Un torero de raza
Se llama Ruiz Manuel, no lo conocen m¨¢s all¨¢ del Paseo de Almer¨ªa, tom¨® la alternativa el pasado 30 de julio en un pueblo franc¨¦s, y ¨¦sta era su segunda corrida; casi con toda seguridad, no tendr¨¢ firmado ning¨²n contrato para lo que resta de temporada, pero ayer demostr¨® que tiene coraz¨®n para montar una f¨¢brica de toreros.Es inexperto a¨²n, como no pod¨ªa ser de otra manera, pero posee valor, arrojo, agallas, decisi¨®n y torer¨ªa para llenar la plaza entera, como la llen¨®, de emoci¨®n, de aut¨¦ntica vibraci¨®n torera, en dos faenas merit¨ªsimas ante dos toros muy dif¨ªciles, mansos y violentos que s¨®lo pretend¨ªan enviarlo a la enfermer¨ªa. Con pasmosa serenidad, el torero almeriense les colocaba la muleta en la cara, atornillaba las zapatillas en la arena, y aguantaba impert¨¦rrito las tarascadas de aquellos mulos. Parec¨ªan faenas imposibles, pero, a fuerza de aguantar, Ruiz Manuel dibuj¨® unos naturales largos y de extraordinaria vibraci¨®n en su primero; m¨¢s emocionante, si cabe, fue su actuaci¨®n ante el sexto, otro manso que lo buscaba con sa?a. Se jug¨® la vida sin cuento de ning¨²n tipo, y, sin ventaja alguna, consigui¨® de nuevo varios naturales que llevaron la pasi¨®n a los tendidos. Dos pinchazos le impidieron obtener trofeos, pero estaba hecha y firmada una actuaci¨®n magn¨ªfica de un torero de raza, desconocido, pero valent¨ªsimo, con aire de figura.
La Quinta / Rinc¨®n, Joselito, Ruiz Manuel
Toros de La Quinta (2? y 6? devueltos por inv¨¢lidos), blandos, muy descastados y deslucidos; sobreros de Carmen Borrero y Antonio Jos¨¦ da Veiga, mansos y dif¨ªciles.C¨¦sar Rinc¨®n: tres pinchazos -aviso- y tres descabellos (palmas); dos pinchazos y estocada (ovaci¨®n). Joselito: pinchazo, estocada que asoma y un descabello (silencio); dos pinchazos -aviso- pinchazo y bajonazo (bronca). Ruiz Manuel: estocada corta (ovaci¨®n); dos pinchazos y media (vuelta). Plaza de toros de Almer¨ªa. 22 de agosto. Segunda corrida de feria. Tres cuartos de entrada.
La corrida de toros fue insoportablemente mansa, deslucida, dif¨ªcil y descastada. M¨¢s que toros, parec¨ªan mulos gordos y son¨¢mbulos.
Claro, que en el ruedo hab¨ªa dos figuras. Rinc¨®n se justific¨® sobradamente ante su primero, el ¨²nico potable. Con maestr¨ªa consumada, traz¨® una tanda de derechazos de cartel que fueron un prodigio de mando y temple. El toro se debi¨® sentir doloridas las entra?as de tanto sometimiento y se raj¨®. Aun as¨ª, el torero consigui¨® unos naturales de gran belleza. El cuarto era una burra y lo pasaport¨® con decoro.
Joselito hizo el rid¨ªculo. Huy¨® despavorido, con la cara blanca, perdi¨® los papeles, se descompuso y lo abroncaron en su segundo con todo merecimiento. Su actuaci¨®n fue impropia de torero. Tambi¨¦n fue breve en el primero, aunque guard¨® las formas. Sus toros fueron tan malos como los dem¨¢s, pero Joselito es torero t¨¦cnico y con recursos. Eso dicen, pero lo ser¨¢ en su casa a la hora de comer.
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