La familia del secuestrado no ten¨ªa medios para reunir el dinero del rescate
El cuerpo sin vida de Andr¨¦s Crespo Arias, de 45 a?os, ex directivo de una empresa de joyer¨ªa secuestrado el Jueves Santo en Madrid, fue encontrado despedazado anteayer por la noche, enterrado junto a un merendero de la sierra de Guadarrama. Seg¨²n la polic¨ªa, una pareja argentina propietaria de una charcuter¨ªa le asesin¨® pocas horas despu¨¦s de secuestrarle, pese a lo cual insistieron en pedir un rescate de un mill¨®n de d¨®lares (122 millones de pesetas). Crespo se hallaba en paro desde el 10 de enero tras un reajuste (disminuci¨®n) de la plantilla de su empresa, seg¨²n sus ex compa?eros. Estaba soltero. Su familia no ten¨ªa medios para reunir el dinero del rescate.
"Su cuerpo estaba troceado en miles de filetes", relat¨® el jefe de la polic¨ªa de Madrid, Carlos Corrales. Los asesinos s¨®lo respetaron su cabeza.La familia de la v¨ªctima pudo o¨ªr la voz del joyero solamente en una ocasi¨®n, pocos momentos despu¨¦s de ser secuestrado. Era la madrugada del Jueves Santo. Una persona con acento argentino telefone¨® a una hermana de Andr¨¦s Crespo y le exigi¨® el dinero del rescate. Horas despu¨¦s le mataron, seg¨²n informaron a este peri¨®dico fuentes policiales. Los asesinos dedicaron todo el d¨ªa a diseccionar el t¨®rax y las extremidades, profesionalmente, por cada una de las articulaciones.
Con el cuerpo dividido en miles de pedazos, volvieron a exigir, en repetidas ocasiones, un mill¨®n de dol¨¢res por su liberaci¨®n. Pero ya no pudieron aportar la voz del secuestrado. Y poco a poco fueron bajando sus pretensiones econ¨®micas. Hasta que el pasado mi¨¦rcoles la polic¨ªa consigui¨® cercar a los delincuentes y arrestarles cuando llamaban a la familia de Andr¨¦s desde una cabina.
Los detenidos son Jos¨¦ Roberto Morales, de 51 a?os, y su compa?era, Alcira Susana Calvito de las B¨¢rcenas, de 42. Ambos argentinos, hab¨ªan conocido a la v¨ªctima porque su charcuter¨ªa estaba, seg¨²n la polic¨ªa, junto al despacho de Andr¨¦s Crespo, presidente honor¨ªfico de Asircom (Asociaci¨®n Sindical de Representantes de Comercios de Madrid) y ex director comercial de la empresa de joyer¨ªa Vadacris, SL.
El m¨®vil
La polic¨ªa se ha referido a motivos econ¨®micos para explicar el m¨®vil del crimen. D¨ªas atr¨¢s se especul¨® con un ajuste de cuentas por deudas. Lo cierto es que el joyero fue asesinado muy pocas horas despu¨¦s de su secuestro, lo que imped¨ªa a los autores demostrar que lo ten¨ªan en su poder. Y dif¨ªcilmente pod¨ªan haberle dejado en libertad tras cobrar el rescate, ya que Andr¨¦s Crespo les conoc¨ªa perfectamente.
El secuestro se produjo m¨¢s tarde de las once de la noche d el mi¨¦rcoles santo. El coche del reh¨¦n, un Mitsubishi oscuro metalizado, fue hallado con las puertas abiertas y las llaves puestas estacionado frente al n¨²mero 5 de la calle de Aguil¨®n, en el distrito de Arganzuela.
Fue a las 3.40 del jueves cuando la hermana del joyero recibi¨® la llamada. Al descolgar el tel¨¦fono oy¨® una voz acongojada: "Estoy secuestrado, soy tu hermano". A continuaci¨®n, el hombre con acento argentino tom¨® el aparato y exigi¨® un mill¨®n de d¨®lares por la liberaci¨®n de Andr¨¦s (seg¨²n Juan Antonio Gonz¨¢lez, jefe de la Brigada de la Polic¨ªa Judicial, el secuestrado no ten¨ªa un patrimonio suficiente para reunir ese dinero). Antes de colgar, el comunicante fij¨® la entrega del rescate para el d¨ªa 18 (v¨¦ase EL PA?S del jueves pasado). Por ¨²ltimo advirti¨®: "Si avisan a la polic¨ªa, esparciremos los restos del cad¨¢ver por todo Madrid".
Once llamadas
Pese a la amenaza, la familia de Andr¨¦s denunci¨® el mismo jueves su desaparici¨®n, en la Secci¨®n de Secuestros y Extorsiones de la Brigada de la Polic¨ªa Judicial. Pero el joyero ya hab¨ªa sido asesinado entonces.
Los autores del secuestro repitieron llamada el mismo . jueves. En esa ocasi¨®n, a otro hermano del reh¨¦n. La misma voz argentina reiteraba las ¨®rdenes. En el mensaje a?adi¨® que Andr¨¦s estaba en perfecto estado. "Dispone de habitaci¨®n con ba?o", minti¨®. La familia recibi¨® 11 comunicaciones en total. Siempre un pariente distinto descolgaba el tel¨¦fono. Las dos ¨²ltimas llamadas fueron realizadas el mi¨¦rcoles 19. En ellas, la voz argentina rebajaba ya el dinero del rescate. Seg¨²n la polic¨ªa, exigi¨® la mitad del mill¨®n de d¨®lares.
Los agentes centraron las investigaciones en las personas relacionadas con el joyero. Entre ellas figuraba un argentino que hab¨ªa tenido una charcuter¨ªa junto al despacho de Andr¨¦s Crespo, en la calle de Raimundo Fern¨¢ndez Villaverde. Las investigaciones se centraron en el regente de esa tienda de alimentaci¨®n. Este principal sospechoso era Jos¨¦ Roberto Morales, domiciliado en la calle del Jazm¨ªn, en un chal¨¦ de la urbanizaci¨®n El Soto de la Moraleja (Alcobendas). All¨ª fue sometido a una vigilancia exhaustiva. Con asiduidad se desplazaba a cabinas telef¨®nicas de la plaza de Castilla, Arturo Soria y P¨ªo XII, y siempre acompa?ado de una mujer (identificada como su compa?era, Alcira Susana Calvito). La utilizaci¨®n de los tel¨¦fonos p¨²blicos coincid¨ªa con las llamadas que recib¨ªa la familia de Andr¨¦s Crespo.
El pasado mi¨¦rcoles, en una de las llamadas, la familia exigi¨® hablar con Andr¨¦s para entregar el rescate ese mismo d¨ªa (la polic¨ªa lo ten¨ªa disponible en billetes de 50 y 100 d¨®lares). Los comunicantes se negaron a ello.
La polic¨ªa prepar¨® entonces un dispositivo especial para sorprender al principal sospechoso. Jos¨¦ Roberto Morales y su compa?erasalieron de su casa de la Moraleja y se dirigieron a una cabina en la confluencia de la Castellana con Eduardo Dato. Tras salir de ella, los agentes les abordaron. El hombre desenfund¨® un rev¨®lver marca Picara Argentina, del calibre 32, cargado con 7 cartuchos. Mientras, su compa?era tiraba al suelo una nota manuscrita con varios tel¨¦fonos de los familiares de Andr¨¦s y el texto que acababa de transmitir por el tel¨¦fono. Seg¨²n la polic¨ªa, el secuestrador no lleg¨® a disparar. Fue detenido cuando intentaba huir en direcci¨®n a Eduardo Dato.
En el registro del domicilio de la pareja argentina, la polic¨ªa hall¨® otros n¨²meros de tel¨¦fono de la familia, un cheque bancario en blanco de la cuenta del secuestrado y una tarjeta de visita de Vadacris, la empresa de joyer¨ªa donde trabaj¨® Crespo.
El mismo mi¨¦rcoles, la polic¨ªa interrog¨® a los vecinos de los s 9cuestradores. Uno de ellos hab¨ªa visto el Jueves Santo, a las 23.30, a la pareja. Sal¨ªan de la casa cargados con tres bolsas y tomaron un taxi.
La polic¨ªa hizo gestiones en las emisoras de radiotaxi para localizar al conductor del veh¨ªculo que hab¨ªa acudido al domicilio aquel d¨ªa y a aquella hora. El taxista en cuesti¨®n fue localizado, y confirm¨® que hab¨ªa llevado a la pareja el jueves por la noche, con tres pesadas bolsas, hasta la finca de los Pradillos, en la carretera de Guadarrama a Cercedilla. Y all¨ª fue donde enterraron los restos despu¨¦s de despedir al taxista.
?Por qu¨¦ utilizaron un taxi, lo que significa dejar una pista? No tiene l¨®gica, pero vecinos de los detenidos explicaron ayer a este peri¨®dico que la pareja argentina no utilizaba nunca coche privado. ?C¨®mo regresaron a Madrid desde el descampado de la sierra? En taxi tambi¨¦n, seg¨²n explic¨® ayer a EL PA?S el conductor que les llev¨® hasta la capital.
En Guadarrama (7.400 habitantes) s¨®lo hay siete taxistas, que apenas hacen carreras nocturnas (s¨®lo cuando se les reclama desde alg¨²n sitio conocido, como la Polic¨ªa, Municipal o la Guardia Civil). Uno de estos conductores, Amalio Esteban, declar¨® ayer a EL PA?S -"me he acordado mirando el libro donde apunto los trabajos que hago", dijo- que en la noche del Jueves al Viernes Santo traslad¨® hasta la capital "a dos ciudadanos extranjeros con acento argentino", informa Federico Sim¨®n. "Me llamaron a las cinco menos cuarto desde el bar Piqu¨ªo y los recog¨ª a las cinco en punto", hace memoria; "luego, los llev¨¦ a la estaci¨®n de Chamart¨ªn".
Amalio Esteban recuerda tambi¨¦n que sus dos clientes "estaban muy delgados y eran muy morenos, como quemados por el sol". S¨®lo llevaban una bolsa grande. "Pero estaba vac¨ªa, no pesaba nada cuando la met¨ª en el maletero". Al taxista no le pareci¨® que estuvieran nerviosos, pero s¨ª detalla que ella ten¨ªa mucho fr¨ªo, -"pidi¨® que encendiera la calefacci¨®n del coche"-. Apenas hablaron durante el viaje.
Vuelta al lugar del crimen
Anteayer, jueves, por la noche, la mujer detenida fue trasladada por la polic¨ªa, en compa?¨ªa de la abogada que ella design¨®, hasta el paraje de la sierra donde les dej¨® el taxista, cerca del merendero de las Monjas. En presencia del juez de instrucci¨®n n¨²mero 2 de Collado Villalba, los agentes registraron la zona. Cerca de una pared de piedra encontraron tierra removida. Una vez excavado ese punto, hallaron el cad¨¢ver descuartizado. La videoc¨¢mara de los agentes registr¨® el momento. S¨®lo la cabeza estaba ¨ªntegra
" Ha sido seccionado y cortado por todas las articulaciones", se?al¨® ayer Carlos Corrales, director de la Polic¨ªa de Madrid, en una conferencia de prensa presidida por la delegada del Gobierno, Pilar Lled¨®.
El detenido Jos¨¦ Roberto Morales se hab¨ªa ofrecido hace unos meses al padre de Anabel Segura para ayudarle en el secuestro de su hija, haci¨¦ndose pasar por polic¨ªa argentino. Los investigadores creen que s¨®lo pretend¨ªa obtener alg¨²n beneficio y que no tiene relaci¨®n con este caso, puesto que lleg¨® a Espa?a en febrero de 1994, mucho tiempo despu¨¦s de ese secuestro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.