Esperanza y loter¨ªa
Cien d¨ªas es poco, y el marqu¨¦s de Sade lo sab¨ªa. La costumbre quiere sin embargo que se juzgue a los pol¨ªticos cuando llevan ese poco tiempo en el puesto. En el caso de la ministra Doble, los 100 d¨ªas constitu¨ªan un tiempo menor, pues dada su doblez Esperanza Aguirre s¨®lo habr¨ªa cumplido 50 d¨ªas en cada ministerio, y eso sin descontarle las horas que hubiera podido perder cruzando la calle de Alcal¨¢, desde el viejo caser¨®n de Educaci¨®n hasta el moderno adefesio de Cultura.Hoy no se lee mucho a Sade, y menos creo yo Los 120 d¨ªas de Sodoma, pero si se desea entender la materia de la que est¨¢ hecho el sadismo hay que tragarse ese estomagante compendio sobre la naturaleza del antojo sexual, una parte quiz¨¢ menor pero no desde?able del deseo humano. No s¨¦ si recuerdan su argumento: cuatro libertinos, un duque, un obispo, un magistrado y un financiero, deciden reunirse a experimentar todo tipo de actos que mezclen la sangre con el sexo. He dicho argumento, pero la obra no lo tiene: su clave est¨¢ en los n¨²meros. Ese es el secreto del libro c¨¦lebre quiz¨¢ menos le¨ªdo en la historia; enumerando las tropel¨ªas libidinosas, Sade da suelta a sus anhelos como los ni?os que dicen en voz alta palabrotas o dibujan a tiza pililas. ?Algo que ver, me dir¨¢ usted, lector, entre los n¨²meros que Aguirre trata de redondear con Esperanza y los que monta Sade?
La novela tiene un subt¨ªtulo: La escuela del libertinaje. Sabida es la afici¨®n de los nuevos gestores del PP por las escuelas. Escuelas de Chicago, escuela de la Thatcher, escuelas religiosas. Pues bien, el problema al que se enfrenta este ministerio es el mismo que atorment¨® a Sade, y desde ¨¦l a algunos de nosotros, metidos en el dilema de pensar con la mente perversiones que a la luz del d¨ªa no nos permitimos llevar a cabo. Eso que antes se llamaba confundir la libertad con el libertinaje y hoy, m¨¢s simplemente, confundir lo liberal con lo licencioso. Toda la obra de Sade es una apolog¨ªa encubierta de la licencia. Y sabemos que licencias hay de varios tipos: sexual, econ¨®mica, de doblaje, estas ¨²ltimas muy queridas por nuestro tercer hombre, el secretario de Cultura Cort¨¦s. ?Estamos irremediablemente abocados con el PP a un Estado licencioso?
Puestos a eso, yo recomendar¨ªa a la ministra Bifronte un poco m¨¢s de disciplina inglesa. Pero de la recta, por decirlo as¨ª, la instaurada por la ¨¦tica conservadora, no la del l¨¢tigo y las botas de cuero. Siendo adem¨¢s Aguirre una amante confesa de la se?ora Thatcher (hasta The Times de Londres le rindi¨® este verano el honor de llamarla, con foto y todo, presidenta del club de fans de lady Margaret), no tendr¨ªa que contentarse con pasar a la historia como la grant chopping minister, en las palabras carniceras -"ministra cortadora de subvenciones" - que utilizaba el venerable rotativo brit¨¢nico, sino, al contrario, copiar la iniciativa que respecto a las artes ha tomado el Gobierno tory, despu¨¦s de un largo periodo de grant chopping y despiece.
Se trata de la loter¨ªa cultural, que consiste en destinar una parte muy sustancial de los beneficios obtenidos en los juegos de loter¨ªa al subsidio de las artes. La cantidad hasta ahora repartida, 425 millones de libras (unos 90.000 millones de pesetas), ha ido principalmente a aquellas esferas culturales en las que la infraestructura pesada o inmobiliaria es esencial como la ¨®pera y el teatro, pero ya se est¨¢ especulando en Gran Breta?a con la ampliaci¨®n del reparto, a trav¨¦s del Arts Council, al cine y al libro. ?Habr¨¢ una loter¨ªa de Esperanza?
En su cuento La loter¨ªa de Babilonia dice Borges: "Soy de un pa¨ªs vertiginoso donde la loter¨ªa es parte principal de la realidad". De momento s¨®lo hemos o¨ªdo hablar de tijeretazos, de cortes y recortes, hemos visto decapitaciones en masa de responsables culturales, castigos corporales o corporativos, sacrificios. Se recibe mal en el sector el anuncio de restricciones al cine y se recibe bien en el sector el anuncio del corte en las ediciones sufragadas por organismos p¨²blicos. Se congela el ya rid¨ªculo presupuesto del Instituto Cervantes (4.250 millones anuales, frente a los 45.000 del British Council y los 25.000 de la pobrecita Italia). ?Ser¨¢ el Ministerio D¨²plice c¨®mplice de tanta camicer¨ªa? Lo malo es que, si el paralelismo s¨¢dico prende, la trinidad ministerial que se ocupa de estas cosas s¨®lo est¨¢ en la primera fase del experimento so?ado por el marqu¨¦s, la de las pasiones sencillas. Da v¨¦rtigo pensar qu¨¦ perversiones nos aguardan si llegan a la ¨²ltima del libro, la de las pasiones asesinas.
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