Fiebre orej¨®fila
Hartos estaban ya en Zaragoza de no ver casi nada en esta feria. Y tambi¨¦n de ver que el ganado se ca¨ªa y no, embest¨ªa. En este s¨¦ptimo festejo los aficionados vieron abrirse el cielo, porque hubo tres toros de Samuel Flores que, sin excederse en sus fuerzas, embistieron y se dejaron torear y sobre todo porque Emilio Mu?oz tuvo una tarde casi redonda. De ah¨ª que el respetable desencadenase una fiebre orej¨®fila digna de mejor causal que oblig¨® a la presidencia a exagerar la generosidad. Total, cuatro orejas, cuando con dos (una para Mu?oz en cada toro) ya hubiese habido bastante.Lo de Mu?oz fue como una torera sinfon¨ªa trianera. La faena a su primero fue a m¨¢s y culmin¨® toreando con la zurda, dando el medio pecho y tirando del animal con maestr¨ªa. Los naturales de frente, abriendo ligeramente el comp¨¢s y con las zapatillas atornilladas en la arena entusiasmaron con justicia. Mejor y m¨¢s completo fue el muleteo al cuarto, al que ya hab¨ªa realizado un excelente quite a la ver¨®nica. La faena, comenzada con estatuarios, cobr¨® altura desde el principio, primero con la diestra y luego con la zurda. Mu?oz dio distancia, adelant¨® la muleta y remat¨® detr¨¢s de la cadera. Esta faena s¨ª que era de dos orejas, que no llegaron porque, antes de la estocada definitiva, propin¨® un feo met¨ª saca. Al final nadie se movi¨® de sus asientos hasta ver salir al trianero a hombros por la puerta grande.
Flores / Mu?oz, Ponce, Finito
Cinco toros de Samuel Flores y uno, el 1?, de Guardiola Fantoni, de juego aceptable 1?, 4? y 6?, aunque todos flojos. 3? y 5? fueron devueltos y sustituidos por sendos sobreros de Guardiola Fantoni, tambi¨¦n muy flojos. Emilio Mu?oz: dos orejas y oreja. Enrique Ponce: divisi¨®n de opiniones y aplausos. Finito de C¨®rdoba: silencio tras aviso y oreja.Plaza de Zaragoza, 13 de octubre. S¨¦ptima de feria. Lleno.
A Enrique Ponce le va a venir bien el descanso de fin de temporada. Parece como atorado y sin su reconocida capacidad para resolver ciertas papeletas. Uno no va a afirmar que las reses a las que tuvo que enfrentarse fueran de recibo, pero el valenciano no acab¨® de estar a la altura de las circunstancias. Su primero, mansurr¨®n y rajado en la muleta, recibi¨® muchos muletazos, en un trasteo bastante pl¨²mbeo. El segundo sobrero estaba cerca de la invalidez y Ponce hizo de enfermero, con detalles de clase, pero sin gran convencimiento.
Al primer sobrero, muy flojo de los cuartos traseros, Finito de C¨®rdoba le instrument¨® muchos muletazos, pero muy ligero y sin gran confianza. La faena al que cerr¨® plaza tuvo mejor nivel, sobresaliendo una relajada serie con la diestra y la estocada final. Sin embargo, pudo apreciarse c¨®mo despu¨¦s de cada muletazo con la izquierda deb¨ªa rectificar la posici¨®n para dar el siguiente. Actuaci¨®n correcta, pero no merecedora del trofeo que obtuvo, aunque, si bien se mira, ?qui¨¦n era el guapo que en esos momentos le amargaba la tarde al buen p¨²blico zaragozano, en una feria, hasta ahora, tan pobre en resultados?
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