Despertarse a la realidad
Mientras los movimientos pol¨ªticos se multiplican, la econom¨ªa prosigue su marcha reivindicando espacios de autonom¨ªa. Empresarios y trabajadores buscan su protagonismo en lo cotidiano, al margen de las grandes decisiones. Es muy sugerente observar algunas de las cosas que suceden a nuestro alrededor. Por ejemplo, en pa¨ªses que tienen problemas dispares.En Alemania, el modelo social alem¨¢n, triunfador tras 40 a?os; de prosperidad casi ininterrumpida, da s¨ªntomas de agotamiento. La diagnosis es casi un¨¢nime: los ciudadanos est¨¢n sobrerremunerados, sobreprotegidos y son, cada vez m¨¢s, subproductivos; la rigidez laboral aleja a los inversores y el sistema de protecci¨®n social conduce a las finanzas p¨²blicas a la ruina; se espera un crecimiento cero para este a?o, y el d¨¦ficit p¨²blico -que ya es del 3,6% del producto interior bruto (PIB)- puede aumentar, con lo que Alemania se aleja de la uni¨®n econ¨®mica y monetario (UEM). Se ha ido demasiado lejos, y todo debe cambiar para que todo siga igual y ese pa¨ªs siga siendo el m¨¢s poderoso y rico de Europa: son imprescindibles las reformas. Lo bueno es que se est¨¢ asumiendo, de forma acelerada, la sensaci¨®n de crisis. "Todos se han despertado a la realidad".
En el Reino Unido la coyuntura es otra, y hasta los responsables empresariales han comenzado a tomar conciencia de que los salarios, despu¨¦s de muchos a?os de sacrificio, deben subir. En el pasado mes de enero, Adair Turner, presidente de la Confederaci¨®n de Industrias Brit¨¢nicas, declaraba lo siguiente: "Durante los ¨²ltimos tres a?os, en Inglaterra se han roto los lazos entre los salarios y los precios... [es necesario cambiar el rumbo] ya que el crecimiento a largo plazo de la econom¨ªa pasa por un aumento real de los salarios". Y el responsable de Asuntos Sociales de la organizaci¨®n empresarial, John Crittland, abundaba: "La flexibilidad y la productividad tienen su importancia, pero los salarios siguen siendo el principal resorte de la demanda, el carburante del crecimiento".
?Y en Espa?a? En poco m¨¢s de un a?o, la patronal, CC OO y UGT est¨¢n transformando poco a poco los h¨¢bitos de su relaci¨®n. En enero de 1995 firmaban un sorprendente comunicado en el que urg¨ªan a los pol¨ªticos a dar una salida a la situaci¨®n de incertidumbre "insostenible" que pod¨ªa agotar la recuperaci¨®n econ¨®mica y ofrec¨ªan la paz social. Doce meses despu¨¦s, los mismos interlocutores alcanzaban un acuerdo hist¨®rico para la resoluci¨®n negociada de los conflictos, con vigencia hasta el a?o 2000; se persegu¨ªa evitar la judicializaci¨®n interminable de las huelgas. Esta misma semana, Fomento del Trabajo Nacional -patronal catalana perteneciente a la CEOE- y los dos sindicatos mayoritarios se compromet¨ªan a pactar las causas del despido por razones objetivas, con una indemnizaci¨®n de 20 d¨ªas por a?o trabajado; los despidos improcedentes contin¨²an con los 45 d¨ªas por a?o. De nuevo avanzaban otro trecho para el arbitraje de los conflictos fuera de los tribunales y hacia unas relaciones laborales modernas.
La l¨ªnea abierta tras el 3 de marzo de una pol¨ªtica de pactos para gobernar tiene, pues, un precedente de madurez entre los agentes sociales, sin que ello haya significado la desaparici¨®n de los conflictos per se entre fuerzas con intereses contradictorios. Por ello, seguramente, los sindicatos no se han manifestado proclives a unos acuerdos econ¨®micos entre los partidos pol¨ªticos (unos segundos Pactos de la Moncloa) en el seno del Parlamento, con el objetivo de llegar a tiempo de entrar en la UEM. Prefieren la modalidad de un pacto social en el que ellos sean los int¨¦rpretes.
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