El crimen capital
Durante los a?os ochenta, el Tercer Mundo desapareci¨® de la vista. Olvidada la crisis del petr¨®leo, el Tercer Mundo que nomin¨® e interes¨® a las izquierdas, regres¨® a la oscuridad. S¨®lo las hambrunas y las matanzas lo han estado reintegrando a los medios de comunicaci¨®n como espect¨¢culos informativos. En ese silencio, s¨®lo interrumpido por sensacionalismos, dos terceras partes de la sociedad humana han ido cayendo en una mayor postraci¨®n. Un reciente informe de Naciones Unidas registra un panorama que no remediar¨¢n nunca millones de ONGs, ni la caridad de los donantes en campa?a, ni los conciertos de Bruce Sprinsteen. El b¨¢rbaro sistema econ¨®mico orientado por la econom¨ªa de la libre empresa y el imperio del capital crea estragos cada vez m¨¢s aplastantes entre millones de seres humanos.Las cifras de la ONU no s¨®lo denuncian el hambre cr¨®nica de 1.000 millones de habitantes, la muerte de 40.000 personas diarias por inanici¨®n. Pronostica adem¨¢s que esta matanza se ha acelerado en los ¨²ltimos a?os y el progreso de la aniquilaci¨®n coincide con lo que se llama globalizaci¨®n y neoliberalismo. La gente se muere de hambre y de enfermedades no porque no haya bienes para atenderlas sino porque el sistema de mercado declara de antemano muertos a quienes no poseen capacidad de compra y niega ayudas en provecho de reducir impuestos al capital. Apenas un 2% de la producci¨®n mundial de grano bastar¨ªa para alimentar a los 1.000 millones de personas que lo necesitan, pero sin un c¨¦ntimo para adquirir un pu?ado de trigo o de ma¨ªz su identidad es irrelevante.
Las desigualdades sociales se han incrementado en los ¨²ltimos treinta a?os al punto de que actualmente las fortunas de las 358 familias m¨¢s ricas del planeta suman m¨¢s que los 2.500 millones de personas m¨¢s pobres del mundo. El 20% de los habitantes pobres de la Tierra sumaban apenas el 2,3% de los ingresos totales en 1963 pero, actualmente, s¨®lo llegan a poseer el 1,4%. Entretanto, el 20% de los m¨¢s ricos han pasado de retener del 70% al 85% de las rentas. El estancamiento o el crecimiento negativo de algunos pa¨ªses como Mozambique y N¨ªger es tal que tardar¨¢n dos siglos en alcanzar el nivel medio de los pa¨ªses desarrollados si no hay cambios en la pol¨ªtica econ¨®mica internacional.
?Puede haberlos? Lo que est¨¢ ocurriendo a escala planetaria se reproduce tambi¨¦n dentro de cada sociedad "avanzada". Incluso en naciones como Estados Unidos, una de las tres con el grado de desarrollo mayor del mundo, las diferencias entre los ricos y pobres han creado un abismo cada vez m¨¢s dram¨¢tico. La concentraci¨®n de riqueza dentro del pa¨ªs permaneci¨® m¨¢s o menos estable desde 1963 a 1983, pero en la ¨²ltima d¨¦cada se ha producido un trasvase de recursos desde los miserables a los acaudalados favorecida por las concentraciones de empresas y los despidos masivos, por las pol¨ªticas fiscales y por el recorte de prestaciones sociales.
Las consecuencias de esta tendencia empiezan a vislumbrarse. Habr¨¢ gente que muera sin remedio en un remedo de las masacres que en otros momentos del siglo produjeron las guerras. Muertes por causa de la indigencia para millones en ?frica, en los pa¨ªses del Este de Europa, en pa¨ªses ¨¢rabes, en ¨¢reas marginales de occidente. Pero muertes tambi¨¦n por desesperaci¨®n en las calles c¨¦ntricas de Nueva York, de Par¨ªs, de Madrid o de Tokio. Estudios citados por Jeremy Rifkin en el libro The End of Work establecen una estrecha correlaci¨®n entre el actual aumento del desempleo y la criminalidad. Cada 1% m¨¢s de desempleo se traduce en un 2,5% de atentados m¨¢s contra la propiedad y en un 6,7% m¨¢s de homicidios en Estados Unidos. Pero tambi¨¦n el terrorismo podr¨ªa ser una plaga que conocer¨¢ el siglo XXI no ya basado en motivaciones pol¨ªticas sino, simplemente, promovido por la exasperaci¨®n de organizaciones contra un sistema que niega la vida de una mayor¨ªa humana en nombre del capital.
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