A la espera de un nuevo rumbo
La tranquilidad, que ha sido algo incompatible con nuestra orquesta nacional durante muchos a?os, parece por fin haber llegado con la firma de un nuevo reglamento, que ciertamente levant¨® ampollas durante el periodo de su negociaci¨®n. "Vivimos ahora un momento id¨ªlico", dice el violinista y miembro de la junta de personal de la orquesta por UGT Eduardo Carpinteto. Esta temporada ha, aumentado la venta del n¨²mero de, abonos en un 4,7% con respecto a la anterior y la presencia de la formaci¨®n fuera de Madrid ha ascendido de los seis conciertos de 1994 a los 22 de 1995. Este reglamento ha logrado, en opini¨®n de Administraci¨®n y m¨²sicos, flexibilizar las condiciones, de trabajo. Los miembros de la ONE -951 funcionarios y, 11 contratados- han visto aumentado su sueldo mensual unas 120.000 pesetas lineales, a cambio. de ceder sus derechos de retransmisi¨®n de los conciertos por radio y televisi¨®n, ademas de grabar dos discos al a?o. Pero por ahora no se ha retransmitido ning¨²n concierto ni se ha grabado un solo disco.La fama que arrastra la orquesta de conflictiva con sus directores es algo que, por supuesto, niegan sus m¨²sicos. Aldo Ceccato, primer director extranjero de la ONE, asumi¨® el cargo en la temporada 1991-1992, por un periodo de tres afios. Su titularidad fue acogida favorablemente por la orquesta y a su marcha acompa?¨® la siguiente frase: "La ONE no tiene f¨²turo". Dos a?os antes, los intrumentistas rechazaron a Crist¨®bal Halffter como responsable. El anterior titular fue Jes¨²s L¨®pez-Cobos, que dim¨ªti¨® en 1988."Exceso de burocracia"
L¨®pez-Cobos, actual director de la Orquesta Sinf¨®nica de Cincinnati y de la de Lausana, Suiza, prefiere no opinar sobre este asunto, del que se siente completamente alejado. Sin embargo, L¨®pez-Cobos, al que 90 m¨²sicos de la ONE le rogaron que no se fuera, recuerda que durante su mandato "hab¨ªa exceso de burocracia y corporativismo; y resistencia a modernizar la orquesta en todos los sentidos, a abrirse a todo el mundo", informa desde Estados Unidos Juan Cavestany.
"A la orquesta se la puede exprimir m¨¢s, pero no cualquiera", dice el oboe Ram¨®n Puchades, miembro de la comisi¨®n de profesores, elegida por la orquesta. "Queremos un maestro", dice el percusionista F¨¦lix Castro, miembro de esa comisi¨®n y secretario t¨¦cnico de la formaci¨®n. Y ambos manifiestan las ganas de los m¨²sicos de trabajar fuerte y disfrutar, mientras echan mano de su agenda para comprobar cu¨¢ndo han disfrutado con un concierto. "Los m¨²sicos no podemos detener los golpes de una mala administraci¨®n", se defienden los m¨²sicos. "?Por qu¨¦ se nos exige tocar como lo hace la Filarm¨®nica de Berl¨ªn, si desde hace veinte a?os no tenemos, como tiene la de M¨²nich, un Claudio Abbado o un Celibidache?", se pregunta Puchades.
De algo est¨¢n seguros. Los conciertos del pasado fin de semana y del pr¨®ximo les quedar¨¢n grabados en la memoria. La raz¨®n es el gran director Kurt Sanderling, invitado estas dos semanas a dirigirles.
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