Juanito ha vuelto a M¨¦rida
-Dar¨ªa media vida por estar ah¨ª.Ah¨ª era Sevilla: en el estadio S¨¢nchez Pizju¨¢n, el Barcelona de Schuster se jugaba a penaltis la Copa de Europa ante el rudo Steaua de Ducadam y Belodedici. Arrodillado ante el televisor, como un guerrero ante un t¨®tem, Juanito G¨®mez apretaba las manos sobre los ojos en una expresi¨®n de s¨²plica.
No era f¨¢cil saber si aquel gesto era simplemente un acto reflejo o un desesperado intento de viaje astral. Ya ten¨ªa los tics del veterano: estaba recuperando la rabona, el taconazo, el gol directo de c¨®rner y muchos otros arriesgados ejercicios orquestales, mientras hac¨ªa ese primer viaje de vuelta que los deportistas suelen iniciar a los 30 a?os.
-Dar¨ªa media vida por estar ah¨ª y por tirar el ¨²ltimo-, a?adi¨® en voz baja. Luego hizo el inconfundible gui?o de complicidad de todos los futbolistas empedernidos.
O tal vez estaba recordando Tur¨ªn y la serie de penaltis ante la Juve de Platini: Puso los brazos en jarra, arranc¨® de la media luna, mir¨¦ a un poste, ensay¨® un quiebro y media manoletina, clav¨¦ la pierna izquierda y se permiti¨® disparar, Juan, por tu madre, no lo hagas, raso y al centro de la porter¨ªa. Stefano Tacconi, el arquero de la Juve, Prego, Giovanni, y medio equipo del Madrid, Qu¨¦ cabroncete eres, Cabez¨®n, comenzaron a discutir el orden de precedencia en la fila de candidatos a estrangularlo.
Conseguidos el gol y la clasificaci¨®n, se conformaron con darle un abrazo.
Posteriormente, Juan tore¨® durante varias temporadas para el M¨¢laga en La Rosaleda. Con sus pases al hueco y su juego de sal¨®n logr¨® reconciliar el repertorio cl¨¢sico con el f¨²tbol de fantas¨ªa, y sobre la marcha enriqueci¨® el tratado universal de burla y tauromaquia que hab¨ªa iniciado, algunos a?os antes, Diego Maradona. Un d¨ªa supo que alguien como ¨¦l nunca podr¨ªa irse muy lejos, as¨ª que decidi¨® hacerse entrenador. ?Qu¨¦ es de Juan? Juan hab¨ªa fichado por el M¨¦rida.
Su segundo viaje de vuelta tambi¨¦n empez¨® en el Bernab¨¦u. Esta vez s¨®lo hab¨ªa sido espectador, y en justa correspondencia, ahora, camino de Extremadura, s¨®lo iba de pasajero. Dicen que antes del accidente de carretera que le cost¨® la otra mitad de la vida apret¨® las manos sobre los ojos y se qued¨® dormido.
Pero no lleg¨® a suspirar por el quinto penalti.
Aquella vez se qued¨® so?ando que el M¨¦rida sub¨ªa a Primera.
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