Pavarotti se afianza como estrella del pop
Le falta apenas pulir alg¨²n detalle, especialmente controlar esa man¨ªa de ponerse a cantar con el primer llegado el Ave Mar¨ªa de Gounod o de Schubert, y Luciano Pavarotti se habr¨¢ consolidado como lo que ya es y probablemente quiso ser siempre: una estrella del pop, un ¨ªdolo de multitudes. Sus progresos son tan espectaculares como su distancia creciente de los escenarios de ¨®pera en que dio los primeros pasos art¨ªsticos. El jueves los mostr¨® en su concierto anual de M¨®dena junto a figuras internacionales como Liza Minnelli, Elton John o Eric Clapton.El grueso tenor logr¨® colocar relativamente la voz en Holy Mother sobre una de las guitarras de blues m¨¢s sugerentes de los ¨²ltimos 20 a?os; dio color a Live like horses, bella canci¨®n del m¨¢s extravagante de los pianistas brit¨¢nicos; y jug¨® a New York, New York con la hija de Judy Garland, sin dar pasos de claqu¨¦ pero sin perder tampoco el tipo.
Su voz, todav¨ªa vibrante y fresca, motiv¨® a rockeros latinos como Ligabue y a un p¨²blico joven que aprecia en Pavarotti algo kitsch y exquisitamente ajeno, un Ferrero Rocher, un s¨ªmbolo del lujo puesto al alcance de todos.
Lucianone les responde con entrega. No renuncia todav¨ªa al frac que protege su diversidad, aunque progresa en el dominio de su gestualidad de tenor, suaviz¨¢ndola en lo posible para que los esfuerzos de comprensi¨®n del diafragma que requiere la construcci¨®n de la voz no parezcan s¨ªntomas de trastorno intestinal grave en el contexto de las maneras desenvueltas de las estrellas de lo ligero.
Ha cogido tambi¨¦n, o le han impuesto, un director de espect¨¢culo hollywoodiense como Phil Ramone, que ha limado excesos espont¨¢neos del Pavarotti pop. Por ejemplo, su tendencia a medirse con los colegas sobre las notas del Nessun dorma, como si la c¨¦lebre aria de Puccini fuera el banco de pruebas en el que las gargantas de los rockeros se van quebrando mientras Lucianone despliega su prodigiosa capacidad de proclamarse seguro vencedor sobre la cima del agudo. El n¨²mero, incluido en ediciones anteriores de este Pavarotti show, resultaba m¨¢s bien tosco. Algunas versiones light de ese tipo de originalidades sobrevivieron el jueves, por ejemplo, en el desangelado La ci darem la mano que el anfitri¨®n de la noche, sin cortarse un pelo ante el hecho de que Don Giovanni sea bar¨ªtono, enton¨® junto a la insegura Sheryl Crow, cantante de country-blues que, explic¨® Pavarotti, "estudi¨® para soprano".
Hubo tambi¨¦n el inevitable Ave Maria -este a?o toc¨® el de Gounod-, aullado como si la noche fuera de luna llena por la Familia Kelly en calidad de coro acompa?ante. Y un terrible I te vurria vasa, transformado en brutal asesinato para tenor y rockero -de nombre Piero Pel¨²- de una de las m¨¢s bellas canciones napolitanas de todos los tiempos.Fuera de la ¨®pera
Pero en general, el ¨²ltimo Pavarotti show subi¨® de calidad con respecto a los anteriores. Sobre todo, porque subi¨® tambi¨¦n el nivel de las estrellas atra¨ªdas hasta M¨®dena quiz¨¢s por la fama del cantante l¨ªrico, tal vez por la tragedia de los ni?os de Bosnia, a beneficio de los que se celebra el espect¨¢culo, y, muy probablemente, por la influencia de la Decca, la potente casa discogr¨¢fica de Pavarotti, que se mueve entre bastidores.
As¨ª, adem¨¢s de los ya citados, intervinieron s¨®lidos valores j¨®venes como Joan Osborne, o veteranos como Paco de Luc¨ªa, Al Di Meola y John MacLaughling. El c¨¦lebre tr¨ªo de guitarras ha vuelto a reunirse para una gira mundial que empieza pr¨®ximamente.
Nada de esto tiene que ver con la ¨®pera, donde Pavarotti ha sido noticia este a?o s¨®lo por tres t¨ªtulos: La figlia del reggimento, que interpret¨® en Nueva York, La boh¨¦me del Regio de Tur¨ªn y el Andrea Ch¨¦nier que cant¨® tambi¨¦n, como debutante en el papel, en las ciudad de los rascacielos. En las dos primeras, acus¨® problemas con el do de pecho. En la tercera, tuvo ¨¦xito de cr¨ªtica y de p¨²blico.
Ajeno a la l¨ªrica
El Pavarotti pop que se exhibe cada a?o en su ciudad natal, ciudad rica en dinero y en canneloni, cappelletti, malfatti, tagliatelle, tortellini, bombolotti y otras suculentas pastas regadas con un tinto espumante denominado lambrusco, no perjudica a la l¨ªrica. Le es totalmente ajeno. Ni siquiera priva de recursos a un g¨¦nero que agoniza, porque el tenor modenense pertence ya a un mundo que nada tiene que ver con el sublime arte inaugurado hace cuatro siglos. Lo suyo es el sonido amplificado y el campo de f¨²tbol; las masas de Montevideo, que se enfrentaron a la polic¨ªa porque se vendieron demasiadas entradas para su concierto; o de Sur¨¢frica, donde fue aplaudido por los l¨ªderes pol¨ªticos de los blancos y los negros. El pr¨®ximo 29 de junio, Pavarotti comenzar¨¢ en Tokio una nueva gira con Jos¨¦ Carreras y Pl¨¢cido Domingo, por la que O Soeoeoeoeoeoe-le m¨ªo resonar¨¢ en los estadios de siete capitales y tres continentes de este peque?o mundo. El maestro Zubin Mehta, que esta vez no se ha apuntado a dirigir los superconciertos, porque entiende que su profesi¨®n consiste en ocuparse del Mayo Musical Florentino, ha dicho que, cuando intent¨® llevar a Florencia a los tres divos, los empresarios ped¨ªan demasiado. Los l¨ªderes del pop han sido siempre supercaros, cosa que no perjudica a la ¨®pera. Pero tampoco la favorece.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.