Una 'monta?a rusa' se construye bajo tierra
Una complej¨ªsima obra de igenier¨ªa permite al nuevo metro sortear dos t¨²neles bajo la Castellana
La cosa es en apariencia simple: se trata de excavar dos t¨²neles, uno paralelo al paseo de la Castellana y otro perpendicular. Por ah¨ª discurrir¨¢n en la primavera de 1998 los nuevos tramos de las l¨ªneas 7 y 10 del metro. Converger¨¢n en una misma estaci¨®n, situada en la plaza del doctor Mara?¨®n, actualmente en construcci¨®n. Pero ?c¨®mo se consigue que los t¨²neles encajen? ?C¨®mo es posible que el vecino dormido no se entere de que 15. metros por debajo de su cama una m¨¢quina de cien toneladas roe la tierra? ?C¨®mo se sortean los t¨²neles ya existentes en el subsuelo de esa parte de Madrid? La obra de la ampliaci¨®n del metro que ahora se lleva a cabo en la Castellana es, a juicio de los t¨¦cnicos, la m¨¢s complicada efectuada hasta la fecha en el subsuelo.Si un buen aficionado a las megaobras se cuela hoy en los trabajos de la Castellana, con un presupuesto de 5.000 millones, ver¨¢ a los obreros de Fomento de Construcciones y Contratas ocupados en confeccionar agujeros gigantescos reforzados de hormig¨®n y hierro. Para noviembre, estos- deben estar preparados para alojar al primero de los dos topos -m¨¢quinas taladradoras que la empresa ha encargado a una f¨¢brica de Canad¨¢ por 1.500 millones de pesetas cada uno. Con el hueco a punto, esta m¨¢quina comenzar¨¢ a excavar a una profundidad, en algunos tramos, de unos doce metros en direcci¨®n a la plaza del Doctor Mara?¨®n. La velocidad media es de 20 metros al d¨ªa. Esta tuneladora, a la que vamos a denominar topo 1, construir¨¢ el tramo que unir¨¢ en un futuro la l¨ªnea 10 (que viene de Aluche y termina en Alonso Mart¨ªnez) con la 8 (que ahora termina en Avenida de Am¨¦rica).
Todo ser¨ªa m¨¢s sencillo si esta zona no estuviera ya taladrada Pero por debajo de la Castellana discurren dos t¨²neles. Uno de ellos sirve de paso al tren de cercan¨ªas que une Chamart¨ªn con Atocha. Viaja a muy poca pro fundidad y por eso quedar¨¢ por encima del metro.
El m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa
Y aqu¨ª est¨¢ el m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa: tambi¨¦n existe un colector que complica las cosas. El t¨²nel de la ampliaci¨®n de la l¨ªnea 10 va a quedar en un tramo por debajo de la v¨ªa del tren pero por encima de la cloaca, en una ajustada y delicada operaci¨®n de trenzado con muy pocos metros de margen que los especialistas denominan enhebrado. Pasado este nudo, el paso queda libre.El segundo problema es el terreno sobre el que se asienta toda esta zona de Madrid. Antiguamente, por la Castellana pasaba un arroyo. De hecho, el nombre de la calle le viene de una vieja fuente (fuente Castellana). Todo esto conforma un terreno humedo y fr¨¢gil que necesariamente ha de ser tratado con mimo, porque es propenso a derrumbarse. De eso saben bastante los vecinos de la zona de Alonso Mart¨ªnez: hace casi 30 a?os, en unas obras de ampliaci¨®n del metro similares a las que se llevan a cabo ahora, el firme se vino abajo y un socav¨®n devor¨® casi una veintena de coches. Ocurri¨® de madrugada, a s¨ª que no result¨® herido nadie, excepto "una se?ora que pasaba por all¨ª", seg¨²n reza una cr¨®nica local que un t¨¦cnico de la Comunidad guarda en un caj¨®n, tal vez como amuleto contra la mala suerte. Para que nada de eso ocurra, los t¨¦cnicos han preparado un novedoso sistema: seg¨²n avanza el topo 1 se va reforzando la parte superior del agujero con hormig¨®n. El tercer inconveniente es la profundidad. Se pod¨ªa haber optado por una l¨ªnea hundida en la tierra, a la manera de la 6, que discurre a 200 metros por debajo de la calle. Pero es contraproducente: una vez terminada, el mantenimiento que requerir¨ªa la infinidad de escaleras autom¨¢ticas que son necesarias, adem¨¢s de las molestias que produce a los viajeros, disuadi¨® a los responsables. "Si se estropean las escaleras mec¨¢nicas en Cuatro Caminos, mi madre, que tiene ya 80 a?os, tiene que quedarse a cenar all¨ª", explica un t¨¦cnico. As¨ª que los de Fomento y Construcciones aceptaron el reto de elevar el agujero tanto como fuera posible: hay tramos de cinco metros escasos de profundidad. Esto no es todo. Otra brigada de trabajadores, ¨¦stos pertenecientes a una agrupaci¨®n de varias empresas,ocupa estos d¨ªas un flanco en la calle de Mar¨ªa de Molina a fin de allanar el terreno para el topo 2, que llegar¨¢ en diciembre a la capital -un mes despu¨¦s del anterior- y excavar¨¢ desde esta calle hasta Gregorio Mara?¨®n. El presupuesto de este segundo t¨²nel es de 2.900 millones de pesetas.
A finales de a?o, los dos topos trabajar¨¢n simult¨¢neamente en las entra?as de Madrid.
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