Un marcado acento local e institucional
De entrada, hay tres rasgos que globalmente definen la actual edici¨®n de Arco 96: el primero, la masiva presencia institucional, que abarca visualmente un frente amplio de la feria; el segundo, la continuaci¨®n en el declive cualitativo de firmas extranjeras no invitadas; y, en fin, el tercero, el mantenimiento del entusiasmo por parte de las galer¨ªas espa?olas, que, en general, echan el resto en este acontecimiento ferial, incluso superando lo que normalmente ofrecen a lo largo del a?o.A partir de lo apuntado, la conclusi¨®n me parece relativamente sencilla: Arco, hoy en d¨ªa, funciona como cita b¨¢sicamente nacional, pues, aunque dudo mucho que el balance econ¨®mico resulte positivo para la mayor parte de las galer¨ªas espa?olas presentes, est¨¢ claro que, por el momento, compensan el probable d¨¦ficit mediante una encomiable ilusi¨®n. Desde mi punto de. vista, no creo que esta ilusi¨®n sea vana, ya que la masiva asistencia de p¨²blico, la enorme difusi¨®n que generosamente conceden los medios al evento y lo que se suele derivar de estas concentraciones de profesionales son factores que justifican o explican la expectativa.
Galer¨ªas
No obstante, quiz¨¢ nunca como ahora se nos ha planteado con m¨¢s cruda evidencia una situaci¨®n, que, estando como est¨¢n internacionalmente en una profunda crisis casi todas las ferias de arte contempor¨¢neo del mundo, ser¨ªa irresponsable ignorar de cara al futuro. Por decirlo de una manera simple: no estamos ante ninguna crisis econ¨®mica del sector -?c¨®mo va a entrar en crisis un mercado de suyo end¨¦mico?-, pero s¨ª estamos ante un punto cr¨ªtico, en la historia de Arco, cuya supervivencia depender¨¢ de saber o no reorientar su trayectoria de acuerdo con la experiencia vivida hasta el presente.
Dejando de lado estas reflexiones al dictado de la primera impresi¨®n, hay que rese?ar como lo m¨¢s destacado de esta edici¨®n de Arco, en efecto, la presencia y la calidad de las galer¨ªas espa?olas, que, de nuevo, han acudido en masa, y con lo mejor. La simple relaci¨®n de las mismas ocupar¨ªa un espacio no disponible en este art¨ªculo -son aproximadamente un centenar-, aunque me permitir¨¦ destacar, con las salvedades que se imponen para el caso cuando se trata de una simple primera visi¨®n de circunstancias, las siguientes: Buades, Helga Alvear, Jorge Mara, Juana de Aizpuru, Luis Adelantado, Soledad Lorenzo, Gamarra, Moriarty, Marlborough, Egam, Masha Prieto, Emilio Navarro, Oliva Arauna, F¨²cares, Tach¨¦, Guillermo de Osma, Diecis¨¦is, DV, Estampa, Estiarte, Leyendecker, Mach¨®n, Prats, May Mor¨¦, My Name's Lolita Art, ?ngel Romero, Ediciones T, Siboney, Tomas March, Ginkgo, Berini, B¨¢rcena, Bellotti, Rafael Ortiz, Sen, Ferr¨¢n Cano, Aele, Seiquer, Anselmo ?lvarez, Ben¨ªtez, Rita Garc¨ªa, Afinsa Almirante, Pelaires, etc¨¦tera.
Entre las firmas extranjeras no invitadas, se?alar¨¦, en principio, la alta y buena presencia, de las galer¨ªas portuguesas e iberoamericanas -un dato a tener en cuenta para el futuro-, as¨ª como el nivel esperado de algunas de las ya muy acreditadas de Europa y EE UU de Norteam¨¦rica, como Waddignton, Annely Juda, Pace, Persano, Galerie de France, Jablonka, etc¨¦tera, aunque en este apartado el agujero alcanza una proporci¨®n casi abism¨¢tica.
Para determinar con este desprop¨®sito de embutir en unas notas apresuradas el variopinto y enorme tinglado contenido en este animado bazar, me permito rememorar algunos fugaces chispazos personales: Juan Navarro Baldeweg, en Estiarte; Simon Edmondson, Salina$ y Carmen Calvo, sin olvidar los magn¨ªficos Torres Garc¨ªa, en Jorge Mara; la esquina Brun-Balde¨®n y- Cherna Alvargonz¨¢lez, en Oliva Arauna; los j¨®venes cubanos Saidel Brito y Pedro ?lvarez, en Berini; Gonzalo Puch, en Buades; Cosine Churruca, en Diecis¨¦is; Sicilia, en Soledad Lorenzo; Barradas, Palencia y Saura, en Guillermo de Osma; el extraordinario desnudo femenino ante el espejo de Arikha, en Marlborough; los bienalistas venecianos Arroyo y Alfaro con el contrapunto de los melanc¨®licos paisajes de Maripuri Herrero, en Gamarra; Teresa Moro, en Emilio Navarro; Ana Prada, que es, a mi juicio, la artista joven que ahora hace las cosas m¨¢s interesantes y refinadas, en Elba Ben¨ªtez; el extraordinario desnudo, marca de la casa, del mexicano Alberto Gironella, en Claude Bernard; Isaac Montoya y Manuel Rufo, en ?ngel Romero.
Babelia
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