?Que pasa con la ampliaci¨®n del Prado?
No piense el lector que una vez m¨¢s se trata de volver sobre el museo y sus muchas y ¨²ltimas vicisitudes, que tantas p¨¢ginas impresas de la prensa han llenado. No voy a hablar del Prado, sus carencias, la alocada danza de sus directores ¨²ltimos, los mejores o peores criterios de gobierno y su an¨¢lisis comparativo con otras grandes pinacotecas.Voy a tratar exclusivamente de un extra?o concurso, convocado por las autoridades pertinentes, para llevar a buen fin una deseada y, sin duda, necesaria ampliaci¨®n del museo.
En el ¨¢nimo de los organizadores del concurso prevaleci¨® la idea de este procedimiento, para evitar no s¨®lo el encargo "a dedo", sino la f¨®rmula de un concurso restringido entre arquitectos id¨®neos para acometer la empresa. As¨ª, m¨¢xima imparcialidad, y pureza. Pero es m¨¢s, hagamos el concurso internacional, dado que el Museo del Prado es, por decirlo as¨ª, patrimonio de la humanidad. Y no s¨®lo esto, pongamos el jurado en manos de la Uni¨®n Internacional de Arquitectos (UIA) para precaver cualquier dolosa concupiscencia. Parec¨ªa, en efecto, que una pulcritud, rayana en lo parox¨ªstico, iba a eliminar cualquier fallo humano, turbio o interesado, a fuerza de plicas, n¨²meros de identificaci¨®n, secreto notarial, etc¨¦tera.
El concurso se montaba en dos fases: en la primera el jurado escog¨ªa 10 proyectos, luego estos proyectos pasar¨ªan a participar en la elecci¨®n definitiva, escrutinio que se verificar¨ªa en el mes de septiembre pr¨®ximo. En el ¨ªnterin deb¨ªa permanecer en secreto qui¨¦nes eran los 10 triunfadores elegidos pendientes del fallo definitivo.
Analicernos ahora c¨®mo una pulcritud. excesiva puede conducir, precisamente, a los males que se quer¨ªa evitar.
En primer lugar, ?por qu¨¦ poner en manos de la UIA un concurso que tanto afectaba a una realidad espa?ola y fundamentalmente madrile?a? El Museo del Prado no es s¨®lo su contenido, sino tambi¨¦n su continente, el maravilloso edificio de Juan de Villanueva, y tras ¨¦l uno de los mejores barrios de Madrid.
La UIA otorg¨® la primac¨ªa a los arquitectos extranjeros, m¨¢s o menos ajenos o indiferentes al' edificio de! Villanueva, al que me temo que algunos ver¨ªan por primera vez. Se dio el caso, ins¨®lito, de que en el jurado no hab¨ªa un solo arquitecto espa?ol con voto. Esto ya es extremar demasiado las cosas.
Por otra parte, ?por qu¨¦ este secretismo de celar totalmente el nombre de los 10 elegidos en la primera fase, como si declarar sus nombres fuera tan grave como entregar papeles del Cesid que afectan a la seguridad del Estado?
Se me dir¨¢ que por el hecho mismo de la independencia y pulcritud del procedimiento. Pero veamos las cosas de otra manera: si todo esto se va llevando en secreto, ?no ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil que al final se trague la p¨ªldora prevista con m¨¢s facilidad?
Porque aqu¨ª viene lo incre¨ªble y parad¨®jico del caso. En el Abc Cultural del d¨ªa 14 de junio de 1996 se publica, en la p¨¢gina 26, a dos columnas, una gacetilla que lleva por t¨ªtulo 'Rafael Moneo, finalista de la ampliaci¨®n del Prado', pero ?v¨¢lgame Dios! qu¨¦ es esto, el secreto tan celosamente guardado revelado y nada menos que en letras de molde.
?No era un secreto que nadie deb¨ªa conocer, ni siquiera los m¨¢s ilustres miembros del patronato? ?Por d¨®nde se ha producido esta grieta en edificio tan bien. guardado?
Pero todav¨ªa nuestro asombro no tiene l¨ªmites cuando leemos las primeras l¨ªneas de este escrito an¨®nimo. Dicen textualmente: "No pod¨ªa ser de otra. manera. Rafael Moneo, el arquitecto espa?ol m¨¢s internacional, el de mayor reconocimiento y el m¨¢s premiado, es uno de los dos finalistas del concurso de ampliaci¨®n del Museo del Prado, uno de los grandes retos de la arquitectura mundial al que han concurrido sus estrellas m¨¢s rutilantes. Su proyecto, no obstante, deber¨¢ competir con el de Dionisio Hern¨¢ndez Gil, finalista junto a Moneo".
El p¨¢rrafo no tiene desperdicio. Las primeras l¨ªneas son como un desahogo de algo que ya estaba previsto. "No pod¨ªa ser de otra manera". Es un Incre¨ªble desliz de alguien que se ha ido de la lengua. El suelto o lo que sea de Abc no lo firma nadie, pero no ha salido de un periodista espont¨¢neo, sino de alguien que sabe o que ha sabido comunicar lo que sabe a otro, tirando la piedra pero escondiendo la mano.
El an¨®nimo relator da incluso sugerencias para que se acomode el concurso a una realidad deseada y preparada de antemano: "Una de las posibilidades", dice, "que maneja el jurado internacional. es la de que los dos arquitectos pacten un proyecto conjunto en que se aplique lo mejor de cada idea, una v¨ªa ¨¦sta muy empleada en los concursos de arquitectura y que en este caso asegurar¨ªa la novedad arquitect¨®nica de Moneo con el proteccionismo de Hern¨¢ndez Gil".
?Qui¨¦n hay detr¨¢s de este escrito? Esto es lo que me gustar¨ªa saber.
Termina la preciosa noticia que, seg¨²n las bases del concurso, el proyecto ganador se har¨¢ p¨²blico en una fecha, a¨²n no precisada, el pr¨®ximo oto?o. Pero, ?no lo est¨¢n ustedes haciendo p¨²blico tres o cuatro meses antes del fallo? Algo huele a podrido... y termino diciendo que, con este escrito del Abc Cultural, el famoso concurso internacional ha quedado moralmente invalidado.
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