Un muro psicol¨®gico separa a los alemanes cinco a?os despu¨¦s de la unificaci¨®n
La Alemania unificada celebra hoy su quinto aniversario y puede contemplar, con orgullo y autosatisfacci¨®n, los logros econ¨®micos de la unidad que result¨® en este terreno mucho m¨¢s f¨¢cil de lo esperado. Al mismo tiempo, analistas y pol¨ªticos de todos los colores coinciden en reconocer que el pa¨ªs se encuentra lejos de conseguir la unidad interna en las mentes de los ciudadanos. Un muro, esta vez psicol¨®gico, separa todav¨ªa a los alemanes del este y el oeste y se teme que tardar¨¢ mucho en desaparecer.
El escritor Stefan Heym, de 82 a?os, hasta el pasado viernes presidente de edad del Parlamento Federal (Bundestag), donde representaba al poscomunista Partido del Socialismo Democr¨¢tico (PDS), dimiti¨® de su cargo en se?al de protesta por la decisi¨®n de los diputados de aumentarse sus dietas. El s¨¢bado, el mismo d¨ªa en que la prensa anunciaba su dimisi¨®n, Heym public¨® un extenso art¨ªculo en el peri¨®dico Neues Deutschland (Nueva Alemania) sobre la unificaci¨®n Heym, un escritor mediocre, resume con una met¨¢fora afortunada el proceso de la unificaci¨®n: "Es como: la serpiente que se ha tragado un erizo. El erizo desapareci¨®, pero la serpiente va a tener problemas de digesti¨®n".En el momento de la unificaci¨®n, cuando la nueva Alemania surgi¨® en medio del j¨²bilo, fuegos artificiales y descomunales borracheras hace cinco a?os en torno al legendario edificio del Reichstag y la puerta de Brandeburgo, en Berl¨ªn, los temores se centraban sobre todo en las repercusiones econ¨®micas de la anexi¨®n de un pa¨ªs en bancarrota tras el fracaso del llamado socialismo real. Se tem¨ªa que un posible abrazo del oso por parte de la arruinada RDA arrastrase a la pujante RFA por el camino de la inflaci¨®n.
Nada de esto ocurri¨®. La Alemania- del este dista todav¨ªa bastante de alcanzar los "paisajes florecientes" que prometi¨® en su campa?a electoral de 1990 el canciller federal, el democristiano Helmut Kohl. No obstante, el auge del territorio de la ex RDA no lo puede negar ning¨²n analista de buena fe y encuentra su expresi¨®n a presion palpable en forma de mejora en las autopistas, l¨ªneas telef¨®nicas instaladas y en todas las estad¨ªsticas. No falta quien aventura que, gracias a las nuevas tecnolog¨ªas y a la calificaci¨®n de su mano de obra, Alemania del Este podr¨ªa, al menos en algunas regiones, convertirse en avanzadilla del progreso en toda Europa.
Crecimiento del este
El salario neto medio en el oeste es de 2.687 marcos (unas 230.000 Pesetas) y en el este 2.044 (unas 175.000 pesetas); un 75% de los hogares del oeste disponen de coche y s¨®lo un 67% en el este. Las diferencias entre el este y el oeste, se miden cada vez m¨¢s en t¨¦rminos cuantitativos, sin que pueda hablarse de una diferencia cualitativa. El ritmo de crecimiento del este permite aventurar que no tardar¨¢ en producirse la equiparaci¨®n. Un par de datos resultan reveladores de este avance: el n¨²mero de autom¨®viles en el este aument¨® entre 1991 y 1995 de 3,4 a 6,7 millones, y el de tel¨¦fonos, de 1,9 a 5,3 millones en el mismo periodo.Las transferencias del oeste hacia el este alcanzan la enorme suma de 150.000 millones de marcos anuales (casi 13 billones de pesetas). Esto representa unos 10.000 marcos (m¨¢s de 850.000 pesetas) anuales por habitante de la antigua RDA. El delf¨ªn de KohI, el jefe del grupo parlamentario democristiano en el Bundestag, Wolfgang Sch?uble (CDU), escrib¨ªa en el semanario Die Zeit que se ha conseguido bastante en la aproximaci¨®n entre los dos sistemas sociales que se fusionaron hace cinco a?os:
"Hemos llegado hasta el l¨ªmite de lo posible en lo econ¨®mico y lo pol¨ªtico y tendremos que sostener la misma fuerza durante alg¨²n tiempo". A pesar de constatar que nuestro balance parcial resulta muy presentable", Sch?uble concluye: "La unidad interna no se ha completado todav¨ªa".
La prueba irrefutable de la existencia de esa divisi¨®n alemana, cinco a?os despu¨¦s de la unificaci¨®n, se encuentra en el campo de la pol¨ªtica, hasta un extremo que ha dejado perplejos a casi todos. El portavoz del Gobierno de Berl¨ªn, Michael Butz, comentaba estos d¨ªas durante un almuerzo con corresponsales extranjeros: "Si alguien nos hubiera dicho hace cinco a?os que el partido heredero de los antiguos comunistas iba a tener un 20% de votos en el territorio de la dictadura desaparecida, no lo hubi¨¦ramos cre¨ªdo".
El poscomunista PDS, que apenas llega al 1% de votos en el oeste de Alemania, es la tercera fuerza en el este, escenario de la dictadura prusiarioestalinista, con un 20% de votos. En Berl¨ªn las diferencias resultan m¨¢s escandalosas por producirse en -una misma ciudad-. En los distritos del oeste de la capital el PDS s¨®lo llega a un 5% en Kreuzberg, ¨¢mbito de la cultura de la protesta de los a?os setenta, pero en el resto apenas llega al 2%. En los distritos de Berl¨ªn este el. PDS se mueve en torno al 40% y se convierte en la primera fuerza pol¨ªtica.
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