Las v¨ªctimas de Belgrado son ahora serbias
Cuatro a?os hace ahora desde que corri¨® la primera sangre de la posguerra en la Krajina, la Vojska Krajina, es decir, la frontera militar siempre en agitaci¨®n durante siglos en lo que era el limes entre el imperio austro-h¨²ngaro y el otomano. All¨ª hizo radicarse la Viena imperial -a las ¨²ltimas oleadas de serbios que hu¨ªan ante el poder¨ªo militar turco, en expansi¨®n imparable despu¨¦s de su victoria sobre el zar Lazar de los serbios en Kosovo Polje, el campo de los mirlos, en 1389.All¨ª cultiv¨® el imperio a estos guerreros, cuyo servicio recompensaba con privilegios fiscales. Funcionarios en armas bajo Viena, bajo la monarqu¨ªa Karadjorjevic y bajo el tito¨ªsmo. De ah¨ª su amor a las, armas y su orgullo de invictos que, hoy redobla: su estupor ante el rev¨¦s militar.
Los serbios de la Krajina fueron las principales v¨ªctimas del frenes¨ª criminal del r¨¦gimen filonazi ustacha de Ante Pavelic entre 1941 y 1945. Y por eso, al presidente serbio, Slobodan Milosevic, y a los arquitectos pol¨ªticos y militares del hegemonismo serbio les fue f¨¢cil convencerles de qu¨¦ la nueva Croacia -que hu¨ªa por la secesi¨®n del etnohegemonismo centralista serbioles- preparaba la misma tr¨¢gica suerte que el Estado ustacha. Ya en 1990 hab¨ªan comenzado, agitados por Belgrado, u cortar las carreteras y el tr¨¢fico ferroviario, que en Knin tiene su principal nudo entre la Croacia interior y su regi¨®n costera de Dalmacia.
En el verano de 1991, dos meses despu¨¦s de la proclamaci¨®n de independencia de Croacia, ya estaban suficientemente armados para ir m¨¢s lejos. Con las unidades del entonces a¨²n Ej¨¦rcito Federal, Yugoslavo (JNA) bajo control serbio ya, sus irregulares asaltaron a la polic¨ªa y comenzaron una expulsi¨®n masiva y matanzas de croatas. Poco despu¨¦s ten¨ªan el pleno control sobre la Krajina.
Fue la primera funci¨®n de la conquista que habr¨ªa de colmar el sue?o decimon¨®nico de la Gran Serbia, que, con la - disoluci¨®n de Yugoslavia, Milosevic present¨® como la oportunidad hist¨®rica de crear por las armas, en el umbral del siglo XXI, el Estado unitario. Muchos serbios se vieron tan forzados a romper con sus vecinos croatas como ¨¦stos a abandonar sus casas. Pero las bandas de irregulares fan¨¢ticos o motivados por los botines de los saqueos en casas no serbias ten¨ªan medios de persuasi¨®n suficientes.
As¨ª, la Krajina qued¨® bajo el poder de Milan Martic, un ex polic¨ªa que con sus secuaces, los marticevski, inaugur¨® la carrera del crimen y la barbarie que despu¨¦s se extendi¨® a Bosnia. Con Babic y el general Mrksic, llegado desde Belgrado para reorganizar la defensa, forma el triunvirato de caudillos con, poder total. sobre vidas y haciendas. Cuatro a?os ha esperado Croacia a que la ONU hiciera algo para aplicar el acuerdo que exig¨ªa la restituci¨®n de Krajina a la soberan¨ªa de Zagreb. Tras el papel de la ONU en Bosnia, y ante el peligro de que Bihac, al sur de Krajina, cayera en manos serbias y reforzara a Knin, Croacia ha decidido hacer las cosas de la ¨²nica forma en que funcionan ya en esta regi¨®n.
Y ahora los que sufren la implacable l¨®gica de la guerra que se ha impuesto son aquellos que, enga?ados por Milosevic y sus emisarios, se lanzaron hace cuatro a?os a la insurrecci¨®n que provoc¨® los primeros muertos y odios de esta guerra,
Ahora, los serbios de Krajina, utilizados primero como pretexto para el crimen organizado desde Belgrado, son las v¨ªctimas que se ven obligados a abandonar los hogares que habitaron durante cinco siglos.
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