?C¨®mo est¨¢ Indur¨¢in

Horas antes de comenzar el Tour de Francia, s¨®lo hay una pregunta del d¨ªa. Y no puede ser otra. Un batall¨®n de periodistas interrumpen a cada ciudadano que tenga algo que ver con la carrera, directa o indirectamente, para un somero interrogatorio. ?C¨®mo est¨¢ Indur¨¢in? Es la gran cuesti¨®n. O un suced¨¢neo respetuoso: ?c¨®mo ve usted a Indur¨¢in este a?o? Es necesario recabar alg¨²n detalle sobre el estado de salud del favorito, anotar impresiones sobre su forma f¨ªsica, captar alg¨²n tipo de informaci¨®n sensible sobre la maquinaria del hombre por el que gravita este Tour. Cualquier cosa. Algo. ?C¨®mo est¨¢ Indur¨¢in?La demanda informativa alcanza a cualquiera, sea del entorno del corredor (dato valioso ¨¦ste), venga como confidencia del enemigo (a poner en cuarentena) o proceda de un elemento neutral (a t¨ªtulo de pron¨®stico).

?lvaro Pino, director del equipo espa?ol Kelme, reconoce que todo el mundo le pregunta por Indur¨¢in y s¨®lo unos pocos se interesan por su propia escuadra. Lo lleva con resignaci¨®n y dice comprenderlo: "S¨¦ que toda Espa?a est¨¢ pendiente de ¨¦l, as¨ª que no me molesta. Nuestro papel es secundario. Adem¨¢s, lo tengo claro: aqu¨ª est¨¢, por un lado, el Tour de Indur¨¢in, y, por el otro, el de los dem¨¢s". Pino es rotundo: este a?o Indur¨¢in es m¨¢s favorito que nunca.

Los enemigos no pueden hacer otra cosa que navegar a favor de corriente. "Indur¨¢in es el favorito, pero...", dice Juan Fern¨¢ndez, el director del suizo Tony Rominger. El pero es, naturalmente, Rominger. Como lo es BerzIn para Enmanuele Bombini. Para los rivales hay una inc¨®gnita sobre la mesa, como es la preparaci¨®n que ha llevado el corredor este a?o, ausente de un gran acontecimiento como el Giro.

"La Midi Libre no es una buena carrera, as¨ª que no me vale esa referencia [Indur¨¢in gan¨® la prueba con facilidad], y la Dauphine Lib¨¦r¨¦ s¨ª es otra cosa, pero no como para determinar su verdadero potencial". Es la opini¨®n de, Juan Fern¨¢ndez. Pero es enemigo.

El entorno del l¨ªder espa?ol suele ser bastante enigm¨¢tico y adem¨¢s parco en palabras. Datos, los justos para despistar, toda una retah¨ªla de frases tales como "sigue su programaci¨®n", "est¨¢ en su carrera favorita", "no conocemos sus l¨ªmites"... o un disuasorio "est¨¢ bien". Indur¨¢in ayuda muy poco: "Hoy, estoy bien".

Puestos a buscar se?ales, algunas hay gente de su confianza confirma que notan al corredor navarro un poco cambiado. Distinto. ?Y qu¨¦ quiere decir distinto? ?C¨®mo puede ser distinto Indur¨¢in, tan, monol¨ªtico, tan exacto, tan monocorde en sus h¨¢bitos?

Pues he ah¨ª el gran dato: Indur¨¢in est¨¢ m¨¢s hablador que de costumbre, mucho m¨¢s relajado y, sobre todo, es algo m¨¢s rotundo en sus expresiones. No se declara un favorito m¨¢s. Ojo, se autoproclama el favorito. Nunca se le hab¨ªa visto as¨ª. Confiado y a gusto. Sus sensaciones son buenas porque su sistema de preparaci¨®n se ha modificado: no sigue un gui¨®n escrito, es su cuerpo el que le dicta el trabajo que necesita.

El cuerpo de Indur¨¢in ha dado tambi¨¦n el visto bueno. En la memoria del ordenador de a bordo, el que guarda celosamente su m¨¦dico Sabino Padilla, hay n¨²meros, no menos de media docena de respuestas medidas en porcentajes y alg¨²n que otro ratio ininteligible para el com¨²n de los mortales.

Pero, por una vez, Miguel Indur¨¢in vive de sus vibraciones. Y, adem¨¢s, las transmite. Eso s¨ª que es una gran novedad.