Sin cuartel

HEMOS VUELTO a estar al borde de una tragedia como la de Zaragoza o Vic, de una repetici¨®n de aquellas im¨¢genes de ni?os mutilados en brazos de sus padres, de las miradas at¨®nitas de los hu¨¦rfanos. El atentado de ayer en Amedo no era contra un cuartel, ni siquiera contra la Guardia Civil, como hoy dir¨¢n los creadores de eufemismos para vestir el desnudo terror de ETA, sino contra familias que dorm¨ªan en ese edificio; contra decenas de personas, ni?os y adultos con nombre y apellido, a las que se quer¨ªa asesinar o dejar marcadas de por vida.Dichos propagandistas hablar¨¢n hoy del activista herido en un accidente cuando hu¨ªa del lugar, y de su b¨²squeda por parte de la polic¨ªa, para concluir que ello demuestra el dramatismo de esta guerra sin cuartel, la gravedad del conflicto. Que haya personas dispuestas a morir por una idea, y a matar por ella a ciegas, lo considerar¨¢n prueba de que la suya es una causa tan justa como inaplazable. Sin embargo, nadie en su sano juicio puede concluir que la situaci¨®n actual requiere de los j¨®venes vascos matar o morir.

Al rev¨¦s, la persistencia de la violencia de ETA se ha convertido en el principal obst¨¢culo a un crecimiento econ¨®mico que permita absorber un paro juvenil pr¨®ximo al 50%; y las agresiones fascistas de la minor¨ªa violenta son actualmente la principal amenaza a la libertad de los ciudadanos en el Pa¨ªs Vasco. Nos hemos salvado esta vez de la tragedia. Esperemos que sus autores sean detenidos pronto, paguen sus cr¨ªmenes y tengan tiempo de recapacitar sobre el sinsentido de su empresa.