La prospectiva como raz¨®n
La prospectiva es una materia que ha dado, abundantes charlatanes y bastante gente interesante. Entre los primeros ninguno fue capaz, por ejemplo, de incorporar la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn y la autodestrucci¨®n del socialismo real a sus verdades reveladas del fin de siglo. Tal es la aleatoriedad de sus presupuestos y m¨¦todos, de trabajo, escasamente cient¨ªficos. Los grandes economistas de la historia tambi¨¦n hicieron sus pinitos prospectivos. Adam Smith previ¨® la Sociedad de la Libertad Perfecta, cuya caracter¨ªstica era un aumento general del bienestar para todos a trav¨¦s de la mano invisible. Marx profetiz¨®, sin muchos detalles, la sociedad sin clases; la clase trabajadora, "estupidizada e ignorante", deven¨ªa primero en un proletariado difuso y luego ejerc¨ªa su dictadura para acabar en una mera administraci¨®n de las cosas. Ya en el siglo XX, Keynes crey¨® en las posibilidades pol¨ªticas del capitalismo del futuro, pero tambi¨¦n en que el mercado conducir¨ªa. a una sociedad de desempleo permanente; su pesimismo tiene, hoy ra¨ªces emp¨ªricas. Por ¨²ltimo, Schumpeterse pregunta en su obra monumental Capitalismo, socialismo y democracia, "?Puede sobrevivir al capitalismo?", y se contesta: "No creo que pueda"; el austriaco entiende que no hay razones puramente econ¨®micas en la muerte del capitalismo, sino que "el capitalismo da origen a un marco racional de pensamiento que, tras haber destruido la moral de tantas otras instituciones, se volver¨¢ contra la suya".
Esta semana han aparecido dos libros que contemplan con seriedad la prospectiva como m¨¦todo -El futuro de Espa?a (Editorial Taurus), de Diego Hidalgo, y El capitalismo del siglo XXI (Editorial Pen¨ªnsula), de Robert Heilbroner- y se anuncia otro m¨¢s de Carlos Alonso Zald¨ªvar. El de Hidalgo es el primero que incorpora en el an¨¢lisis a nuestro pa¨ªs en las nuevas condiciones de fin de: siglo: sin un sistema pol¨ªtico alternativo; vinculado al proceso de globalizaci¨®n surgido tras el final de la guerra fr¨ªa; inmerso en la actual revoluci¨®n de la tecnolog¨ªa, la informaci¨®n y las comunicaciones; con creciente preocupaci¨®n por el medio ambiente; con un nivel preocupante de desempleo, et c¨¦tera. Y lo hace sin caer en ese economicismo rampante de muchos de los trabajos que hoy se publican.
Hidalgo lo ha querido editar en la precampa?a electoral, con el af¨¢n leg¨ªtimo de influir en las ideas de: los partidos pol¨ªticos, sobre todo en cuatro cuestiones: desempleo, pensiones, educaci¨®n y reforma de la administraci¨®n. Vano intento, pues sus posiciones liberales est¨¢n desapareciendo artificialmente de la escena p¨²blica: los dos grandes partidos. (PSOE y PP) han iniciado una rara carrera para ver qui¨¦n defiende, con m¨¢s ortodoxia, las posiciones alcanzadas en el Estado de bienestar espa?ol. Este corrimiento gauchista tendr¨ªa su inter¨¦s si fuese aut¨¦ntico, pero es una impostura que no corresponde a la pol¨ªtica que han practicado unos, o que desean ejercer los otros, cuando lleguen al Gobierno de la naci¨®n. Es oportunismo.
La batalla por el voto se est¨¢ librando en el espacio sociol¨®gico del centro-izquierda, y resulta prodigioso observar a quienes hace poco eran un partido de derecha, luego de centro-derecha y hace dos fines de semana de centro, pelear con las armas que en Europa tienen la socialdemocracia o el laborismo, y no Kohl, Major o Jupp¨¦. Cualquier observador reci¨¦n llegado hubiera cre¨ªdo que el socialista era Rodrigo Rato en el debate del. pasado lunes en Canal Plus sobre pol¨ªtica econ¨®mica (con Pedro Solbes) o Luis Gamir en la presentaci¨®n de El futuro de Espa?a. ?D¨®nde est¨¢n los liberales del PP?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.