Nunca he sido una estrella"
Zubizarreta repasa su dilatada carrera a 48 horas de su partido n¨²mero 100 con la selecci¨®n
Debut (septiembre-81)-Los recuerdos de nii debut con el Athletic est¨¢n m¨¢s relacionados con los d¨ªas previos que con el partido ante el Atl¨¦tico de Madrid en el Manzanares. La AFE ten¨ªa convocada una huelga y todos est¨¢bamos pendientes de las noticias que nos llegaban. Yo me encontraba en el cuartel de Murgu¨ªa, de maniobras. Si se desconvocaba la huelga, ir¨ªa a Bilbao a entrenar. En caso contrario tendr¨ªa que permanecer en el cuartel. Tras la desconvocatoria, comenc¨¦ a sentir toda la vor¨¢gine previa al encuentro. Me cost¨® elegir la ropa que me iba a poner. Hab¨ªa hablado con el Txopo (Ir¨ªbar) de la importancia que tiene para los porteros la definici¨®n de la imagen. Era el momento de decidir, de salir al estreno con una ropa muy concreta. Record¨¦ que el Txopo hab¨ªa jugado algunos partidos con un jersei verde. Decid¨¦, por lo tanto, estrenarme de verde. Del partido tengo im¨¢genes muy difusas, pero no olvido el primer gol que recib¨ª. Hugo S¨¢nchez tir¨® un c¨®rner, yo sal¨ª a por la pelota, pero no llegu¨¦, y Ruiz, desde atr¨¢s, hizo el gol. El segundo fue de Marcos. Jugu¨¦ mal, muy nervioso, precipitado.
Primera Liga(1983)
El Athletic jugaba su ¨²ltimo partido de Liga en Las Palmas. Nos sent¨ªamos satisfechos, porque lo que hab¨ªamos hecho ten¨ªa un m¨¦rito enorme. ¨ªbamos a disfrutar del partido. Por medio surgi¨® una cuesti¨®n casi dom¨¦stica. El Athletic hab¨ªa invitado al viaje a las mujeres de los jugadores. S¨®lo a las mujeres", nos dijo Dani en el vestuario. Las novias no iban. Hubo un peque?o mot¨ªn y decidirnos hacer una votaci¨®n. Al final, los solteros pagamos los billetes a nuestras novias. El ambiente durante el viaje fue nervioso. Sin embargo, la primera sensaci¨®n del partido fue desastrosa: De Andr¨¦s marco en propia meta. Pero el equipo reaccion¨® y remont¨®. Supongo que ser¨ªa por la calidad del equipo, pero desde mi punto de vista fue una prueba de coraje. Cuando termin¨® el encuentro (el Athletic gan¨® 15), hab¨ªa gritos, gente que te dec¨ªa que el Valencia le ganaba al Madrid y una sensaci¨®n de incredulidad, porque en aquel momento hab¨ªa una especie de mito sobre la infalibilidad del Madrid en esa clase de situaciones.
La selecci¨®n (1985) .
Hab¨ªa ido a visitar a mi novia, que estudiaba en Palencia. Est¨¢bamos en un bar, con la televisi¨®n a mi espalda. S¨¦ que o¨ª: Zubizarreta y Ablanedo, porteros. Pero cre¨ª que hab¨ªa entendido mal, que ser¨ªa Arconada. Mi novia que estaba de frente a la televisi¨®n, ve¨ªa las letras. "?Qu¨¦ ha dicho?", le pregunt¨¦. "Dice que Ablanedo y t¨²", me contest¨®. Me di la vuelta y entonces vi la lista. Sent¨ª que algo se me ca¨ªa encima. Uno de los aspectos mas curiosos fue el escenario Era un partido amistoso frente a Irlanda, en Cork. Siempre sublimas todo lo que rodea a la selecci¨®n: grandes capitales, campos imponentes, hoteles de lujo. Cork era lo contrario, un pueblo peque?o con un campo de Segunda o Tercera. Sali¨® un d¨ªa de mucho viento. Recuerdo que el bal¨®n era muy ligero y que en Irlanda jugaba Liam Brady, un futbolista excelente. Empatamos a cero y fue mi deb¨² como titular. Hubo una frase de Manolo Delgado, preparados f¨ªsico de la selecci¨®n, que me qued¨® grabada en la memoria. Delgado estaba con Angel Mur, el masajista. "Esa espalda, ?no te recuerda a la de alguien?", le coment¨® a Mur. "Si, la de aqu¨¦l (por Ir¨ªbar)".
El traspaso (1986)_
El d¨ªa m¨¢s largo. El Barcelona se hab¨ªa dirigido a m¨ª a trav¨¦s de un intermediario. Yo quer¨ªa una confirmaci¨®n y me reun¨ª con un directivo del Barcelona despu¨¦s de un partido con la selecci¨®n. Tuve la confirmaci¨®n, pero no hab¨ªa nada concreto. Eran m¨¢s intenciones que otra cosa. Yo quedaba libre en junio del 86. El Athletic no ten¨ªa derecho a recibir dinero por el fichaje, pero mi primera condici¨®n con el Barcelona fue que el Athletic estuviera de acuerdo en el traspaso. Y el Athletic estuvo de acuerdo, cosa que no hubiera imaginado nunca.
Despu¨¦s de varias horas de negociaciones con todas las partes, me sent¨ª mal, sobrepasado. Llam¨¦ por tel¨¦fono a mi mujer y le dije que me quedaba en el Athletic.
Me puse en contacto con el Athletic, pero me contestaron negativamente. Los dos clubes hab¨ªan llegado a un acuerdo. Todos quedamos de acuerdo en mantener en secreto la noticia hasta despu¨¦s del Mundial. Al bajar a la recepci¨®n del hotel, mi sorpresa fue encontrarme con un directivo del Athletic que estaba hablando con un peri¨®dico de Bilbao para informar del traspaso. Todo aquello fue muy inoportuimo, porque el Barcelona ten¨ªa que jugar d¨ªas despu¨¦s la final de la Copa de Europa con el Steaua. La verdad es que no fue una entrada f¨¢cil en el Barclona.
Copa de Europa (1992)
Cuando empez¨® la Copa de Europa, saber que la final era en Werribley ten¨ªa un sabor estimulante En los d¨ªas anteriores a la final tuve un sensaci¨®n enorme de responsabilidad. Sab¨ªa que el Barcelona hab¨ªa llegado a esos momentos tan importantes otras veces, pero no los hab¨ªa rematado. Pero esta vez hab¨ªa buenas vibraciones en el equipo. Todo ayud¨¦: el hotel era peque?o y estaba apartado del centro de Londres, junto a un campo de golf. Era un lugar agradable. Por la tarde fu¨ªmos a Wembley a entrenar. Yo ten¨ªa un recuerdo cercano de la fisonom¨ªa de Wembley. Hab¨ªa jugado all¨ª con una selecci¨®n mundial y recordaba bien aquellas dos torres legendarias. Cuando las vi al final de la calle, algo se me movi¨® en el est¨®mago. Me volvi¨® a llamar la atenci¨®n la peque?ez del vestuario y la majestad del estadio. La siesta previa al encuentro se me hizo muy larga, interminable. No llegaba nunca la hora de bajar a merendar. El m¨ªster (Cruyff) coment¨® algo muy parecido a lo de Clemente en Las Palmas. "El que llega hasta aqu¨ª, a jugar la final de una Copa de Europa, y en Wernbley, tiene que disfrutarlo. Al fin y al cabo, el destino est¨¢ escrito,".
Aquella falta me pareci¨® una buena opci¨®n para Ronald (Koeman), aunque me pareci¨® que es taba un poco lejos. No vi. entrar la pelota. Vi como el. bal¨®n superaba la barrera y luego el movimiento de la gente, la explosi¨®n de alegr¨ªa, con todos los jugadores detr¨¢s de Ronald, hacia el c¨®rner. Cuando acab¨® el partido, pens¨¦ que Tal¨ªn (Alexanco) deb¨ªa recoger la Copa, a pesar de que tradicionalmente el trofeo lo recoge el capit¨¢n. Creo que ha sido una de las pocas finales en las que el capit¨¢n no alza, la Copa. "Tal¨ªn recoge la Copa, ?no?", le coment¨¦ a Cruyff. Creo que se qued¨®. un poco cortado. Tuve una sensaci¨®n diferente a la que tuve con. la primera Liga del Athletic. Aquellos hab¨ªan sido momentos de alegr¨ªa desbordante; estos eran instantes m¨¢s racionales, de mayor control. Me sent¨¦ en el centro del. campo, disfrutando de la alegr¨ªa de la gente m¨¢s joven del equipo. Cuando bajamos con la Copa nos hicieron las fotos y yo me coloqu¨¦ en una esquina, por eso no aparezco en las fotos oficiales.
Dinamarca (1993)
Fueron d¨ªas dif¨ªciles Cruyff me hab¨ªa dejado fuera en dos partidos de Liga y estaba el encuentro decisivo contra Dinamarca. Si gan¨¢bamos, ¨ªbamos al Mundial de Estados Unidos. Se produjo una gran pol¨¦mica entre los que defend¨ªan mi presencia como titular ante los daneses y los, que me rechazaban. Cre¨ªa que todo aquello no me afectar¨ªa, que podr¨ªa dominar lo que suced¨ªa a mi alrededor. Pero la gente que me conoce, como Clemente, me dec¨ªan que hab¨ªa algo raro en mi comportamiento. La situaci¨®n me pudo. Seguramente si se hubiera resuelto bien aquella- jugada con Laudrup mi primera, intervenci¨®n en el partido-, las cosas habr¨ªan cambiado. Lo cierto es que entr¨¦ al partido-muy tenso, muy duro, muy r¨ªgido. Durante la comida hab¨ªa tenido una discusi¨®n absurda con Gerardo Gonz¨¢lez (secretario de la Federaci¨®n) por un asunto de entradas. No estaba bien metido en el partido, aunque s¨ª creo que tuve un momento de lucidez. Si ten¨ªa que hacerle falta a Laudrup, ten¨ªa que hac¨¦rsela fuera del ¨¢rea y luego protestar al ¨¢rbitro, dar tiempo a que Ca?izares tuviera unos instantes para calentar y pensar.
Atenas (1994)
Tuve malas vibraciones desde el s¨¢bado anterior, el d¨ªa que con quistamos la cuarta Liga. Sent¨ª algo raro, a pesar de la celebraci¨®n si inesperada del t¨ªtulo. No era o ismo de'Wemfley. El ma?ana simiente a la derrota Vente al Milan en la mal de la Copa de Europa, di un paseo con mi mujer y mis hijos. Cuando volvinos, Cruyff estaba eyendo un libro unto a la piscina. S¨®lo estaba ¨¦l. poco. Poco despu¨¦s llegaron el presidente N¨²?ez y Gaspart (vicepresidente). Vi que entraban en una sala con Cruyff. "En esa habitaci¨®n se decide nuestro futuro", le dije a mi mujer. Ten¨ªa una sensaci¨®n extra?a. Despu¨¦s de comer le c coment¨¦ a Gaspart: "?No tendr¨¢s nada que decirme?". Me dijo que no. En el viaje al aeropuerto, le volv¨ª a hacer la misma pregunta. "S¨ª, tengo que hablar contigo", respondi¨®. Cuando conoc¨ª la decisi¨®n me sent¨ª incr¨¦dulo.
Centenario (26-4-95)
Partido n¨²mero cien: contra Armenia. Para ir contra corriente, un poco como ha sido mi carrera. Llega despu¨¦s del partido 500 en Liga. En el Bernab¨¦ti, un gran escenario. Y despu¨¦s, Armenia: el f¨²tbol te coloca en tu sitio. Nunca he sido una gran estrella. Por eso me parece bien que sea en Armenia. Ni Italia, ni Wembley.,
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