Tierno se llev¨® el pato al agua
Desde el rey Felipe II hasta el carism¨¢tico alcalde Enrique Tierno Galv¨¢n, todos los gobernantes madrile?os so?aron con hacer el milagro de convertir un esmirriado y sucio riachuelo en un caudaloso r¨ªo del que los vecinos se sintieran orgullosos.Hace cuatro siglos Felipe II albergaba la loca ilusi¨®n de hacer navegable el Manzanares nada menos que hasta Lisboa. Los dictadores Miguel Primo de Rivera, en los a?os veinte, y despu¨¦s Franco se empe?aron in¨²tilmente en obtener del regato un inmenso caudal que diera magnificencia a la capital. Tierno se conform¨® con inaugurar el ¨²ltimo tramo que quedaba por canalizar, y coloc¨® sobre sus aguas unas decenas de ¨¢nades y zampullines. Esto fue en 1984 y los madrile?os se lo agradecer¨¢n siempre: en su recuerdo los patos est¨¢n tan unidos a la imagen del viejo profesor como el le¨®n a la Metro Goldwin Mayer. Todav¨ªa su sucesor Juan Barranco, antes de la moci¨®n de censura que le desbanc¨® de la alcald¨ªa de Madrid en 1989, present¨® un proyecto para que algunas barcas pudieran surcar sus aguas. Pero de aquello nunca m¨¢s se supo.
En la actualidad, el r¨ªo est¨¢ dividido en ocho presas que almacenan el agua y regulan el caudal, creando una serie de estanques cuya profundidad oscila entre los 0,8 y 2,8 metros. Cinco estaciones depuradoras -Viveros, La China, Butarque, Sur y Sur Oriental- consiguen que las aguas negras lleguen al r¨ªo con una calidad aceptable.
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