Ropa feliz
Al iniciarse el verano todo el mundo quiere cambiar de yo ' ?ste se encuentra a veces en la grasa de las caderas, en la papada o en la bolsa de los ojos. Para cambiar de yo algunos acuden a las cl¨ªnicas de cirug¨ªa est¨¦tica, que son como peluquer¨ªas con bistur¨ª. No tratan de burlar a la Interpol. S¨®lo intentan enmascararse ante s¨ª mismos. A veces el nuevo yo tambi¨¦n est¨¢ posado en un simple ba?ador de marca o en el ¨²ltimo modelo de sandalias. Por este tiempo mucha gente entra en las tiendas de ropa como los seguidores de Plat¨®n acud¨ªan a su Academia para ver la sombra del yo reflejada en las paredes de la caverna. La nueva caverna de Plat¨®n es el probador de las boutiques, cuyos espejos suelen ser inmisericordes. Con la crueldad de un quir¨®fano los espejos del probador reflejan el cuerpo desnudo, macilento, mutilado y multiplicado que acaba de despellejarse el vestido usado donde el yo se hab¨ªa convertido en una costra odiosa. El mito de la caverna se reproduce. En el probador no eres m¨¢s que la sombra de alguien ¨²nico y real que pasa en ese momento por la calle. Ahora un dependiente ambiguo introduce el brazo y te ofrece las formas, tejidos y colores que has elegido. Bastar¨¢ con que un peque?o cocodrilo se pose a la altura de la tetilla izquierda para que debajo del polo sientas que tu alma de invierno ha cambiado. Cuando sales de esta caverna de espejos, descubres millones de peque?os cocodrilos que unifican a los humanos y tambi¨¦n una infinidad de naricillas trasquiladas por el cirujano tienden hacia la unidad absoluta. Tu propio yo es ya como el de todos. Esa fusi¨®n es la felicidad. Durante el invierno la grasa acumulada y los deseos no cumplidos dentro de una ropa pesada te hac¨ªan distinto, no intercambiable. Pero en verano se produce siempre la gran revoluci¨®n: el yo quiere diluirse otra vez en la belleza an¨®nima. Para eso, basta con cortarse el cuerpo con bistur¨ª por la l¨ªnea de puntos seg¨²n el patr¨®n de Noemi Campbel o de Richard Gere y comprarse una ropa feliz que oculte las frustraciones.
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