Un laboratorio para nuevas alianzas
Los socialistas se juegan en Barcelona, contra sus socios de Converg¨¨ncia, su principal basti¨®n municipal en Espa?a
Los socialistas se juegan en Barcelona mucho m¨¢s que la alcald¨ªa. La capital catalana es la ¨²nica gran ciudad espa?ola que a¨²n gobiernan, aunque sea merced al apoyo de Iniciativa per Catalunya (IC), socios catalanes de Izquierda Unida. Pese a que la batalla electoral barcelonesa no responde a la l¨®gica de la confrontaci¨®n PSOE-PP que polariza a Espa?a, su resultado final tendr¨¢ una important¨ªsima trascendencia en la formaci¨®n del escenario pol¨ªtico que haya de dibujarse en el pa¨ªs tras las elecciones del 28 de mayo.Una derrota de los socialistas en Barcelona les dejar¨ªa sin su principal basti¨®n municipal en Espa?a. Pero adem¨¢s, el nuevo gobierno de la ciudad podr¨ªa erigirse en un laboratorio de ensayo de nuevas alianzas a escala nacional: entre los nacionalistas catalanes y el PP, por ejemplo.
La confrontaci¨®n electoral tiene aqu¨ª caracter¨ªsticas propias. El principal adversario del Partit dels Socialistes (PSC) no es el Partido Popular -cuya m¨¢xima aspiraci¨®n es ejercer el m¨¢s modesto pero decisivo papel de bisagra-, sino el que coyunturalmente se ha erigido en su principal aliado en Madrid: Converg¨¨ncia i Uni¨®. El alcalde Pasqual Maragall no tiene enfrente a un oponente cualquiera, sino al dirigente nacionalista que con m¨¢s ah¨ªnco ha defendido la alianza con el PSOE: Miquel Roca.
Esta singular coincidencia marcar¨¢ el debate electoral -ya lo est¨¢ haciendo durante la precampa?a-, orient¨¢ndolo fundamentalmente hacia las cuestiones de inter¨¦s estrictamente local, al margen de las actuales coordenadas de la pol¨ªtica espa?ola.
Los problemas de la corrupci¨®n apenas han aparecido hasta ahora. Roca no parece en absoluto dispuesto a explotar este discurso y tampoco Maragall ofrece demasiados flancos. El alcalde se vanagloria del limpio expediente que. puede presentar en este terreno el Ayuntamiento que preside desde hace 13 a?os. "Los Juegos Ol¨ªmpicos movilizaron miles de millones de pesetas y nadie ha encontrado nunca ninguna irregularidad", afirma.
El papel de Iniciativa
Tampoco Iniciativa per Catalunya, que gobierna ininterrumpidamente con los socialistas en Barcelona desde 1979, abonar¨¢ el campo de los esc¨¢ndalos. Su candidata, Eul¨¤lia Vintr¨® -tercera teniente de alcalde-, representa adem¨¢s al sector de IC m¨¢s proclive a renovar el pacto con el PSC.
Dif¨ªcilmente el resto de los partidos podr¨¢ sustraerse a esta din¨¢mica, como demuestra el tono adoptado hasta ahora por los candidatos del PP, Enrique Lacalle, y de Esquerra Republicana (ERC), Pilar Rahola, m¨¢s preocupados por los problemas de la ciudad que por otras cosas.
Pero que el tema de la corrupci¨®n tenga un reducido papel en la campa?a electoral no implica necesariamente que la tremenda erosi¨®n sufrida por los socialistas en toda Espa?a no vaya a condicionar el resultado de las elecciones en Barcelona. ?ste es el principal temor de Maragall y sus asesores, empe?ados en separar en lo posible la figura del alcalde -que goza de gran prestigio y popularidad entre la ciudadan¨ªa- de las siglas del PSC.
El triunfo o la derrota puede depender de un estrecho margen de votos. En los ¨²ltimos a?os, los nacionalistas han ido acortan progresivamente la distancia que les separaba de los socialistas en las elecciones municipales y se encuentran en mejor situaci¨®n que nunca para conseguir el sorpasso. Los sondeos preelectorles han pasado en las ¨²ltimas semanas de reflejar un empate t¨¦cnico entre ambos a dar una creciente ventaja a los convergentes.
Roca pretende atraerse a los barceloneses bombarde¨¢ndolos con propuestas concretas y erigi¨¦ndose en abanderado d cambio. "Maragall y su equipo ya no tienen ideas, est¨¢n agotados, es precisa una renovaci¨®n", se?ala. Por su parte, el alcalde presenta como principal activo su obra de gobierno y la gran transformaci¨®n experimentada por la ciudad con los JJ OO.
Necesidad de alianzas
Gane quien gane, probablemente deber¨¢ contar con el apoyo de otras fuerzas pol¨ªticas. No es nada nuevo para el PSC, que nunca ha tenido la mayor¨ªa absoluta. Pero en esta ocasi¨®n est¨¢ por ver que el previsible ascenso de IC pueda compensar un eventual hundimiento electoral de los socialistas, para preocupaci¨®n de los propios dirigentes de Iniciativa.
Si el actual equipo de gobierno no revalida su mayor¨ªa, el papel del PP ser¨¢ capital. Los dirigentes populares ya han advertdo a Roca que no podr¨¢ contar autom¨¢ticamente con sus votos para hacerse con la alcald¨ªa. Formalmente, el PP pretende dejar que resulte elegido el candidato de la lista m¨¢s votada, incluso si ¨¦ste es Maragall. Pero se trata de una postura t¨¢ctica: los populares han dejado claro que condicionar¨¢n su apoyo a CiU en Barcelona a un cambio de alianzas por parte de los nacionalistas en el escenario de la pol¨ªtica espa?ola. El PP har¨¢ valer su fuerza. Y todo augura que podr¨¢ hacerlo. Los resultados de las pasadas elecciones europeas, que por primera vez le situaron como segunda fuerza pol¨ªtica de la ciudad, han dado alas a un partido que has entonces no hab¨ªa conseguido salir de una cierta marginalidad.
Los populares no son los ¨²nicos que condicionan su pol¨ªtica de pactos a factores externos a la din¨¢mica estrictamente local. Tambi¨¦n Roca, que se dice dispuesto a gobernar inicialmente en minor¨ªa, pretende posponer la formalizaci¨®n de cualquier alianza hasta ver qu¨¦ deparan las cercanas elecciones catalanas. Y ni el PSC est¨¢ descartado como socio.
El escenario puede cambiar mucho si Esquerra Republicana consigue volver a entrar en el Ayuntamiento, del que qued¨® fuera en 1983. Los independentistas han apostado fuerte y su secretario general, ?ngel Colom, se ha arriesgado a abrir una importante divisi¨®n interna en el partido para imponer como cabeza de lista a la diputada Pilar Rahola en detrimento del candidato designado inicialmente. ERC no lo tiene f¨¢cil, pero si lo consigue ya ha anunciado que intentar¨¢ impedir la entrada del PP en el gobierno de Barcelona.
La fragmentaci¨®n del consistorio puede complicar tanto el panorama que, aunque improbable, no es descabellado imaginar un pacto PSC-CiU a medio plazo. No ser¨ªa la primera vez.
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