Los secretos del templo
Cuando se honra a las finanzas, dec¨ªa Montesquieu, el Estado se halla perdido. Esta bonita frase parece la materia subyacente de ciertos movimientos de histeria detectados ayer en medios bancarios a p rop¨®sito de Jos¨¦ P¨¦rez. Aqu¨¦llos que como Mario Conde intentaron contratar, sin ¨¦xito, al entonces director general y hoy subgobernador, Miguel Mart¨ªn, para el cargo de consejero delegado, dir¨¢n ahora sin el menor desparpajo que el fichaje de P¨¦rez por el BBV es la prueba de la conspiraci¨®n del 28 de diciembre de 1993.A lo largo de 1994 y primeros de 1995, P¨¦rez recibi¨® varias ofertas. No las acept¨®. El BBV, cuyo narcisismo est¨¢ de capa ca¨ªda pese a su buena evoluci¨®n financiera, por la fuga de diversos profesionales y la p¨¦rdida de dos subastas importantes, le sac¨® punta e hizo la oferta a P¨¦rez. El pasado martes, en el consejo del Banco de Espa?a, se inform¨® que P¨¦rez tiene el proyecto de marcharse y que, tal como lo prev¨¦ un reglamento que aprobar¨¢ el consejo de gobierno previsto para el pr¨®xim¨® martes, se mantendr¨¢ en cuarentena seis meses. No es la primera ni ser¨¢; la ¨²ltima vez que un director general del Banco de Espa?a es fichado por entidades privadas.
Aunque Montesquieu exagera, es l¨ªcito preguntarse si Jos¨¦ P¨¦rez est¨¢ contraviniendo, al aceptar la oferta del BBV, alguna norma ¨¦tica o est¨¦tica, habida cuenta de que no existe ning¨²n impedimento legal o reglamentario para que lo haga. Por otra parte, la legislaci¨®n espa?ola no es una ex cepci¨®n porque tampoco en Estados Unidos o en el Reino Unido existen los citados impedimientos e, incluso, incompatibilidades, como es el caso espa?ol en el que existen dos a?os para la persona que abandona el puesto de gobernador.
P¨¦rez entr¨® al Banco de Espa?a en 1972, despu¨¦s de dedicarse varios a?os enPero si en el fondo no deber¨ªan existir objeciones, la manera de dar el salto deber¨ªa ser cuidadosa. Si el gobernador tiene un periodo de dos a?os de incompatibilidades quiz¨¢ para el cargo de director general deber¨ªa establecerse un periodo algo m¨¢s amplio. Por ejemplo, un a?o.
Existe otro problema: la remuneraci¨®n durante este periodo. Seg¨²n el reglamento que el consejo de gobierno va a considerar para su aprobaci¨®n, se prev¨¦ para los ejecutivos que abandonan su puesto el pago de dos meses por a?o trabajado con un tope de cuatro a?os. Ello quiere decir que un director general cobrar¨¢ unos 60 millones al dejar la instituci¨®n, incluso cuando se trata de un abandono voluntario.
Ser¨ªa l¨®gico que el banco se hiciese cargo del pago durante el periodo de incompatibilidades. Si son dos a?os, pues dos a?os; y si son seis meses, seis meses, ya que estar¨ªa m¨¢s en l¨ªnea con las r¨ªgidas normas de incompatibilidades de altos cargos en la Administraci¨®n y con las exhortaciones a la austeridad salarial.
En cuanto a los murmullos de Madrid-Poisonville (Ciudad Venenosa) s¨®lo cabe seguir los consejos de un gran florentino: ?Segui il tuo corso, e lascia dir le genti!
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.