Carlos Gardel sigue reinando en Argentina
Nuevos br¨ªos en los ritmos bonaerenses a los 60 a?os de la muerte del cantante
Muri¨® el pr¨®cer, pero no el tango. Hoy se celebran 60 a?os de la muerte de Gardel y nos imaginamos que en su tumba sonr¨ªe satisfecho. Acudir¨¢n a visitarlo los fieles admiradores de siempre, pero a lo lejos, en la capital argentina, se vuelven a escuchar y bailar los temas que ¨¦l consagr¨®. La juventud argentina retorna el dos por cuatro, el Gobierno estudia la incorporaci¨®n de los m¨¢s tradicionales ritmos bonaerenses a las escuelas y en algunos bailongos criollos se dan el pico el tup¨¦ carcamal y la cresta fosforescente.
Carlos Gardel, el tanguista universal, el Zorzal criollo, es tambi¨¦n un santo popular. Hoy se espera, como de costumbre, una nutrida peregrinaci¨®n a su tumba en el cementerio de Buenos Aires, sesenta a?os despu¨¦s del accidente a¨¦reo en el que perdi¨® la vida en Medell¨ªn (Colombia), el 24 de junio de 1935. Un empleado del camposanto bonaerense dice que "hay gente que reza oraciones, que le agradece a Gardel las gracias concedidas, como si fuera un santo. Tambi¨¦n llegan hasta aqu¨ª muchos turistas extranjeros y los admiradores de siempre que traen sus grabadoras y escuchan sus tangos frente a la tumba". Mas no todo es nostalgia. Se sigue llorando a Gardel pero los ritmos bonaerenses no quieren quedarse en el pasado y lo que en su origen fue m¨²sica arrabalera y marginal, incluso perseguida, cuenta ahora con respaldo oficial.El Gobierno argentino ha prometido apoyar la incorporaci¨®n del tango a todos los niveles de la educaci¨®n para que logre ocupar el lugar que todav¨ªa no ocupa en la vida de los j¨®venes. "Es un proyecto de trabajo serio y pedag¨®gicamente fundamentado", asegur¨® el ministro de Cultura, Mario O'Donnell.
No todos apuestan por su imparable renacimiento. Y algunos son autoridades en la materia. Rub¨¦n Terbalca, psic¨®logo, de 51 a?os, catedr¨¢tico en la Universidad del Tango, lo baila desde los 12 y cree que el tango est¨¢ muerto como factor social y se abre paso como moda. "El tango es hoy un objeto de estudio. Alguien me recrimin¨® hace poco: si hay tantas academias ?c¨®mo dec¨ªs que el tango no se baila! Yo le dije que, s¨®lo cuando la chacarera muera, en Santiago del Estero habr¨¢ academias para aprender a bailarla".
Terbalca atribuy¨® este penoso decaimiento al "suicidio cultural" de los argentinos, que sit¨²a a finales de los a?os cincuenta, coincidiendo con el derrocamiento de Per¨®n y la identificaci¨®n con el vencedor de la Il Guerra Mundial. En abierta oposici¨®n a quienes conf¨ªan en su recuperaci¨®n con se?a de identidad, Rub¨¦n Terbalca es pesimista y refiere que, contrariamente a muchas reuniones sociales de Buenos Aires, en otros lugares del mundo "la gente mira con respeto y hace silencio. Ac¨¢, si pon¨¦s un tango en un asado, te gritan ?che, d¨¦jate de joder, sac¨¢ eso!".
Milonga pospunki
Pero hay otros que piensan de forma distinta y ven en el tango y la milonga un fil¨®n que todav¨ªa se puede explotar. El milonguero nost¨¢lgico no para en Chaquira, desquiciada discoteca del barrio de Palermo donde ?ngel Rico, de 38 a?os, se arranc¨® una noche con letras de Disc¨¦polo. All¨ª hab¨ªa madera. Edu Carrascosa, de 25 a?os, responsable de una casa editora de rock alternativo, felicit¨® a Rico: "Ch¨¦, cant¨¢s muy bien. A m¨ª me llega mucho el tango. Tanto como la banda pospunki depresiva Joy Divisi¨®n. Porque tambi¨¦n es depresivo, y, aunque pertenece al sistema, lo sigue una minor¨ªa".Esta pujante minor¨ªa del bandone¨®n se expande y forma un alumnado de diez a noventa a?os que se pone serio, saca pecho, estira barbilla y arrima los bajos, al derecho o de rev¨¦s, en clases a domicilio, academias, privadas o en colegios. "Como si las piernas, despiertas, llevaran dos cuerpos dormidos en un abrazo", aconsejaba Ezequiel Estrada hace m¨¢s de medio siglo. Y la pasi¨®n esclaviza, admiten quienes la disfrutan. Uno de ellos es Rodolfo Dinzel, coordinador de la carrera de danza en la Universidad del Tango de Buenos Aires. Hay personas de ochenta que a lo mejor le piden al hijo que les vaya a buscar la jubilaci¨®n, pero llega el s¨¢bado, se empilchan y se van a bailar". La seducci¨®n alcanz¨® a bailarines y core¨®fragos de renombre, y a int¨¦rpretes llegados del rock como Fito P¨¢ez o Juan Carlos Baglietto. Formados en la danza de vanguardia o en el ballet cl¨¢sico, Oscar Ar¨¢iz, Julio Bocca, Maximiliano Guerra o Eleonora Cassano estudiaron y aprovecharon en su repertorio el embrujo de esta danza.
No todos admiten que el tango es fundamentalmente dram¨¢tico, pero Ernesto S¨¢bato destaca el car¨¢cter introvertido y hasta introspectivo de este tesoro nacional. Su excelencia Enrique Santos Disc¨¦polo acert¨® en vida con una definici¨®n aceptada: "Es un pensamiento triste que se baila". ?Qui¨¦n puede re¨ªrse cuando dos cuerpos sienten o siguen el ritmo cantando cavilaciones de este tenor?: "Yo quiero morir contigo, / sin confesi¨®n y sin Dios, / crucificado en mi pena / como abrazado a un rencor".
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