'R¨¦quiem' por el INI
En 1941 se creaba el Instituto Nacional de Industria (INI) para "propulsar y financiar, en servicio de la naci¨®n, la creaci¨®n y resurgimiento de nuestra industria". Desde entonces ha llovido mucho. (m¨¢s de medio siglo da para mucha agua, a pesar de las sequ¨ªas) pero el Instituto ha sobrevivido adapt¨¢ndose a realidades de muy distinto signo pol¨ªtico y econ¨®mico. Ahora, curiosamente, es el Gobierno de un partido socialista quien firma su acta de defunci¨®n.El INI, y con ¨¦l el resto de la empresa p¨²blica, ha visto c¨®mo, seg¨²n corr¨ªa el tiempo, su papel se descafeinaba y perd¨ªa peso, incluso en los discursos de los responsables pol¨ªticos. Con Suances, el Instituto fue "la vanguardia, la retaguardia y los flancos de la industria espa?ola". Para L¨®pez Bravo, en cambio, ¨¦ste ya s¨®lo era "vanguardia y retaguardia". Ahora Eguiagaray considera que hay que reducir el tama?o del sector p¨²blico, empresarial en la industria (privatizaci¨®n), y en coherencia, liquida el INI y el Instituto Nacional de Hidrocarburos (INH), sustituy¨¦ndolos por una sociedad de cartera, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), y una agencia para la reconversi¨®n (AIE).
Pero esta reestructuraci¨®n de la mayor¨ªa de participaciones p¨²blicas en empresas industriales no es un simple cambio de nombres. Con ella desaparece la empresa p¨²blica c¨®mo instrumento de pol¨ªtica industrial. Las funciones legales del INI (y del INH) de impulsar, coordinar y controlar o, en su caso, ejecutar las actividades del sector p¨²blico empresarial para alcanzar los fines que se le encomienden, se diluyen sobre una nueva estructura desvinculada de metas industriales y centrada, por el contrario, en el ¨²nico objetivo que 'parece tener hoy por hoy la pol¨ªtica econ¨®mica: reducir aceleradamente el d¨¦ficit p¨²blico. En una carrera donde las fechas, como en el santoral, cobran un poder m¨¢gico y la convergencia de calendario se impone a los ritmos de la econom¨ªa real.
En erecto, la funci¨®n principal de la SEPI es puramente financiera: dedicar¨¢ preferentemente los recursos que obtenga de sus empresas a amortizar la deuda hist¨®rica del INI. Complementariamente, la AlE intensificar¨¢ el ajuste y saneamiento de las empresas sometidas a contrat¨® -programa en aras de reducir su vinculaci¨®n a los Presupuestos Generales del Estado (PGE).
. Esta reestructuraci¨®n guarda ciertos paralelismos con la llevada acabo previamente entre las empresas p¨²blicas financieras. Pero sobre todo resaltan sus diferencias, que ponen de manifiesto lo incoherente de la reestructuraci¨®n en marcha. La constituci¨®n de la Corporaci¨®n . Bancaria de Espa?a (Argentaria) y del Instituto de Cr¨¦dito Oficial (ICO) como agencia financiera del Gobierno y banco de desarrollo llev¨® aparejada la asimilaci¨®n por parte de esta ¨²ltima de los cr¨¦ditos dudosos que acumulaban los bancos de Argentar¨ªa (y que ten¨ªan su origen fundamentalmente en la reconversi¨®n industrial). Medida l¨®gica si se considera la voluntad de hacer de Argentaria un banco competitivo, desde el principio.Por el contrario, los 700.000 millones de pesetas de deuda hist¨®rica del INI (igualmente generados fundamentalmente por la reconversi¨®n) se desvinculan de los PGE y se cargan sobre las empresas p¨²blicas industriales con posibilidades de competir en los mercados, lo cual es ciertamente contradictorio, puesto que su amortizaci¨®n ser¨¢ una r¨¦mora para su, desarrollo. En consecuencia, a pesar de que el origen de esta deuda se encuentra en decisiones pol¨ªticas (de ah¨ª su adscripci¨®n a los presupuestos) y no empresariales, deber¨¢ ser resarcida por los trabajadores y el resto de los accionistas de estas empresas.
No deja de ser curioso, por otro lado, que el Ministerio de Industria y Energ¨ªa, que ha reconocido al lobby el¨¦ctrico una deuda por la moratoria nuclear de 800.000 millones de pesetas (que pagar¨¢n todos los espa?oles a trav¨¦s de un recargo regresivo en la tarifa el¨¦ctrica), otorgue, en cambio, a la empresa p¨²blica un trato tan distinto.
En cualquier caso, la liquidaci¨®n del INI es el broche de oro de un planteamiento ideol¨®gico que a lo largo de 13 a?os de gobierno ha preferido la privatizaci¨®n a la gesti¨®n p¨²blica de los medios de producci¨®n. Atr¨¢s queda ya un organismo que indiscutiblemente ha contribuido al desarrollo industrial y econ¨®mico del pa¨ªs y que ha cumplido con sus objetivos a pesar de que ¨¦stos han sido muy diversos e incluso, a veces, contradictorios.
Sin embargo, todav¨ªa queda mucho camino por recorrer. Hoy tenemos una industria con el m¨¢s bajo nivel de ocupaci¨®n de su historia, que ha destruido m¨¢s de medio mill¨®n de empleos durante la ¨²ltima crisis y que registra un d¨¦ficit comercial en d¨¦mico. Las empresas espa?olas son, por lo general, peque?as para competir en los mercados internacionales; invierten poco en I + D y formaci¨®n; no existen multinacionales de capital nacional, aunque s¨ª una fuerte presencia de las de capital for¨¢neo, y el INI constituye la ¨²nica concentraci¨®n importante de capital industrial.
En este contexto, se elimina el INI porque supuestamente ya no hace falta mejorar la industria espa?ola a trav¨¦s de la intervenci¨®n p¨²blica directa. Para algunos, los m¨¢s superficiales, ser¨¢ simplemente la, desaparici¨®n de un ¨®rgano creado por Franco. Aunque si por esta l¨®gica fuera, muchas otras instituciones creadas o instauradas por el franquismo tendr¨ªan igualmente que desaparecer. Para otros supone, en cambio, la eliminaci¨®n, dentro de la vor¨¢gine de los esc¨¢ndalos, de un instrumento capaz de actuar sobre los problemas estructurales de la econom¨ªa real.Carlos Mart¨ªn Urriza es economista del gabinete t¨¦cnico confederal de Comisiones Obreras.
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