La "provocaci¨®n ling¨¹¨ªstica", vista por los lectores
Un buen n¨²mero de lectores ha telefoneado a este departamento interesados por saber cu¨¢les han sido las respuestas a la llamada provocaci¨®n ling¨¹¨ªstica que hab¨ªa lanzado Jos¨¦ de Primitivo al plantear la posibilidad de simplificar la escritura de la lengua espa?ola.La vivacidad, por no decir la violencia verbal, de muchas de las respuestas o la extensi¨®n de las mismas (cartas a veces que superaban las 2.000 palabras) indica, a mi modo de ver, el gran amor que la gente tiene por la lengua.
Querr¨ªa empezar subrayando que la llamada provocaci¨®n ling¨¹¨ªstica era de un lector y no del Defensor del Lector, que lo ¨²nico que hizo fue proponerla al debate de los otros lectores, ya que se refer¨ªa a un tema muy, concreto abordado en muchas ocasiones por este departamento: las quejas de los lectores por los muchos errores ortogr¨¢ficos que se nos escapan a diario en el peri¨®dico.
Y querr¨ªa tambi¨¦n indicar que aqu¨ª cerramos hoy el debate. Si acaso, lo recoger¨¢ el peri¨®dico en otra de sus secciones.
Las reacciones de los lectores que se han puesto en contacto con el Defensor del Lector podr¨ªan resumirse as¨ª:
a) Viscerales, intransigentes y hasta fundamentalistas, que han llegado incluso a insultar al lector que hab¨ªa lanzado la provocaci¨®n. Por primera vez alg¨²n lector me ha colgado el tel¨¦fono porque no quer¨ªa ni discutir. "Propuesta absurda", "una verdadera parida que no merec¨ªa la publicidad que usted le ha dado". Otros han ironizado porque el lector era 'Tuncionario de banco". Ha habido quien ha llegado a hablar de "blasfemia".
b) Los que est¨¢n en desacuerdo con la idea, pero lo razonan serenamente, ofreciendo argumentos muy v¨¢lidos. Por ejemplo, la joven estudiante Noem¨ª Benito Fuentes, quien escribe desde Zamora: "Como alumna de COU, me resultar¨ªa sencillo apoyar la postura de quienes, como Jos¨¦ de Primitivo, afirman la posibilidad de hacer desaparecer ciertas graf¨ªas, pero tambi¨¦n creo, como alumna, que no hay que dar tantas facilidades al usar nuestra lengua. Por favor, ya nos quitaron nuestros queridos lat¨ªn y griego; ahora, la filosof¨ªa; espero que nos dejen por lo menos disfrutar de la belleza de la lengua castellana, ¨ªntegra, virgen, y no mancillada por intentar hacer una lengua de uso m¨¢s c¨®modo".
Otros, como Rafael Gil, se preguntan si, "lejos de culpar a la RAE de lo complicado y prolijo de sus normas", no habr¨ªamos de preguntarnos si el general desconocimiento de muchas de ellas no se debe m¨¢s bien "a la p¨¦sima calidad del sistema educativo".
Un licenciado en periodismo, Jes¨²s Alonso L¨®pez, cree que no se trata de simplificar la ortograf¨ªa, ya que, por lo que se refiere a los peri¨®dicos, "la mayor responsabilidad de los errores ling¨¹¨ªsticos es achacable a los redactores, por dos motivos: la prisa a la hora de escribir y la contaminaci¨®n de los diversos lenguajes, empezando por el de los pol¨ªticos, que es", dice, "el que produce m¨¢s deterioro de la lengua". Alg¨²n lector, como Jos¨¦ L. Herrera, ha escrito en clave de humor provocador: "Habr¨ªa que castigar severamente al alumno que se permita poner un solo acento".
c) Los qu¨¦ est¨¢n de acuerdo a mitad. Piensan que el debate es "interesante" y que en algunas cosas podr¨ªa simplificarse la ortograf¨ªa de nuestra lengua, pero rechazan algunas de las propuestas concretas del lector, como la de igualar la ll y la y, o la b y la v. Por ejemplo, una lectora extranjera, Rosemary Roberts, quien, sin embargo, afirma: "En lo que estoy de acuerdo es en lo de los acentos, ya que, normalmente, se puede entender el sentido de lo escrito sin ellos. En. ingl¨¦s no utilizamos acentos, pero sabemos d¨®nde poner la acentuaci¨®n en cada palabra".
d) Los que est¨¢n de acuerdo con el tema de fondo de simplificar en parte la lengua escrita. As¨ª, Luis Santos, que escribe: "Concuerdo en principio con Jos¨¦ de Primitivo por varias razones, entre, ellas, porque tiene la belleza formal de la l¨®gica y contiene la hermosura inefable de la utop¨ªa. Das w?re was schones!" que dir¨ªa un alem¨¢n nost¨¢lgico". Y concluye: "En cualquier caso, bienvenido sea el debate".
Luis Chamarro Gallego va a¨²n m¨¢s all¨¢: "No s¨®lo estoy plenamente de acuerdo con las propuestas reflejadas en el art¨ªculo, sino que yo, adem¨¢s, seguir¨ªa provocando a?adiendo otras dos m¨¢s: que s¨®lo las palabras llanas no llevaran acento y la creaci¨®n de una letra ¨²nica que represente por s¨ª sola el sonido che. La l¨®gica y el sentido com¨²n deber¨ªan privar siempre en la vida: tambi¨¦n en la lengua escrita: escribir igual que se pronuncia".
Por su parte, Joaqu¨ªn Cervino Santias escribe: "Me parece una idea excelente que el Defensor del Lector d¨¦ acogida a proyectos como el de la provocaci¨®n ling¨¹¨ªstica. Personalmente soy partidario de la ortograf¨ªa acad¨¦mica, pero reconozco que, sin llegar a la complejidad de la ortograf¨ªa francesa, la espa?ola exige la memoraci¨®n de muchas reglas y no menos excepciones. Desgraciadamente, no todas las reglas son claras y hay que aprender toda una serie de recetas orientativas que acaban empujando al escritor hacia el diccionario m¨¢s a mano. El alem¨¢n, el italiano y el ruso simplificaron sus respectivas ortograf¨ªas aporvechando coyunturas hist¨®ricas. Desaparecieron en el italiano la j y la h, menos en parte del verbo haber, y el tvuordi snak ruso y otros caracteres cir¨ªlicos reiterativos, con la consecuencia de que estas lenguas disfrutan hasta la fecha de una ortograf¨ªa bastante fon¨¦tica, ya que el fonetismo absoluto es casi imposible, como lo prueba la ortograf¨ªa fon¨¦tica cient¨ªfica".
Ram¨®n Lamas es el m¨¢s tajante: "?Que qu¨¦ opino de la provocaci¨®n del lector? Pues que de ?puta madre!, tanto en cuanto al tema como sobre el modo de plantearlo, porque hay que romper esquemas. ?Adelante, no se paren!".
Por ¨²ltimo, Juan Manuel Santos Algaba contesta la tesis de que la culpa de los errores sea de la escuela con estas palabras: "Como profesional de la ense?anza, tengo que decir que la ortograf¨ªa es una de las asignaturas pendientes y uno de los factores m¨¢s importantes del fracaso escolar. Dicen algunos t¨¦cnicos que los alumnos hacen faltas de ortograf¨ªa porque est¨¢n mal escolarizados. Donde yo trabajo (Sevilla), el alumnado est¨¢ bien escolarizado y el profesorado es muy competente desde educaci¨®n infantil hasta COU. Tenemos programas serios de lectura y ortograf¨ªa, y, sin embargo, las faltas, de ortograf¨ªa resultan igualmente dif¨ªciles de erradicar".
Nada de nuevo
Una serie de lectores, sin duda muy duchos en el tema, han querido recordar a este Defensor del Lector -y lo documentan ampliamente- que no hay por qu¨¦ escandalizarse tanto, ya que el tema de fondo presentado por el lector provocador no es nada nuevo. M¨¢s a¨²n, que es un tema que se viene discutiendo desde hace siglos. Y as¨ª, Antonio Franco Sangil y Juan Manuel Santos Algaba recuerdan que desde Nebrija (siglo XV) a Gonzalo Correas (siglo XVI) se dan los primeros pasos para fijar unas reglas ortogr¨¢ficas. Y que la misma Real Academia Espa?ola acometi¨® reformas desde el 1713 hasta 1815 y sigui¨® haciendo leves retoques hasta nuestros d¨ªas. Y que reformas extraacad¨¦micas al margen de la RAE ha habido muchas, como las propuestas por ling¨¹istas, gram¨¢ticos y ort¨®grafos poco escuchados, como Andr¨¦s Bella en 1823, Vicente Salva en 1839, Jos¨¦ P. G¨®mez en 1914 o Jes¨²s Moster¨ªn en 1981. Y, a partir de 1951, en los congresos de academias de lengua espa?ola se presentan propuestas de reforma ortogr¨¢fica.
Hay quien recuerda que el autor del Quijote escrib¨ªa, su nombre unas veces con v y otras con b. Y un lector me manda esta cita de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, premio Nobel de Literatura: "Se debe escribir como se habla, en ning¨²n caso como se escribe (...). En fin, escribo as¨ª porque yo soy muy testarudo, porque me divierte ir contra la Academia y para que los cr¨ªticos se molesten conmigo" (Cr¨ªtica paralela).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.