El don y la vocaci¨®n
Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez clausura el taller de periodismo con una reflexi¨®n sobre su trabajo de escritor y su nostalgia por el periodismo, su primer oficio, que le ha llevado a volver a ¨¦l en una doble faceta: como periodista, haciendo un reportaje de m¨¢s de 400 p¨¢ginas, y como profesor -palabra que rechaza-, creando sus talleres de periodismo en Colombia."Yo empec¨¦ como reportero pero dej¨¦ de serlo porque con lo que ganaba no me alcanzaba para vivir. Y decid¨ª practicar en otro g¨¦nero, que desgraciadamente alcanzaba menos para vivir, la novela, el cuento. S¨®lo les dir¨¦ que cuando Cien a?os de soledad ya ten¨ªa ¨¦xito, hice el c¨¢lculo de que para llevar al cine a mis hijos ten¨ªa, que vender 16 ejemplares y si les compraba un helado, 20".
Ha pasado mucho tiempo. "Ahora vivo tranquilo, porque vendo muchos ejemplares. Y no lo digo con orgullo, sino con pesar, porque soy uno de los pocos escritores; y no s¨®lo de los latinoamericanos, que vive s¨®lo de la venta de sus libros. Y eso, aunque la mayor parte es pirata. Me enorgullece decir que mis mejores editores son los piratas: saben que deben vender mucho, antes de que los sorprendan. Y como tuve esa extra?a suerte de vivir de los libros, me entr¨® la nostalgia del periodismo, y decid¨ª crear los talleres de periodismo".
Aptitud cong¨¦nita
Garc¨ªa M¨¢rquez cree que el saber narrar es una aptitud cong¨¦nita. Hay escritores con vocaci¨®n para narrar pero sin el don de la narraci¨®n, dijo, y hay otros que tienen el don, para narrar pero sin la vocaci¨®n. "Los primeros pueden ser una "cat¨¢strofe para la humanidad y los segundos tambi¨¦n, porque sino tienen la m¨¢s m¨ªnima disciplina de trabajo, de sacrificio, tampoco har¨¢n nada". "Pero si se tiene esa loter¨ªa cong¨¦nita del don de la narraci¨®n con la vocaci¨®n de narrar ya no se puede dedicar uno a otra cosa, es como un castigo. Cuando se unen la vocaci¨®n con el don surge la ¨²nica pasi¨®n, que puede derrotar al amor. ?Recuerdan lo de aquella gran diva que por vocaci¨®n renunci¨® al amor?".
"Yo no tengo nada que ense?ar, pero tom¨¦ conciencia de que no quer¨ªa llevarme conmigo la experiencia de casi toda una vida. Pens¨¦ que la ¨²nica manera de contarla era al estilo de los antiguos maestros del Renacimiento, de persona en persona. Pero como esto era una exageraci¨®n, decid¨ª reunirlos de 10 en 10". As¨ª nacieron, primero, sus talleres de cine y, despu¨¦s, los de periodismo. Con un objetivo: luchar por la ¨¦tica, la calidad, por el trabajo bien hecho, con pasi¨®n, creyendo en lo que se est¨¢ haciendo. "Los periodistas que pasan por los talleres vuelven luego a sus medios un poco m¨¢s subversivos". Los 12 j¨®venes periodistas que asistieron al curso se fueron, seguro, "m¨¢s subversivos".
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