Labor de cultura, no solo unas obras

Desde la primera campa?a, en 1992, he dirigido los trabajos arqueol¨®gicos de la plaza de Oriente, primero con el director Jos¨¦ S¨¢nchez Meseguer, y m¨¢s adelante con la licenciada Esther Andreu, por ser especialista en los periodos medieval y moderno. Excavar con urgencia, y con el apremio de las obras, m¨¢s de 10.000 metros cuadrados necesita una nada f¨¢cil labor cient¨ªfica de direcci¨®n.Mis l¨®gicas discrepancias con la se?ora Andreu est¨¢n motivadas por su actuaci¨®n profesional, al haber presentado el ¨²ltimo informe sin mi conocimiento. A lo largo de las distintas fases de los trabajos, la valoraci¨®n de los restos, en cada una de las zonas excavadas, reflejaba sus caracter¨ªsticas particulares. Por tanto, el criterio de conservaci¨®n de la fachada occidental de la Casa del Tesoro atiende a su especificidad y su car¨¢cter ¨²nico dentro del edificio. El n¨²cleo del problema radica en que las obras se realizan al mismo tiempo que las excavaciones sin esperar al ¨²ltimo informe. Tambi¨¦n se habla con mucha ligereza de que, a pesar de "gastar" 500 millones, no se ha descubierto en estas excavaciones nada de valor.

Pero lo cierto es que se ha documentado la compleja topograf¨ªa de Madrid entre los cerros del Alc¨¢zar y El Rebeque y la vaguada de El Arenal. A la atalaya isl¨¢mica de fines del siglo XI, que se ha conservado in situ, hay que a?adir un conjunto de un centenar y medio de silos con un riqu¨ªsimo ajuar cer¨¢mico de los siglos IX al XV; cinco hornos medievales que atestiguan por primera vez producciones cer¨¢micas madrile?as; o las bodegas y pozos de ¨¦poca moderna que nos han descubierto cu¨¢les eran la vajillas, desde las de cocina hasta las m¨¢s lujosas, en el Madrid de los Austrias. De la Casa del Tesoro se han descubierto 3.000 metros cuadrados, con zonas donde se conservaban distintas estancias y patios, la pavimentaci¨®n de la calle de la Parra y las manzanas 432, 433 y 434.

En el momento actual, tras la catalogaci¨®n de cerca de 20.000 objetos seleccionados, se puede afirmar que estas excavaciones han proporcionado las mejores colecciones -pr¨¢cticamente ¨²nicas de materiales fechados y secuenciados de cer¨¢micas isl¨¢micas, cer¨¢micas pol¨ªcromas mud¨¦jares de producci¨®n madrile?a, y for¨¢neas de Manises y Teruel; cer¨¢micas de Talavera; la azulejer¨ªa de la Casa del Tesoro producida en los talleres de Jan Floris y Juan Fern¨¢ndez, producciones de lozas y porcelanas europeas, mexicanas y chinas; una destacada colecci¨®n de vidrios de los vidrios de los siglos XVI, XVII y XVIII; producciones ¨²nicas y pr¨¢cticamente desconocidas en Madrid y cuyo valor no es s¨®lo el de su novedad, sino el de su cantidad, su rareza, su calidad y su belleza.

Es triste que el Ayuntamiento no se diera nunca cuenta de que estaba acometiendo una de las excavaciones m¨¢s importantes de Espa?a y de Europa, que financiando estas excavaciones estaba haciendo historia. No supo dar la debida publicidad a los hallazgos ni divulgar a los ciudadanos lo que en cada momento se iba descubriendo. No supo extraer para s¨ª el beneficio pol¨ªtico de este extraordinario esfuerzo de investigaci¨®n. L¨¢stima que nunca haya visto en los trabajos de excavaci¨®n de la plaza de Oriente una labor de cultura, sino s¨®lo de obras.

Manuel Retuerce Velasco es doctor en Historia y arque¨®logo.