Los francotiradores se adue?an de nuevo de Sarajevo
Mientras que el consejo militar de la OTAN ha pedido a sus miembros que ultimen planes para el env¨ªo de tropas queprotejan una eventual retirada de los cascos azules de Bosnia-Herzegovina, sobre el terreno los soldados de la Fuerza de Protecci¨®n de Naciones Unidas (Unprofor) tratan de convivir con la peor cara de laguerra: la de los combatientes que matan y no dan la cara. En Sarajevo se llaman francotiradores. Nunca se han ido, pero han vuelto reforzados a ense?orearse de la ciudad y desquiciar m¨¢s a sus habitantes.
Estos francotiradores son la prioridad m¨¢xima en las ¨²ltimas horas para Unprofor, que intentaba ayer poner de acuerdo a los responsables bosnios y serbios para que restablezcan inmediatamente el acuerdo que firmaron en septiembre del a?o pasado comprometi¨¦ndose a detener el trabajo de estos asesinos silenciosos. Los cascos azules y las autoridades locales de la capital bosnia despliegan nuevas barreras en sus calles -veh¨ªculos pesados, conta¨ªners, planchas de hormig¨®n, refuerzos de sacos terreros para intentar proteger a la indefensa poblaci¨®n civil.El mejor seguro, sin embargo, es la lluvia y la neblina, como ayer. Oscurecidos a principios de semana por los violent¨ªsimos combates artilleros entre sitiadores serbios y defensores bosnios, los de mayor envergadura conocidos por Sarajevo en dos a?os, los francotiradores, serbios en su gran mayor¨ªa, se han crecido con el relativo apaciguamiento de las ¨²ltimas 48 horas. Y han a?adido un elemento suplementario de terror al cambiar algunas de sus posiciones habituales.
Los habitantes de la capital bosnia, acostumbrados por tres a?os de asedio a conocer los emplazamientos desde los que se les intenta dar caza, a saber en qu¨¦ cruce hay que correr y en cu¨¢l no, se informaban ayer con p¨¢nico de que ya no parece haber intersecci¨®n segura. Al menos seis personas han perdido la vida desde el mi¨¦rcoles.
Seg¨²n estimaciones de la polic¨ªa bosnia, m¨¢s de un 20% de los 10.000 muertos habidos en Sarajevo desde que se iniciara en 1992 el cerco de los ultranacionalistas serbios lo han sido por tiradores emboscados. S¨®lo en una peque?a zona de la ciudad vieja, la defensa civil lleva contabilizados m¨¢s de un centenar de muertos desde mayo de 1993, cuando Sarajevo fue declarada zona segura por el Consejo de Seguridad.
El mando de los cascos azules en Sarajevo ha pedido al primer ministro bosnio, Haris Silajdzic, y al general en jefe serbio, Ratko MIadic, medidas urgentes, que estaban siendo discutidas ayer, para llevar cierta seguridad a las calles de Sarajevo. MIadic dice, por tel¨¦fono, querer vincular esta seguridad a la de sus correligionarios serbios de la regi¨®n de Krajina, parte de cuyo territorio (la Eslavonia occidental) fue reconquistado hace dos semanas por el Ej¨¦rcito croata. Las patrullas francesas contra francotiradores han sido reforzadas en las zonas de Sarajevo que vigilan bajo control gubernamental; lo propio sucede con las del batall¨®n ruso desplegado en las ¨¢reas de la capital bajo dominio serbio. Un portavoz de Unprofor se?al¨® que comienza a haber v¨ªctimas civiles de francotiradores tambi¨¦n en el lado serbio, sobre todo en el barrio de Grbavica.
Una reserva de caza
"Esto es como una reserva de caza, en la que los animales se esconden cuando llega el cazador", dice Enes Delic, ex soldado, desde la barra de su bar. El cazador promedio de esta reserva es un tirador serbio "que utiliza un rifle de precisi¨®n con mira telesc¨®pica hecho en la antigua f¨¢brica yugoslava de Crvena Zastava, en Kragugevac". "La mejor distancia, desde la que consiguen mejores resultados, son los 1.200 metros, aunque hasta los dos kil¨®metros los disparos son eficaces", dice Delic.
La configuraci¨®n de la ciudad, extendida longitudinalmente a lo largo del r¨ªo Miljaka, recostada entre colinas en su mayor¨ªa dominadas por los sitiadores, la convierte en un escenario perfecto para esta variante del terror.
Las condiciones de la capital bosnia no han dejado de deteriorarse desde que finaliz¨® hace 20 d¨ªas la tregua nominal entre serbios y bosnios vigente desde el 1 de enero. Unprofor, cada vez con menos poder de interlocuci¨®n entre los bandos enfrentados, intenta estabilizar la situaci¨®n b¨¦lica tras asistir impotente a las batallas artilleras del martes y el mi¨¦rcoles.
El otro objetivo inmediato del mando de los cascos azules es intentar obtener de los serbios la reapertura del aeropuerto de Sarajevo, cerrado a los vuelos humanitarios desde hace ya cinco semanas. El gas, adem¨¢s, es administrado con cuentagotas por los sitiadores.
Virtualmente todo lo que consume esta ciudad de 300.000 habitantes entra ahora por una peligrosa pista forestal en el monte Igman batida por los morteros serbios. Y acaba en un trajinado y angosto t¨²nel en el que un ej¨¦rcito de porteadores acarrea noche y d¨ªa mercanc¨ªas a las tarifas fijadas por la Armija (Ej¨¦rcito bosnio. de mayor¨ªa musulmana): un marco alem¨¢n (86 pesetas) por kilo transportado o mil marcos por hora de trabajo. Sarajevo no est¨¢ desabastecida, pero los precios que hay que pagar por la comida est¨¢n en consonancia con las dificultades descritas. Un nuevo t¨²nel casi construido, que permitir¨¢ el paso de veh¨ªculos por la ruta del Igman ¨²nica v¨ªa de acceso a la capital: est¨¢ paralizado desde el mes pasado.
Por otra parte, el parlamento de la autoproclamada Rep¨²blica Serbia de Krajina, prosigui¨® ayer con su reuni¨®n en un clima de divisi¨®n entre los partidarios del presidente Milan Martic, impulsor de la pol¨ªtica intransigente frente a Zagreb y defensor de la tesis de fusi¨®n con la Gran Serbia, y aquellos, como el primer ministro Borislav Mikelic, que propugnan, soluciones de compromiso.
El punto central de discusi¨®n fue la derrota en Eslavonia occidental. Mikelic acus¨® a Martic de dejar desguarecido el enclave despu¨¦s de haberse lanzado una pol¨ªtica de, provocaciones. Martic, hombre que cuenta con el apoyo del presidente de Serbia, Slobodan Milosevic, perdi¨® todo cr¨¦dito internacional en los recientes bombardeos contra la poblaci¨®n civil de Zagreb en represalia por su derrota en Eslavonia. El propio Martic se vanaglori¨® de haberlos ordenado.
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