"D¨ªgale al alcalde que el Palacio de Congresos ha ardido por completo"
Pedro Gallardo, jefe de los bomberos del Ayuntamiento de Madrid, le coment¨® a un enviado del alcalde que acudi¨® al lugar del suceso para conocer los hechos: "D¨ªgale que el Palacio de Exposiciones y Congresos ha ardido por completo". Unas cien personas que se hallaban en el interior del edificio lo abandonaron velozmente por su propio pie al percibir el humo. Tres personas fueron atendidas por inhalaci¨®n. La techumbre del edificiose derrumb¨® con estruendo. El gran mural de mosaico que dise?¨® Joan Mir¨® y que ocupa el frontispicio del palacio qued¨® inc¨®lume.
Eran las tres de la tarde. En el interior del palacio, operarios de empresas de sonido e iluminaci¨®n preparaban un recital del grupo Esclarecidos y una convencion de la compa?¨ªa IBM que iban a celebrarse all¨ª en la jornada de hoy."Est¨¢bamos dentro del auditorio B cuando comenzamos a oler a humo. Vimos una nube densa y salimos corriendo", dice ?ngel Ort¨¢s, de 28 a?os, perteneciente a una compa?ia de sonido de Algete que trabajaba para Esclarecidos.
Llamas de hasta diez metros, envueltas en un humo espeso altamente t¨®xico, se alzaban desde las plantas superiores del palacio amenazando dos edificios de viviendas de la contigua calle de Manolete, 1 y 3, de hasta quince plantas de altura. Dos centenares de vecinos de los dos portales de la calle, situada en la parte posterior del palacio, abandonaron entonces sus domicilios a la carrera, con ni?os en cochecitos, intentando agrupar a sus familias. Una lluvia de pavesas ca¨ªa sobre sus cabezas.
S¨®lo unos minutos despu¨¦s, un gran estruendo acompa?¨® el derrumbamiento de toneladas de cantos rodados de la techumbre sobre el escenario. Las piedras formaban un dispositivo contra la humedad. Dos grandes estructuras met¨¢licas de iluminaci¨®n cayeron tambi¨¦n con estr¨¦pito.
El jefe de Bomberos, Pedro Gallardo, con americana beis clara, decidi¨® penetrar en el edificio escoltado por una decena de sus hombres, provistos ¨¦stos de m¨¢scaras y linternas. Caminaba d¨¢ndoles instrucciones. Dentro, una veintena de bomberos atacaba por doquier las llamas, que lo consum¨ªan todo entre el crepitar del fuego. Detonaciones de pl¨¢stico churruscado se escuchaban entretanto."Don Pedro, nos falta agua", dec¨ªa uno de los bomberos al pie -mismo de las llamas. "Dos instal¨¢ciones aqu¨ª", repet¨ªa Gallardo. Los bomberos rompieron apresuradamente los cristales de varias bocas de agua y extrajeron mangueras blancas. Al poco, charcos de agua comenzaron a formarse sobre el suelo. "?Avisad al concejal!", gritaba, mientras su americana se tiznaba tambi¨¦n. Un certificado plastificado de la compa?¨ªa ITS acreditaba que el sistema antiincendios y los extintores hab¨ªan sido revisados el 24 de octubre de 1994.
Despu¨¦s, en tomo a las 15.30, desde las butacas de uno de los dos auditorios se adivinaba ya el cielo raso, pese a la intensa humareda t¨®xica que inundaba el recinto. Intactos los pelda?os de moqueta azul de acceso al escenario, sobre ¨¦ste cab¨ªa contemplar c¨®mo evolucionaban las sombras desdibujadas de un pu?ado de bomberos sobre un lugar devastado por las llamas. S¨®lo se percib¨ªan con nitidez las cintas amarillas y blancas de sus mangueras, entre amasijos de hierro, telas y piedras, bajo los pelados muros de ladrillo tiznados por el fuego. La atm¨®sfera era ya irrespirable.
Llamas descontroladas
En un momento, las llamas parec¨ªan fuera de control. Los nervios de un oficial de Bomberos estallaron: "?Salga fuera de aqu¨ª!", grit¨® con furia. Grandes lenguas de fuego amenazaban con arrasar todos los rincones del edificio, cuya fachada posterior, de piedra, qued¨® completamente combada al contraerse por el fuego su estructura met¨¢lica. Por un momento se pens¨® que tambi¨¦n se desplomar¨ªa.
Los gritos arreciaron, mientras bocanadas de humo oscuro inundaban los pasillos contiguos al auditorio. Sin embargo, los bomberos apenas retrocedieron. Consiguieron neutralizar el posible tiro en que se habr¨ªa convertido el hueco de un montacargas, empleado para subir hasta el escenario el utillaje de iluminaci¨®n y de sonido. Tras impedir la expansi¨®n de las llamas, los bomberos las redujeron a las 16.20.
Una brecha en la frente de un hijo de Jos¨¦ Antonio Penitero, conserje del palacio y residente all¨ª con su familia en una vivienda interior, le libr¨® de verse atrapado por las llamas. "A esa hora suelo echarme una siesta", dice el ujier. "Me fui a La Paz con el chico a curarle la brecha que se hizo en el colegio, y eso nos salv¨®", comenta. Su esposa, que acaba de llegar de su trabajo, llora con desconsuelo. El ni?o miraba con pena lo que fue su casa.
"Nos hemos salvado de milagro", comenta el conserje del Palacio de Exposiciones y Congresos. "Hemos perdido entre tres y siete millones de pesetas en equipo", dice el operario Ort¨¢s.
. El director del palacio lloraba mientras presenciaba la evoluci¨®n de las llamas, informa Juan Franc¨¦s. Fernando Mac¨ªas, arquitecto-jefe del Departamento de Protecci¨®n de Edificaci¨®n del Ayuntamiento, dijo que la techumbre cay¨® por la intensidad del fuego.
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