Por que no pasa lo que no pasa
Una vez m¨¢s se cumple el dicho de que la fal1ta de noticias es una buena noticia. Pues hace meses, casi a?os, que los espa?oles no disfrut¨¢bamos de unos d¨ªas de sosiego y tranquilidad comparables a los actuales, confirmando la hip¨®tesis hegeliana de que los periodos felices de la humanidad carecen de historia, pues en ellos nada ocurre. Como por ensalmo, los esc¨¢ndalos y las corrupciones se han desvanecido, las tertulias han bajado el tono, -la chaqueta de Garz¨®n ya no revolotea arriba y abajo por las escaleras de la Audiencia, la actividad de los juzgados ha regresado a casa. Un verdadero alivio, bien merecido. La tranquilidad es tan visible, tan sonora y elocuente, que se corre el riesgo de que los ciudadanos lleguen a la conclusi¨®n de que nada mejor que Gobiernos en funciones o incluso que lleguen a pensar (?horror!) que el mejor Gobierno es el que no existe. Incluso la econom¨ªa proporciona excelentes noticias, como si maliciosamente quisiera mostrar que cuanto m¨¢s libre se la deja mejor.Todo exige una explicaci¨®n, incluso lo que no pasa. Y el que, de pronto, hayan dejado de pasar muchas cosas arroja luz y claridad sobre las razones por las que antes pasaba. ?Por qu¨¦ este sosiego?
Las elecciones del 93 rompieron la hegemon¨ªa socialista mostrando un notable equilibrio entre las dos grandes fuerzas una agria lucha pol¨ªticas. Y fue ese equilibrio lo que gener¨® por el electorado de centro, una lucha en la que todo val¨ªa, cierto o falso, sobrepasando (por ambos lados) lo que la ¨¦tica (incluso la ¨¦tica pol¨ªtica, siempre m¨¢s laxa) permite.
Muchos sospech¨¢bamos que tan pronto se celebraran las elecciones la espiral de malos tonos se trocar¨ªa en c¨ªrculo virtuoso de buenas maneras. La realidad parece confirmar, pues, que debajo del ¨ªmpetu purificador hab¨ªa, si no una conspiraci¨®n (palabra fuerte y a descartar en la vida democr¨¢tica), s¨ª una alianza objetiva de intereses, especialmente pol¨ªticos. En resumen, no son los esc¨¢ndalos; los que generaron la tensi¨®n, sino m¨¢s bien ¨¦sta lo que provoc¨® aqu¨¦llos. Y de ah¨ª, el malhumor del electorado y el general varapalo recibido por los partidos pol¨ªticos: el PSOE es enviado a la oposici¨®n, CiU pierde votantes y la pinza de IU se vuelve en contra, al igual que la oposici¨®n negativa del PP, que gana por los pelos. Suspenso casi general.
Sin duda, el pacto y el consenso, consecuencias inevitables de la fragmentaci¨®n del mapa pol¨ªtico que resulta de las elecciones, tienen tambi¨¦n mucho que ver con el actual sosiego. Pues, si mediante una hip¨®tesis contrafactual intent¨¢ramos imaginar cu¨¢l ser¨ªa el clima pol¨ªtico en caso de que el PP hubiera obtenido una mayor¨ªa absoluta, el cuadro que resulta es muy distinto. Como lo ser¨ªa tambi¨¦n si el PSOE hubiera obtenido mayor¨ªa absoluta. De modo que, aunque, hace tiempo que dej¨¦ de creer en la mano invisible (pues creencia es, en el m¨¢s puro sentido orteguiano) y estimo que el resultado del pasado d¨ªa 3 es m¨¢s consecuencia no querida que dise?o planificado, todo ocurre como si el mensaje del electorado hubiera sido ¨¦se: estamos hartos de vuestras peleas y poneros de acuerdo, no ya acuerdos de dos (PP-CiU), sino de tres (m¨¢s CC), de cuatro (m¨¢s PNV) o incluso de cinco.
Y, puestos a sustancializar la voluntad popular, incluso ha dicho m¨¢s, ya que la alternativa al pacto es convocar nuevas elecciones. Ahora bien, ?que ocurrir¨ªa en este escenario, no muy probable, pero tampoco imposible, y cuyas consecuencias debemos meditar muy seriamente? ?Qu¨¦ resultados deparar¨ªan unas nuevas elecciones? Nadie lo sabe a ciencia cierta, pues es, sin duda, el escenario m¨¢s vol¨¢til. Pero lo que s¨ª puede aventurarse es que en esa nueva consulta ser¨¢ penalizado quien aparezca p¨²blicamente responsable de incumplir el mandato salido del d¨ªa 3: negociar y pactar un Gobierno estable. ?sa es la amenaza ¨²ltima que se reserva el electorado y, hoy por hoy, la mayor garant¨ªa para un acuerdo. Un ejemplo m¨¢s de c¨®mo el futuro virtual, que quiz¨¢ nunca llegar¨¢ a ocurrir, puede causar el pasado o de por qu¨¦ no pasa lo que no pasa.
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