Las otras 'prevaricaciones' en torno a Estevill
Pujol impuso al pol¨¦mico juez de Barcelona para el Poder Judicial
No mir¨® a la cara ni a uno solo de los 15 testigos que comparecieron en los dos d¨ªas de juicio sobre sus presuntas prevaricaciones. Imp¨¢vido, Luis Pascual Estevill escuch¨® al presidente del tribunal preguntar si ten¨ªa algo que alegar en su favor. Pero no dijo ni m¨².El fiscal le regal¨® dur¨ªsimos calificativos sobre su conducta judicial, "disparatada" "vengativa", "caprichosa" o "absolutamente ilegal", y le ped¨ªa seis a?os de inhabilitaci¨®n para cualquier cargo p¨²blico. Durante el juicio, Pascual Estevill no dio la talla. No explic¨® razones jur¨ªdicas y su verbo inclu¨ªa expresiones poco ortodoxas como "lo hice creendo que" "fue vecino m¨ªo mientras era vivo".
Al salir del Supremo, dos prestigiosos juristas comentaban: "?Lo que no comprendo es c¨®mo este hombre ha llegado hasta el Consejo General del Poder Judicial". La. cuesti¨®n es que en torno a Estevill ha habido muchas otras prevaricaciones (decisiones tomadas a sabiendas de que son injustas) en el ¨¢mbito pol¨ªtico.
Estevill, que ya intent¨® una aventura pol¨ªtica en 1971 como representante a Cortes con el lema "Vota acci¨®n. Vota Pascual", alardeaba muchos meses antes de llegar al Consejo del Poder Judicial de que lo conseguir¨ªa gracias a CiU. De nada sirvi¨® que Pascual Sala, presidente del m¨¢ximo ¨®rgano de la judicatura, llamase a Miquel Roca, entonces jefe de filas, de CiU en Madrid, para advertirle: "Este hombre es impresentable". Roca le regate¨® afirmando que todo lo que se dec¨ªa contra Estevill eran habladur¨ªas, que: tan s¨®lo se trataba de un juez duro, con mala prensa, "pero un gran jurista". Converg¨¨ncia Democr¨¢tica de Catalunya (CDC), el partido de Jordi Pujol, respond¨ªa por ¨¦l.
CDC mantuvo su candidato y aprovech¨® un viaje de Juan Jos¨¦ Laborda, presidente del Senado, para colar por sorpresa a su candidato en un pleno, el 2 de noviembre de 1994. Aquella ma?ana, Joan Rigol, (de Uni¨® Democr¨¢tica, UDC, el partido coaligado con CDC) era presidente en funciones cuando recibi¨® la llamada del empresario catal¨¢n Carles Sumarroca, ¨ªntimo de la familia Pujol. "Te pido que demores esa votaci¨®n un poco, hasta que pueda hablar con Pujol, porque est¨¢is cometiendo un error", dijo Sumarroca.
Rigol, fr¨ªo, le dijo que a UDC le daba igual. "Este de Estevill es cosa vuestra", asegur¨®, en referencia a Pujol, su partido su c¨ªrculo. 15 senadores del PSOE, CiU y el PP rompieron la disciplina de voto y tacharon a Estevill de la papeleta secreta. Pero sali¨® elegido.
Sumarroca, ex presidente de la editora del diario nacionalista El Correo Catal¨¢n, quer¨ªa parar la decisi¨®n ya que su amigo Pedro Olabarr¨ªa conoc¨ªa bien la historia del juez Estevill. Este le hab¨ªa enviado a prisi¨®n por una querella de Banesto. Esa es precisamente la presunta prevaricaci¨®n que acaba de juzgarse en el Supremo. Olabarr¨ªa tambi¨¦n ayud¨® a otros a reunir dinero para presuntos cohechos del juez. Por toda explicaci¨®n, Sumarroca obtuvo que a Estevill era mejor tenerle lejos de un juzgado en Barcelona.
Dej¨® su juzgado el 7 de noviembre de 1994, rumbo al Consejo General del Poder Judicial, donde se convirti¨® en pieza esencial. Su voto permitir¨ªa el acceso de Fernando Cotta, el candidato conservador, a la Sala Segunda del Supremo, la que instruye el caso GAL. Los defensores de Estevill pasaron a ser Jos¨¦ Luis Manzanares, Andr¨¦s de la Oliva, y la actual ministra de Justicia, Margarita Mariscal.
El sector pr¨®ximo al PP defendi¨® a muerte a Estevill. Desde entonces, 19 meses de querellas, antejuicios, investigaciones, inculpaciones e incluso juicios de un mont¨®n de personas que le imputan un mont¨®n de personas que le imputan prevaricaci¨®n, cohecho, evasi¨®n fiscal o un intento de comprar el voto de un compa?ero vocal del CGPL
Jordi Pujol fue preguntado un d¨ªa si CiU segu¨ªa apoyando a Estevill y argument¨® que "al Consejo del Poder Judicial no lo llevamos nosotros, solos". Mientras tanto, Maci¨¤ Alavedra, consejero catal¨¢n de Econom¨ªa, almorzaba con Estevill cuando las peticiones de su dimisi¨®n, eran un clamor. Eligieron una mesa discreta de un restaurante barcelon¨¦s. All¨ª depart¨ªan como dos buenos amigos cuando Javier de la Rosa entr¨® y les dio sendos abrazos. Alavedra les dir¨ªa al salir a unos conocidos "Ya veis, qu¨¦ papelones me toca hacer por el cargo".
La amistad con De la Rosa es fundamental. El financiero paga facturas del juez en hoteles madrile?os donde le introduce en c¨ªrculos judiciales. Pero la revelaci¨®n definitiva llega cuando Enrique Marug¨¢n, uno de los testigos de cargo en el primer juicio contra Estevill, expone en una carta a Manuel Fraga que, est¨¢ recibiendo presiones de todo tipo y ofertas de 200 millones por parte de De la Rosa para que abandone su querella contra Estevill.
La revelaci¨®n de esta circunstancia puso en peligro a Enrique Marug¨¢n. De la Rosa le dej¨® un d¨ªa una gran botella de laxante "Emoliquen" sobre la mesa del despacho y luego le dijo por tel¨¦fono que era "para que te vayas limpiando por dentro".
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