Aumento salarial y rechazo a Maastricht
El nuevo rostro del Partido Comunista Franc¨¦s tiene 48 a?os, es redondo y sonriente, fue cantante rockero con tup¨¦, y ahora, calvo, se adorna con barba y gafas de enanito sabio. La elecci¨®n presidencial ofrece a Robert Hue la mejor ocasi¨®n para romper con los resabios estalinistas de su antecesor, Georges Marchais, y poner fin al largo declive de su partido. Alzas salariales y oposici¨®n a Maastricht son sus banderas.Hue habla de "un comunismo nuevo, sin nada que ver con la caricatura que ha fracasado en el Este", y enarbola la bandera de la oposici¨®n al Tratado de Maastricht. Los sondeos le son ben¨¦volos: en torno al 8% de intenci¨®n de voto, frente al 5,3% recogido en 1988.
El jueves pasado, en el viejo aeropuerto parisiense de Le Bourget, Robert Hue celebr¨® el mitin m¨¢s populoso de su campa?a. Casi 20.000 personas, llegadas en 490 autocares y miles de autom¨®viles, se congregaron para un ritual largo y apacible, sin apenas banderas rojas ni pu?os cerrados. En la tribuna, junto a Hue, nada menos que 255 acompa?antes: todo el bur¨® nacional -Marchais incluido- e invitados diversos. A Hue le gusta arroparse en el estrado, ofrecer una imagen colectiva. Pero ya nadie duda que emerger¨¢ de la campa?a como l¨ªder solitario e indiscutible, adem¨¢s de secretario general.
Hue, enfermero de profesi¨®n y alcalde de su pueblo desde hace casi 20 a?os, ha podado el ¨¢rbol geneal¨®gico del partido. Han ido a la hoguera el modelo sovi¨¦tico, "definitivamente rechazado", el "imperialismo de Mosc¨²" y "los dogmas ideol¨®gicos". Los buenos ancestros son 9a Comuna de Par¨ªs, Jean Jaur¨¦s, el Frente Popular, la Resistencia, la Liberaci¨®n y el anticolonialismo". La "clase obrera" se ha convertido en la "clase an¨®nima", que agrupa a "todos aquellos, sean parados, empleados, cuadros o peque?os empresarios, que sufren bajo la dictadura del dinero-rey".
El PCF afirma su vocaci¨®n de "participar a todos los niveles en las instituciones francesas", incluido, por qu¨¦ no, el Gobierno. Pero esto ¨²ltimo es teor¨ªa. Robert Hue no ve c¨®mo podr¨ªa asociarse en la pr¨¢ctica, en un hipot¨¦tico Gobierno de izquierdas, con unos socialistas que respaldan los compromisos de Maastricht.
La promesa m¨¢s repetida por Hue se refiere a las alzas salariales. ?l propone un aumento general de 1.000 francos mensuales (unas 26.000 pesetas) y una masiva distribuci¨®n de ayuda a los m¨¢s pobres y marginados, que se financiar¨ªa cuadruplicando el impuesto sobre las grandes fortunas. Ninguno de ellos tiene la menor posibilidad de pasar a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas, pero no por ello renuncian a hacer campana y en algunos casos consiguen reunir multitudes en sus m¨ªtines, Son los ousiders de la carrera hacia el El¨ªseo. Desde el comunista Robert Hue, que se esfuerza por erradicar todo vestigio de estalinismo en el seno del PCF para adaptar el partido a los nuevos tiempos y al que los sondeos le atribuyen un 8%, hasta Jacques Cheminade, el candidato de un desconocido grup¨²sculo, Nueva Solidaridad, que se empe?a en reivindicar la figura del trotskista estadounidense Lyndon LaRouche a pesar de que se le acusa de ultraderechista o de agente de la CIA. En medio quedan el vizconde Philippe de Villiers, cr¨ªtico ac¨¦rrimo de la Uni¨®n Europea, y la ecologista Dominique Voynet.
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