Ojos de mujer
Denostado territorio d¨¦ un imaginario ajeno, cuna de ficciones de envidiable solidez, el cine americano ha sido hasta hace poco un "m¨ªrame, cons¨²meme, pero no me toques" para cualquier espa?olito aspirante a cineasta. Desde los ochenta, no obstante, algo ha cambiado y tras los pasos pioneros de Borau, Colomo y hasta Manolo Summers, ahora aparece una generaci¨®n interesada en estudiar in situ c¨®mo se hacen esas ficciones.Algo m¨¢s cambi¨®: son ahora mujeres las que van a EE UU en busca de actores, escenarios e inspiraci¨®n para unas pel¨ªculas a contracorriente de los modos de hacer norteaniericanos. A los casos recientes de Chus Guti¨¦rrez, Marta Balletb¨®-Coll, Teresa de Pelegr¨ª y Maria Ripoll, se suma ahora el de Coixet. Son m¨¢s que casos aislados: confirman una tendencia a la universalizaci¨®n de un cine, el espa?ol, siempre tan obsesionado por mirarse el ombligo. Y recuerdan que "la mitad del cielo" est¨¢ dispuesta a dar la guerra donde haga falta.
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