La guerra sigue en Bosnia pese al pacto constitucional
El primer ministro de Sarajevo pide garant¨ªas para que los serbios no puedan unirse a Belgrado
?NGEL SANTA CRUZ ENVIADO ESPECIAL, La guerra sigue en Bosnia pese al encuentro de deshielo en Ginebra entre los beligerantes, el 8 de septiembre, y el pacto constitucional del pasado martes en Nueva York, que el presidente serbio, Slobodan Milosevic, calific¨® ayer de "se?al alentadora". La ONU confirma que la ofensiva de los cuerpos V y VI del Ej¨¦rcito bosnio contin¨²a en la localidad noroccidental de Sanski Most. Y la radio bosnia inform¨® anoche de un ataque de la aviaci¨®n serbia en Travnik, en el centro, con tres muertos y 35 heridos. Horas despu¨¦s de que en Nueva York se acordara ir un paso m¨¢s all¨¢ en el futuro constitucional de Bosnia -acuerdo que seg¨²n Sarajevo "allana el camino a una Bosnia unida"-, el primer ministro, Haris Silajdzic, volvi¨® a pedir que la Administraci¨®n de Estados Unidos garantice que no habr¨¢ para los rebeldes serbios ninguna posibilidad de unirse a Belgrado.
Silajdzic afirm¨® que la guerra continuar¨¢ en tanto no haya un pacto global entre los beligerantes. La diplomacia norteamericana ya ha vuelto a ponerse en marcha para alcanzar precisamente este objetivo. El fact¨®tum de Bill Clinton para los Balcanes, el subsecretario de Estado Richard Holbrooke, tiene anunciada para hoy una nueva visita tranquilizadora a la capital bosnia. Radovan Karadzic, el l¨ªder serbobosnio, ha echado le?a al fuego asegurando que apoya los acuerdos de Nueva York "porque garantizan la independencia de los serbios de Bosnia".Despu¨¦s de tres a?os y medio de devastaci¨®n y ¨¦xodo, ninguno de los bandos parece creer mucho en los pactos verbales que est¨¢ asumiendo, por el momento extremadamente gen¨¦ricos. Sarajevo hace el eco a Washington, bajo cuya batuta se intenta al canzar el compromiso definitivo, y repite por boca de uno u otro ministro que todo est¨¢ por hacer. Y si Silajdzic dice que la guerra seguir¨¢, con mucho m¨¢s ¨¦nfasis lo asegura el jefe militar del otro bando, Ratko Mladic, que ayer se dirigi¨® por televisi¨®n a sus conciudadanos para advertirles de que lo peor puede estar todav¨ªa por llegar. Por ello, el ministro de Exteriores de la Federaci¨®n Yugoslava, Milan Milutinovic, asegur¨® en Nueva York que lo principal es lograr ahora un alto el fuego.
El comandante en jefe serbio, pese a su debilidad sobre el terreno, hace bueno el dicho de Churchill seg¨²n el cual "cuando llega la paz son los jefes militares que creen haber ganado la guerra los que plantean m¨¢s problemas". Mladic ya hab¨ªa amenazado la v¨ªspera, desde Banja Luka, con una escalada sin l¨ªmites si fracasan las negociaciones actuales. El liderazgo de los rebeldes de Pale parece definitivamente escindido entre un Karadzic m¨¢s condescendiente a medida que tiene menos poder y un Mladic en el que se juntan un verbo excesivo con la capacidad de decisi¨®n sobre el terreno y las ¨²ltimas reservas de intransigencia serbia.
El basti¨®n de Banja Luka
En su primera aparici¨®n p¨²blica tras su real o fingida enfermedad en Belgrado -durante la cual los serbios levantaron parcialmente su cerco artillero sobre Sarajevo y perdieron 4.000 kil¨®metros cuadrados de territorio-, Mladic reiter¨® que el basti¨®n serbio de Banja Luka no ser¨¢ desmilitarizado, como quiere el Gobierno bosnio, mientras ¨¦l tenga algo que decir. Las fuerzas de Mladic impidieron ayer, bajo sus ¨®rdenes directas, el acceso de un convoy humanitario al enclave bosnio de Gorazde, donde hay 60.000 personas, alegando un exceso de avituallamiento.
Si en el Gobierno bosnio es dif¨ªcil encontrar un optimista, el escepticismo es mucho m¨¢s acusado entre la gente corriente, que simplemente no se imagina un Parlamento elegido libremente y albergando bajo el mismo techo a los actuales enemigos.
El vago marco constitucional que se ha perfilado en Nueva York, y al que han dado su visto bueno musulmanes, serbios y croatas, prev¨¦ una presidencia ¨²nica para el Estado bosnio y un Gobierno central encargado de la pol¨ªtica exterior, adem¨¢s de un Tribunal Constitucional. Todo ello en las fronteras actuales y reconocidas de un Estado bosnio soberano y unitario en el que coexistir¨¢n dos entidades, una Federaci¨®n de musulmanes y croatas y una Rep¨²blica de serbios, ambas con derecho a establecer "relaciones especiales" con los Estados vecinos -Serbia y Croacia-, pero no a separarse del Estado matriz.
Esta cohabitaci¨®n dise?ada por Estados Unidos va m¨¢s all¨¢ de lo que los habitantes de la capital bosnia son hoy capaces de asimilar. Entre los explosivos temas por tocar entre las tres partes dialogantes est¨¢n el efectivo reparto territorial de Bosnia (51% para la federaci¨®n y el resto para los serbios), la suerte del enclave de Gorazde, la del territorio croata de Eslavonia oriental, el ¨²nico todav¨ªa en manos serbias, y el noli me tangere de Sarajevo. Los serbios quieren una ciudad en dos, los bosnios aseguran que para que aqu¨ª haya un nuevo Berl¨ªn habr¨¢ de pasarse sobre sus cad¨¢veres. En tiempos todav¨ªa no muy lejanos, Mladic aseguraba que la guerra en Bosnia s¨®lo acabar¨ªa cuando el Ej¨¦rcito musulm¨¢n se le rindiera en Sarajevo.
Tiroteos en Sarajevo
En la capital bosnia contin¨²an los tiroteos espor¨¢dicos y siguen sin existir los servicios elementales que hacen la vida llevadera. La gente, inmune a las promesas, considera la expresi¨®n "ciudad abierta" como un eufemismo de periodistas extravagantes. La retirada hace dos semanas de parte del armamento pesado serbio de las colinas circundantes se ha traducido para los alrededor de 300.000 vecinos de Sarajevo en una cierta explosi¨®n de vida.
La misma gente que no acaba de creer en la paz sigue sin poder salir de su ciudad, lavarse cuando quiere, cocinar o calentarse Y son muchos m¨¢s los que quieren marcharse que los que estar dispuestos a permanecer. "En un sitio donde todo el mundo estaba al l¨ªmite de la resistencia, los acontecimientos de junio, julio y agosto han acabado de rompernos". As¨ª lo explica una joven que espera poderse marchar esta semana. Se refiere al frustrado levantamiento del cerco por lastropas bosnias, que se daba porseguro en junio, y a la sangrienta ca¨ªda de Srebrenica y Zepa.
La matanza en un mercado -38 personas de un solo morterazo serbio, el 28 de agosto- que desat¨® los ataques a¨¦reos de la OTAN colm¨® el vaso de muchos. Algunos de los que siguen dicen sin rubor que odian esta ciudad y cuanto representa.
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