, creo que el empleo estable se consigue por muchas otras v¨ªas, y no s¨®lo operando en el terreno de las relaciones laborales, sino realizando una pol¨ªtica econ¨®mica que incentive el empleo, una pol¨ªtica fiscal adecuada... Adem¨¢s, hay que buscar otras medidas. Yo creo que una medida elemental ser¨ªa encarecer las cotizaciones a la Seguridad Social de los trabajadores temporales y, abaratar las cotizaciones de los trabajadores por tiempo indefinido, en vez de ir a una reducci¨®n generalizada de las cotizaciones como se ha hecho.
P. Usted se ha mostrado partidario de una menor intervenci¨®n de los jueces en el despido.
R. Yo procuro no declararme partidario de nada mientras siga siendo presidente del Consejo Econ¨®mico y Social. Lo que digo es que la situaci¨®n que hay ahora en Espa?a, en donde se mantiene la autorizaci¨®n administrativa s¨®lo para determinados supuestos, y para lo dem¨¢s se deja a la decisi¨®n del empresario pero siendo el juez el que determina en ¨²ltimo caso si existen razones econ¨®micas, es muy dif¨ªcil de instrumentar. No digo que no pueda funcionar. Digo que es muy dif¨ªcil y es poco usual, porque es dif¨ªcil que el juez, con los criterios de actuaci¨®n jur¨ªdica con los que tiene que contar, valore la situaci¨®n econ¨®mica de una empresa y decida si es conveniente que se prescinda de X trabajadores para ser m¨¢s competitivo en el mercado.
P. ?Y este sistema est¨¢ o no funcionando?
R. No me atrevo a decir si s¨ª o si no. Para opinar hay que tener suficiente conocimiento de causa. En el Consejo est¨¢ en marcha un estudio detenido de todas las sentencias que se han ido produciendo.
P. ?Cree que los empresarios tienen p¨¢nico a la contrataci¨®n indefinida, tal y como dicen el Ministerio de Trabajo y los sindicatos?
R. S¨ª lo hay,aunque ahora quiz¨¢s menos. Todos hemos vivido situaciones absurdas en las que el planteamiento fundamental de las empresas era deshacerse de trabajadores. Hay quien dice que la alergia empresarial al establecimiento de v¨ªnculos estables est¨¢ injustificada, que no existen en el ordenamiento espa?ol razones que justifiquen esa alergia, y estoy dispuesto a admitirlo dial¨¦cticamente, sea o no sea as¨ª. Pero hay que tener en cuenta que el enfermo est¨¢, y que me digan que es imaginario no me sirve de nada, porque hay enfermos imaginarios que se mueren. Lo que hay que hacer es buscar medidas para solucionar esa situaci¨®n, aunque se haya provocado sin fundamentos objetivos.
P. ?De verdad el despido es en Espa?a m¨¢s caro o restrictivo que en Europa?
R. La regulaci¨®n espa?ola est¨¢ dentro de las m¨¢s protectoras del empleo y de las que tienen indemnizaciones m¨¢s altas.
P. ?Y la contrataci¨®n?
R. Ah¨ª Espa?a s¨ª se sit¨²a en una punta inversa. El ordenamiento espa?ol es el m¨¢s permisivo en materia de contrataci¨®n temporal, sin ninguna duda.
P. Hay un debate incipiente sobre si la reducci¨®n de jornada favorece o no la creaci¨®n de empleo. ?Qu¨¦ opina?
R. Creo poco en las virtudes sanadoras de la reducci¨®n de la jornada. No pienso que en estos momentos existan las condiciones econ¨®micas para confiar en que una medida as¨ª, generalizada, sin atender a las circunstancias del sector, o de la empresa, tenga efectos positivos para el empleo ni para la econom¨ªa. Como medida concreta en determinados casos puede valer. Como medida general no, porque es falsa la conclusi¨®n de que el n¨²mero de horas que se liberan por la reducci¨®n de la jornada se dedican a la creaci¨®n de empleo. Una parte importante de esas horas se compensa por aumento de la productividad y no da lugar a generar puestos de trabajo. Pero hay un campo abierto muy importante para que debatan empresarios y sindicatos, que es el de la ordenaci¨®n flexible del tiempo de trabajo.
P. ?Se puede mantener el estado del bienestar en Espa?a?
R. Se puede y se debe. No creo que haya que plantearse el sacrificio del progreso social en aras de un pretendido progreso econ¨®mico.
P. ?Qu¨¦ le parece la idea de Emilio Bot¨ªn, presidente del Banco Santander, de que se pueda optar por un sistema p¨²blico o privado de pensiones?
R. Hoy por hoy, el actual sistema se debe mantener y su permanencia en ¨¦l no debe ser una decisi¨®n voluntaria, por criterios de solidaridad. Lo cual no significa que no se deba permitir el establecimiento de mecanismos privados.
P. En el Consejo hay representadas 20 organizaciones, de manera que su cargo es un sitio privilegiado para ver qu¨¦ problemas hay en el pa¨ªs.
R. En estos momentos, en general, en la vida pol¨ªtica y social espa?ola falta reflexi¨®n. Es necesaria la calma, no dejarse llevar por la vor¨¢gine de los hechos.
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