Resumen
Cada vez que termina un a?o, la mayor¨ªa de los periodistas nos convertimos en lo m¨¢s parecido a pisadores de uvas. Te sit¨²an encima de un gran mont¨®n de racimos -los hechos, sucedidos y aconteceres de los 12 meses precedentes-, y hala, a sacar jugo. El resultado es que, cuando terminas de resumir lo irresumible, te entra una especie de sequ¨ªa devastadora. Porque lo ocurrido, al reducirse a cronolog¨ªa -datos escritos en negrita para acompa?ar, casi siempre, la cr¨®nica fotogr¨¢fica-, pierde su sabor y textura, pierde el lugar y la referencia concreta, que son los fundamentos de la memoria. Uno puede ali?ar una simp¨¢tica gacetilla acerca de lo que sucedi¨®, y otras plumas m¨¢s sesudas lo analizaran en p¨¢ginas adyacentes, consiguiendo en total una visi¨®n bastante lograda de la que faltar¨¢, inevitablemente, el factor subjetivo. ?Qu¨¦ hac¨ªamos, qui¨¦nes ¨¦ramos, qu¨¦ sent¨ªamos cuando sucedi¨® esto y lo otro? Imposible recordar, imposible verificar. Por mucho que me empe?e, una parte de m¨ª se ha desvanecido junto con la viveza del recuerdo.Por eso escribo hoy que en una n¨ªtida ma?ana norte?a, desde la galer¨ªa de una casa de campo que da a un valle perfecto, m¨¢s all¨¢ del cual se dibujan los conos erizados de una cadena monta?osa; en medio de una tranquilidad impresionante y con un estado de ¨¢nimo tirando a optimista, he sabido por la radio que el PSOE ha incluido en sus listas a Jos¨¦ Barrionuevo. Y tarar¨ª que te vi.
Dentro de aproximadamente un a?o, cuando me vea obligada a resumir qu¨¦ ocurri¨® desde el primer momento, podr¨¦ recordar, porque lo tengo escrito, que 1996 empez¨® con una turbia bocanada chulesca, matonesca, canallesca, que nos envilec¨ªa, y que profan¨® el aire sereno de una peque?a aldea como profana cada momento de nuestra vida cotidiana. Recordar¨¦ eso, y tendr¨¢ m¨¦rito, porque lo que venga despu¨¦s a¨²n ser¨¢ peor.
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