Las emociones y no el coeficiente intelectual pueden ser la base de la inteligencia humana
Una investigaci¨®n cerebral sugiere la importancia de comprender los sentimientos
La expresi¨®n "inteligencia emocional" fue acu?ada hace cinco a?os por el psic¨®logo Peter Salovey, de Yale, y por John Mayer, de la Universidad de New Hampshire, para describir cualidades como la comprensi¨®n de los propios sentimientos, la comprensi¨®n de los sentimientos de otras personas y "el control de la emoci¨®n de forma que intensifique la vida". Su idea est¨¢ a punto de pasar a formar parte del debate nacional de Estados Unidos , habilmente abreviada como cociente emocional (EQ, siglas en ingl¨¦s ), gracias a un nuevo libro de Daniel Goleman titulado Emotional Intelligence.
Goleman, psic¨®logo por Harvard y redactor cient¨ªfico del New York Times, sugiere que el cociente intelectual puede importar menos que lo que en su d¨ªa se llam¨® car¨¢cter. El cociente emocional no es lo opuesto al cociente intelectual. Lo que los investigadores intentan entender es c¨®mo se complementan uno al otro; c¨®mo la capacidad de una persona para controlar la tensi¨®n afecta la capacidad de concentrarse y usar la inteligencia.Neurocient¨ªficos y evolucionistas son quienes explican mejor el comportamiento m¨¢s irracional. Las respuestas emocionales primitivas tienen las claves de la superviviencia: el miedo hace que la sangre llegue a los m¨²sculos grandes; la sorpresa permite que los ojos re¨²nan m¨¢s informaci¨®n sobre lo inesperado. La vida emocional se desarrolla en la zona del cerebro llamada sistema l¨ªmbico, concretamente en la am¨ªgdala, donde se originan el deleite y el asco, el miedo y la ira. Hace millones de a?os se sum¨® a ¨¦stos el neoc¨®rtex, que permiti¨® a los humanos programar, aprender y recordar. El deseo sexual procede del sistema l¨ªmbico; el amor del neoc¨®rtex. Cuantas m¨¢s conexiones haya entre sistema l¨ªmbico y neoc¨®rtex, m¨¢s respuestas emocionales son posibles.
Si hay una piedra angular de la inteligencia emocional, es la conciencia de uno mismo, de ser inteligentes a la hora de sentir. Los cient¨ªficos hacen referencia al metahumor, la capacidad de reconocer que lo que se siente. Para Goleman, esta conciencia es quiz¨¢ la capacidad m¨¢s crucial porque nos permite ejercer cierto autocontrol. La idea no es reprimir los sentimientos (la reacci¨®n que ha hecho ricos a los psicoanalistas) sino hacer lo que Arist¨®teles dec¨ªa en ?tica a Nic¨®maco: "Cualquiera es capaz de enfadarse, eso es f¨¢cil. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado adecuado, en el momento adecuado, con el prop¨®sito adecuado y de la forma adecuada, eso no es tan f¨¢cil". La comprensi¨®n act¨²a como amortiguador de la crueldad.
?Hasta d¨®nde ser¨ªamos m¨¢s felices, tendr¨ªamos m¨¢s ¨¦xito como individuos y ser¨ªamos m¨¢s civilizados como sociedad si prest¨¢semos m¨¢s atenci¨®n a la inteligencia emocional y supi¨¦semos ense?arla mejor? Los estudiantes con problemas para ser aceptados por sus compa?eros tienen de dos a ocho veces m¨¢s posibilidades de abandonar los estudios. Una incapacidad de controlar la frustraci¨®n se relaciona con los des¨®rdenes alimentarios en las chicas.
El problema puede ser que las aptitudes emocionales, igual que las intelectuales, son moralmente neutras. Sin direcci¨®n moral, la inteligencia emocional puede ser utilizada bien o mal.
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