El se?or Cayo y los pescadores de erizos
Ya nadie disputa el voto del se?or Cayo. O lo dan por ganado o por perdido. O por insignificante, un agujero negro en la estad¨ªstica, una especie en v¨ªas de extinci¨®n como la perdiz roja de Miguel Delibes.La campa?a llega a los mentes de Alto de Rey, en Guadalajara, como un chisporroteo paralelo a la lumbre. Las brasas de la televisi¨®n calientan la soledad. Los pol¨ªticos son chispas fugaces en la pantalla. No hay carteles, no hay m¨ªtines, no hay altavoces, no hay candidatos en carne y hueso. El se?or Cayo de Condemios de Arriba, Pablo Mart¨ªn, simpatiza con los socialistas. El de Condemios de Abajo, Francisco Gonzalo, con los populares. De hecho, Pablo, 70 a?os, es alcalde por el PSOE de un municipio de 185 habitantes; Francisco lo es por el PP del lim¨ªtrofe, con 34 votantes. No se sienten c¨®modos cuando se les asocia con siglas: "Aqu¨ª cada uno es cada uno y nada m¨¢s".
En realidad, si hablas con ellos por tel¨¦fono, Pablo y Francisco parecen un desdoblamiento, de la misma persona. Se expresan con igual calma y un poso de fatalidad, como conscientes de ser los ¨²ltimos en una tierra dura, donde ya no se labra. Ambos ten¨ªan por oficio la labor, la siembra, el ganado y el monte. Francisco conserva unas vaquejas y Pablo tiene un chucho sin nombre. Son pensionistas. En Condem¨ªos de Abajo todos lo son,. En Condemios de Arriba hay cinco jovenes que trabajan. El resto. emigr¨® a las capitales.
"Antes hab¨ªa rivalidad entre los de Arriba y los de Abajo. Por las mozas. Ahora ya no hay mozas ni rivalidad. ni nada".. Pablo va a votar a Felipe y no le asusta Aznar. Francisco, a Aznar y no le disgusta. Felipe. "Desde luego, a falta de mozas, no vamos a peleamos por ellos". Esperan, eso s¨ª, que nadie toque las mejoras del se?or Cayo. Las pensiones, la atenci¨®n m¨¦dica y el agua potable. Ninguno sabe qui¨¦n es Bot¨ªn.
A la hora en que Felipe Gonz¨¢lez vaticinaba en la ma?ana de I?aki Gabilondo una especie de rebeli¨®n electoral contra los kingmaker, los que ponen y quitan gobernante antes de tiempo, el se?or Cayo echaba el primer le?o en el fuego y se: preguntaba si valdr¨ªa la pena, ponerle de una vez un nombre al perro. Y a esa hora, en el fr¨ªo y bravo mar del fin del mundo, Juan Campa?a y Jos¨¦ Pasantes se sumerg¨ªan a 12 metros de profundidad a la b¨²squeda del erizo.Con la luz del d¨ªa, en el puerto de Camari?as, los erizos de mar semejan amuletos de una civilizaci¨®n misteriosa. Juan y Jos¨¦ han recogido hoy 300 kilos despu¨¦s de seis horas de inmersi¨®n en el cabo Vilano, en la Costa da Morte, Esperan que el ¨²nico comprador les pague 80 pesetas por kilo. Dicen que el caviar del erizo es m¨¢s exquisito que el del esturi¨®n. Ser¨¢ consumido en lujosos restaurantes europeos y japoneses. La temporada de la pesca del erizo empez¨® en octubre, pero, con los temporales, s¨®lo han podido salir 22. d¨ªas. Desmienten algunas leyendas del fondo del mar. No es cierto que el congrio ataque. La morena parece que s¨ª. Despu¨¦s del erizo, Juan se dedica al pulpo y Jos¨¦, que tiene dos hijos, coge las maletas y se va a Suiza, al cant¨®n de Jura, a, trabajar en la construcci¨®n.
Juan y Jos¨¦ tienen 36 a?os. Otras veces votaron socialista. Camari?as tiene alcalde del PSOE y Juan y Jose aprecian su labor. Pero ahora dudan. Seg¨²n dicen, es posible que el voto de Juan se vaya por la izquierda, al BNG. Y el de Jos¨¦, por la derecha, al PP. Al final, los pescadores de erizos ser¨¢n los verdaderos hacedores de reyes.
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