Los partidarios de suavizar el camino a la moneda ¨²nica proponen excepciones a Maastricht
Crecen las opiniones partidarias de interpretar flexiblemente los criterios de convergencia pactados en Maastricht como requisito para la moneda ¨²nica. As¨ª lo defendi¨® ayer frontalmente el ex presidente franc¨¦s Val¨¦ry Giscard d'Estaing propugnando que a la hora de examinar los pa¨ªses que se integren en la primera oleada habr¨ªa que restar de las cifras de d¨¦ficit p¨²blico el impacto de una eventual recesi¨®n. Jacques Santer sali¨® al paso de estas cr¨ªticas y calific¨® de "irresponsable" cuestionar la puesta en marcha de la uni¨®n monetaria el 1 de enero de 1999.
Europa vive atribulada. La desaceleraci¨®n de la econom¨ªa alemana y la rebeli¨®n social francesa no s¨®lo han dado ¨ªnfulas a los enemigos tradicionales de la moneda ¨²nica, especialmente activos estos d¨ªas en los medios anglosajones ("o no saben traducir o no han le¨ªdo el texto original", dec¨ªa el martes Jacques Delors sobre una informaci¨®n publicada en portada del International Herald Tribune y que recog¨ªa un p¨¢rrafo descontextualizado de una entrevista que lo realiz¨® Sud-Ouest). Tambi¨¦n han inclinado al cambio de bando o a la duda a antiguos partidarios de la idea (Miguel Boyer o Carlos Westendorp, antes de rectificar ayer). Pero y esto es lo nuevo, Alemania, la Comisi¨®n, el Instituto Monetario y el Ecofin, principales paladines del "cumplimiento estricto" de los requisitos, seg¨²n sostienen, o de una "interpretaci¨®n restrictiva", como les imputan sus cr¨ªticos, van cediendo protagonismo en favor de otras posturas tambi¨¦n partidarias de la moneda ¨²nica. Desde dentro del europe¨ªsmo militante, se multiplican las voces en favor de una interpretaci¨®n m¨¢s abierta, m¨¢s flexible o m¨¢s completa del Tratado de Maastricht, como se ha constatado en el simposio sobre la moneda ¨²nica clausurado ayer.
M¨¢s completa: que "conjugue" la uni¨®n monetaria con las pol¨ªticas activas en favor del empleo mediante "un pacto de confianza" que armonice lo monetario y lo social y calme las inquietudes ciudadanas, como propugn¨® Delors. M¨¢s abierta al ciudadano porque "la moneda ¨²nica s¨®lo podr¨¢ existir s¨ª los consumidores la aceptan", como destac¨® la comisaria Emma Bonino, lema en que se centraron los trabajos pr¨¢cticos del simposio.
Y m¨¢s flexible, como defendi¨® ayer Giscard. El inventor -junto con Helmut Schmidt- del SME, lanz¨® una llamada para "acabar con el acoso a la Campa?a de denigraci¨®n de la moneda ¨²nica"; recomend¨® que se hable menos de la transici¨®n al euro y m¨¢s de las ventajas que reportar¨¢ "porque no es l¨®gico discutir m¨¢s la mudanza que de la nueva residencia"; y pidi¨® a la Comisi¨®n un estudio sobre los beneficios de ciertos interesados en mantener la dispersi¨®n monetaria porque sacan fruto de los tipos de cambio. Un fruto evaluado por el comisario de Asuntos Monetarios, Yves Thibault de Silguy, en 20.000, millones de ecus anuales, 3,2 billones de pesetas.
La propuesta revolucionaria de Giscard -un ex, pero muy influyente- consisti¨® en que el criterio de d¨¦ficit -Maastricht establece un techo del 3% sobre el PIB- debe interpretarse teni¨¦ndo en cuenta el ciclo econ¨®mico. Los cr¨ªticos con el proceso de uni¨®n, dijo, atacan los esfuerzos adicionales necesarios para alcanzar los requisitos "porque agravar¨¢n la recesi¨®n y el desempleo". "Para combatir el elemento deflacionista de los criterios", respondi¨®, "basta de traer el impacto de una eventual recesi¨®n del c¨¢lculo del d¨¦ficif".
Giscard record¨® ayer que el art¨ªculo 104-C del Tratado ya admite que "el valor de referencia" (el 3%) puede ser sobrepasado en casos excepcionales: la recesi¨®n puede ser esa excepci¨®n.
Jordi Pujol, presidente de la Generalitat, expres¨®, tambi¨¦n en Bruselas, su convicci¨®n de que hay que seguir fielmente los criterios de Maastricht para alcanzar la moneda ¨²nica y desaconsej¨® sus sustituci¨®n por otros menos exigentes. Carlos Solchaga manifest¨® igual fervor por el euro: "Somos mayor¨ªa quienes creemos en el proceso de la uni¨®n monetaria y m¨¢s despu¨¦s de la cumbre de Madrid, que lo ha reanimado despu¨¦s de tres a?os de vacilaciones", dijo. Lament¨® que el esquema arbitrado "sea un proceso de plazos, con una segunda fase, la actual, demasiado larga, por lo que no es extra?o que a medida que nos acercamos al final se produzcan angustias". Pero destac¨® que la uni¨®n monetaria "es pieza clave de la uni¨®n pol¨ªtica". Por ello, m¨¢s que una decisi¨®n econ¨®mica [para selecionar a los miembros cumplidores de las condiciones] estamos ante una decisi¨®n. pol¨ªtica", defendi¨®. Se distanciaba as¨ª de quienes, m¨¢s ortodoxos o restrictivos, propugnan una aplicaci¨®n matem¨¢tica y autom¨¢tica de los criterios, sin flexibilidades.Contestaci¨®n
El presidente de la Comisi¨®n, Jacques Santer, y el comisario De Silguy replicaron que estudiar¨ªan. estas "nuevas ideas" por si encajan en el Tratado, del que la Comisi¨®n "es guardiana y que debe interpretarse escrupulosamente". Santer llam¨® a la responsabilidad de los dirigentes porque la moneda ¨²nica no es un capricho, sino una obligaci¨®n consagrada en un Tratado, ratificado por los Parlamentos nacionales y en algunos casos mediante referendos, y resulta irresponsable sembrarla de dudas". De Silguy consider¨®, optimista, que la coyuntura favorece la convergencia: "Tenemos la inflaci¨®n m¨¢s baja en 25 a?os; descienden los tipos de inter¨¦s; la demanda externa de los pa¨ªses en desarrollo crece al ritmo del 6%; y, la rentabilidad de las empresas europeas es la mayor de los ¨²ltimos 20 a?os".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.