Libros, libres
EL D?A del Libro, que hoy se celebra en toda Espa?a, abre un calendario de merecidas fiestas sobre este humilde objeto. Catalu?a, bajo la simb¨®lica tutela de Sant Jordi, se llena este fin de semana de librer¨ªas callejeras y, lo que es m¨¢s importante, de clientes in¨¦ditos o espor¨¢dicos de este imprescindible lujo del esp¨ªritu."Dif¨ªcil es encontrar un d¨ªa con mayor simbolismo literario que el 23 de abril. Se conmemora la muerte de Miguel de Cervantes, el hombre que elev¨® a la literatura espa?ola a cotas irrepetidas. El mismo d¨ªa, en diferente calendario, mor¨ªa otro genio de las letras, el ingl¨¦s William Shakespeare. En Alcal¨¢ de Henares, cuna del universal escritor espa?ol, los reyes de Espa?a entregar¨¢n ma?ana el Premio Cervantes de este a?o a uno de los grandes novelistas vivos de nuestras letras, Mario Vargas Llosa. Colaborador habitual en estas p¨¢ginas -hoy mismo publicamos un art¨ªculo suyo y una entrevista con ¨¦l-, reciba desde aqu¨ª nuestra cordial enhorabuena.En mayo, la abarrotada Feria del Libro madrile?a cerrar¨¢ este ciclo primaveral de celebraci¨®n de la cultura. Los editores buscaban un por desgracia necesario pretexto para que se hablara del libro y lo encontraron en la citada coincidencia de fechas entre la muerte de Cervantes y Shakespeare y la onom¨¢stica de un santo legendario en el calendario cristiano. Satisfechos por el auge de esta conmemoraci¨®n, los mismos editores piensan en exportar este D¨ªa del Libro para convertirlo en una jornada internacional de celebraci¨®n de la lectura y la literatura, idea que propondr¨¢n a sus colegas extranjeros. Desde hace siete a?os, a imitaci¨®n de los catalanes, los japoneses tambi¨¦n regalan un libro y una rosa. Ahora se trata de que m¨¢s pa¨ªses sucumban al encanto de las flores y las hojas literarias, que simbolizan la ternura y el saber, el amor y la libertad.
Al margen. de las distintas maneras de festejarlo, lo importante es que el libro sea sujeto de una celebraci¨®n. Esta fecha suscita tambi¨¦n recurrentes reflexiones pesimistas sobre el futuro del libro y de la lectura, en un mundo donde avanzan el iletrismo y las nuevas tecnolog¨ªas audiovisuales. Se habla del hundimiento de la galaxia Gutenberg en el marasmo de una revoluci¨®n inform¨¢tica que, para los agoreros, est¨¢ re?ida con la cultura. Se comenta con perplejidad que un pa¨ªs siempre alistado en la franja m¨¢s baja de los ¨ªndices de lectura europeos edite al a?o unos 50.000 t¨ªtulos. Hasta parece sospechoso que m¨¢s del 20% de las novedades editoriales se aglomeren en estas fechas en lo que parece un ef¨ªmero atrac¨®n de letra.
Con la misma insistencia que se producen estos malos augurios, la realidad desmiente cada a?o la inminencia del anunciado funeral de la cultura y ofrece signos esperanzados sobre el futuro de la cultura literaria. Los nuevos soportes inform¨¢ticos modifican el mercado del libro, pero, a la postre, amplifican el de la lectura. Cierto que hay una sospechosa abundancia de t¨ªtulos, muchos de inter¨¦s discutible. Pero lo importante es que ¨¦l lector tenga mecanismos de discernimiento, que es elecci¨®n en libertad, y que no se le restrinja la oferta desde algunos despotismos ilustrados. Tambi¨¦n es cierto que no es parejo el ¨ªndice de compra compulsiva, con motivo de este d¨ªa, con el de lectura. Pero, al margen de los an¨¢lisis sobre el mercado editorial y la conveniencia de reforzarlo -dotando las bibliotecas, fomentando la necesidad de leer y educando en el goce de esa lectura-, hoy es la fiesta del libro, una fiesta de la cultura que es tambi¨¦n, en definitiva, la. celebraci¨®n de nuestra libertad.
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