Una mezcla de cortes¨ªa y atrevimiento
Don Emilio Garc¨ªa G¨®mez era, ¨¦l solo, una tradici¨®n, una memoria de tiempos intelectualmente menos brutales, un testigo de aquella edad en la que, al mismo tiempo que se universalizaba nuestra literatura, la ciencia y la filolog¨ªa espa?olas alcanzaban una categor¨ªa y una fecundidad que hizo falta una guerra civil para extirparlas. La edad de plata de los a?os veinte y de los primeros treinta en Espa?a no lo fue s¨®lo de las letras, sino tambi¨¦n de la medicina, de las matem¨¢ticas, del periodismo, de los estudios hist¨®ricos, y si hay figuras en ese tiempo que resaltan admirablemente en una sola disciplina -el fil¨®logo Men¨¦ndez Pidal, el cardi¨®logo Juan Negr¨ªn- hay otras, como la de Garc¨ªa G¨®mez, que sin p¨¦rdida de rigor transitan de unos campos a otros, estableciendo vasos comunicantes que vigorizan por igual todos los ¨¢mbitos intelectuales por los que discurren. Su Antolog¨ªa de los poetas ar¨¢bigo-andaluces, que apareci¨® en 1930, fue, al mismo tiempo, una aportaci¨®n filol¨®gica y una influencia inmediata en la literatura que se escrib¨ªa por entonces: sin aquellas traducciones dif¨ªcilmente habr¨ªa existido el Div¨¢n del Tamarit, de Federico Garc¨ªa Lorca, por ejemplo.Don Emilio era un sabio en la acepci¨®n antigua y solemne del t¨¦rmino, un investigador que llev¨® a cabo a lo largo de su vida la tarea de devolver ¨¢ la cultura espa?ola la Atl¨¢ntida de una historia y de una civilizaci¨®n, las de Al-Andalus, desde?adas o rechazadas, o simplemente perdidas por pura negligencia. Pero adem¨¢s era un magn¨ªfico escritor, de la escuela de prosa brillante y precisa de los a?os veinte, con una parte de influjo de Ortega y otra del romanticismo narrativo de los historiadores del Islam espa?ol. El arabismo, como el orientalismo, era desde el siglo XIX una disciplina propicia por igual a las exactitudes de la historia y a los esplendores de la imaginaci¨®n. Garc¨ªa G¨®mez, disc¨ªpulo del gran L¨¦vi-Proven?al, otro escritor de primera categor¨ªa, no era ajeno a los br¨ªos expresivos que el propio L¨¦vi-Proven?al hab¨ªa aprendido de quien fue su maestro, el, maravilloso y algo atrabiliario arabista holand¨¦s Reinhar P. Dozy, autor de una Historia de los musulmanes en Espa?a, cuyos cuatro vol¨²menes de letra avariciosa y m¨¢rgenes escasos constituyen una experiencia de primera categor¨ªa para quien a la afici¨®n por la historia a?ada el puro gusto de leer.
Remotas voces del islam
Pero tal vez lo que yo m¨¢s agradezco como lector a don Emilio Garc¨ªa G¨®mez es que gracias a ¨¦l se han incorporado al repertorio de nuestra literatura dos remotas voces del Islam espa?ol que tienen en com¨²n la perentoria singularidad con que se nos vuelven pr¨®ximas: la voz de Abd Allah, un triste rey sin ninguna importancia que rein¨® en el siglo XI en Granada y muri¨® pobre, exiliado y nost¨¢lgico en el norte de ?frica, y la del formidable pol¨ªgrafo cordob¨¦s Ibn Hazm, que presenci¨® el hundimiento de su ciudad y del califato de Al Andalus, y tuvo tiempo, en medio de una vida de persecuciones, guerras civiles y exilios, de escribir una obra total que se calcula en 80.000 p¨¢ginas manuscritas: de los 400 vol¨²menes que las conten¨ªan s¨®lo queda uno, El collar de la paloma, un tratado sobre el amor que unas veces nos recuerda a Stendhal y otras a Proust y que don Emilio Garc¨ªa G¨®mez tradujo y public¨® tan limpiamente como las Memorias de Abd Allah, subtituladas por ¨¦l El siglo XI en primera persona.
?se era sin duda el secreto de su erudici¨®n, la mezcla de cortes¨ªa y de atrevimiento necesaria para escribir siempre en primera persona, lo mismo una monograf¨ªa sobre inscripciones c¨²ficas que la traducci¨®n de un poema amoroso. Con la muerte de don Emilio se pierde un ejemplo y casi se extingue Una tradici¨®n de sabidur¨ªa apasionada, pues ¨¦stos son tiempos en que la sabidur¨ªa tiende a la frigidez y el apasionamiento a la incompetencia o al barullo. Puede que en el desaliento ¨²ltimo de la extrema vejez don Emilio Garc¨ªa G¨®mez se sintiera postergado en un exilio tan melanc¨®lico como los que padecieron hace 10 siglos Ibn Hazm y Abd Allah.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.