Presupuestos y financiaci¨®n autonomica
ROBERTO CENTENOLa ejecuci¨®n del Presupuesto es mucho m¨¢s dif¨ªcil que su elaboraci¨®n y, en la pr¨¢ctica, una parcela muy significativa depende de las autonom¨ªas, asegura el autor
Los Presupuestos de 1997 son, a mi juicio, h¨¢biles por un lado, pero. irrepetibles y de dif¨ªcil cumplimiento por otro. Son h¨¢biles porque, siendo austeros, no afectan pr¨¢cticamente al Estado de bienestar del lado del gasto, ni a impuestos que supongan un freno significativo al crecimiento del lado del ingreso. Pero tambi¨¦n son irrepetibles, ya que una buena parte de la reducci¨®n del d¨¦ficit se consigue con bazas de car¨¢cter ¨²nico, como, los ingreso! por ventas de participaciones p¨²blicas y la congelaci¨®n salarial a los funcionarios. Tambi¨¦n parece irrepetible el mantener el recorte en gastos corrientes y en infraestructuras, el primero porque la Administraci¨®n del Estado se encuentra ya en una situaci¨®n de penuria incompatible con nuestras funciones como naci¨®n, y el segundo porque nos aleja de la senda de convergencia real. Si en un escenario optimista suponemos que dichos Presupuestos llegan a cumplirse, ello no nos llevar¨¢, en contra de lo que se ha afirmado, a la primera fase de la Uni¨®n Monetaria, ya que hay condiciones que no va mos a cumplir en ning¨²n caso s¨®lo Alemania, Francia, Reino Unido y Luxemburgo parece que podr¨¢n cumplir todos los re quisitos. La idea, supongo, es in tentar negociar en su momento una suavizaci¨®n de criterios. Sin embargo, esta negociaci¨®n depender¨¢ de la tendencia, y ah¨ª nuestra posici¨®n es muy endeble, ya que el esquema de gastos/ingresos no se modifica de forma estructural, y si los cambios no son estructurales no vamos a conseguir nada, ya que no se trata, como parece pensar el Gobierno, de salir bien en ' una foto, sino de toda una pel¨ªcula de austeridad que durar¨¢ varios a?os.
Del lado de los ingresos, ¨¦stos dependen de un crecimiento de la econom¨ªa del 3%, que a su vez es funci¨®n de una reactivaci¨®n del consumo interno, y ah¨ª las cosas son bastante dud6sas. Se ha hecho mucho triunfalismo, por ejemplo, con la bajada de tipos de inter¨¦s de la deuda. Si ello fuera porque hay compras masivas por parte de extranjeros, que demostrar¨ªa confianza en nuestra econom¨ªa, pues estupendo, pero ¨¦sta no es la raz¨®n b¨¢sica. La raz¨®n es que, ante la incertidumbre del futuro, hay un exceso de ahorro interno (contradicci¨®n del consumo) que los bancos no pueden colocar porque no hay suficiente demanda de cr¨¦dito, y que canalizan- hacia sus fondos de inversi¨®n, donde cobran unas comsiones astron¨®micas, que hacen la operaci¨®n mucho m¨¢s rentable para ellos que el negocio bancario, y que, despu¨¦s, para no correr ning¨²n riesgo, reinvierten en m¨¢s del, 90% en deuda. Es decir, los tipos de la deuda bajan porque el consumo y la demanda de cr¨¦dito est¨¢n muy d¨¦biles, no por lo contrario. En cualquier caso, en la medida que esto ha ayudado a bajar los tipos de inter¨¦s, ello fortalecer¨¢ el consumo y la inversi¨®n, pero ?suceder¨¢ a tiempo, y con la intensidad necesaria, dada la psicosis de penuria existente, en un segmento muy elevado de poblaci¨®n?
He hablado antes del escenario optimista, pero ¨¦sta no es la hip¨®tesis m¨¢s probable. Los autores de los Presupuestos han hecho un- dise?o razonable, pero ?qu¨¦ pasa con la ejecuci¨®n? Para empezar, la ejecuci¨®n de un Presupuesto es obviamente mucho m¨¢s dif¨ªcil que su elaboraci¨®n, y para seguir, esta ejecuci¨®n, aunque en teor¨ªa depende del Gobierno, en la pr¨¢ctica, una parcela muy significativa depende de las autonom¨ªas. Y aqu¨ª es imposible ser optimista, ya que en el acuerdo de financiaci¨®n s¨®lo queda una cosa clara: las autonom¨ªas se llevan. m¨¢s dinero, mientras una gran mayor¨ªa de espa?oles se debate entre una mayor presi¨®n fiscal a las rentas medias y la congelaci¨®n salarial. Y en cuanto a los objetivos macroecon¨®micos, ya los han incumplido reiteradamente en el pasado, rebasando l¨ªmites de gasto y endeudamiento que estaban regulados, bien a trav¨¦s de "desplazamientos contables" o bien porque s¨ª, y nunca ha pasado nada.
Hasta ahora, las comunidades aut¨®nomas han gastado por libre, se han endeudado por libre y han contratado por libre (duplicando cientos de miles de funcionarios, remuner¨¢ndoles con mejores sueldos, dot¨¢ndoles de mayores medios, y con una proporci¨®n de retribuciones a altos cargos y personal de Gabinete muy superior a la del Estado). Todo ello sin la menor coordinaci¨®n con las necesidades de la econom¨ªa espa?ola, y el resultado ha sido un enorme costo extraordinario, que es el principal responsable de los graves sacrificios que tiene que realizar hoy la Administraci¨®n del Estado, y el obst¨¢culo m¨¢s inmediato para el mantenimiento del Estado de bienestar.
Cuando se est¨¢ exigiendo al pa¨ªs sacrificios sin precedentes, que adem¨¢s van a recaer en su mayor¨ªa sobre la parte de la poblaci¨®n que menos capacidad, tiene, para aguantarlos, no hay, no puede haber, cuesti¨®n m¨¢s importante al pactar una financiaci¨®n auton¨®mica que poner coto al descontrol y al despilfarro del, pasado, pero, de momento, lo ¨²nico claro es que se transfieren muchos m¨¢s recursos de la Administraci¨®n central a las autonom¨ªas (11 % s¨®lo en transferencias corrientes y de capital) y en base a unos criterios, cuya principal filosof¨ªa, como se?ala acertadamente el profesor Monasterio, de la Universidad de Oviedo, "no son unas buenas reglas de funcionamiento, sino cu¨¢ntos duros me puedo llevar a mi autonom¨ªa". Estos hechos, junto con la experiencia del pasado y el aumento de la autonom¨ªa financiera que los pactos suponen, y que permite generalizar los incumplimientos, deja poco margen al optimismo.
En la pr¨¢ctica, este "federalismo econ¨®mico" (en un Estado que no es federal) puede ser in compatible con la disciplina que requiere la UEM; as¨ª, ?c¨®mo, si las autonom¨ªas, responsables ya de casi un tercio del gasto p¨²blico, contin¨²an funcionando por libre, va a ser posible ajustar nuestra econom¨ªa a las exigen cias de la Uni¨®n? ?C¨®mo, si las autoridades econ¨®micas espa?olas no prueban tener los mecanismos y la fuerza pol¨ªtica (que no han tenido Gobiernos anteriores) para garantizar la coordinaci¨®n y la austeridad en todas las administraciones p¨²blicas, van a aceptar nuestra incorporaci¨®n los otros socios comunitarios? Y, vamos a ser serios, ?tiene el Gobierno, cuya supervivencia depende de los partidos nacionalistas, fuerza pol¨ªtica para imponerles sus criterios, no s¨®lo en este a?o sino en los varios que durar¨¢ la austeridad?
Si nuestro modelo de Estado se hubiera desarrollado en forma racional y coordinado con la econom¨ªa global del pa¨ªs, Espa?a, sin duda alguna, cumplir¨ªa estructuralmente todos los re quisitos en la primavera del 98. Pero, tal como ha evoluciona do, el Estado de las autonom¨ªas es hoy el principal obst¨¢culo a nuestra incorporaci¨®n a la moneda ¨²nica; por ello, o realizan un esfuerzo dr¨¢stico de reducci¨®n de costes (y el Gobierno es capaz de hacerles cumplir sus criterios) o, en aso contrario, el modelo auton¨®mico nos va a costar: la finalizaci¨®n anticipada del Estado de bienestar, la reducci¨®n de medios de la Administraci¨®n del Estado a l¨ªmites de penuria inaceptales como naci¨®n la no incorporaci¨®n a la UEM, y esto es mucho costar. El pueblo espa?ol est¨¢ pagando un precio muy alto por un modelo de Estado que s¨®lo reporta ventajas reales a una exigua minor¨ªa, que ha organizado sus propios reinos de taifas, y a la que parece importarle bastante poco el destino com¨²n de la naci¨®n.
Y esto no es todo; el nuevo modelo de financiaci¨®n auton¨®mica incrementar¨¢ la desigualdad interterritorial, ya que el modelo quiebra seriamente el papel redistributivo del mecanismo de ingresos y gastos p¨²blicos. Las regiones ricas ser¨¢n m¨¢s ricas, y las pobres m¨¢s pobres (1). Las ricas tendr¨¢n mejor sanidad, mejor ense?anza, mejores infraestructuras que las pobres, y el paso del tiempo no har¨¢ otra cosa que ahondar estas diferencias . Adem¨¢s las regiones m¨¢s pobres no s¨®lo se las empobrece, sino que se las humilla, ya que el papel redistributivo an¨®nimo que ejerce en toda econom¨ªa un sistema de impuestos progresivos pasa a ser sustituido en parte por subvenciones de las comunidades ricas a las pobres. .Este mecanismo de desigual dad queda adem¨¢s reforzado porque, al concederse a las comunidades capacidad normativa, las m¨¢s ricas est¨¢n en mejores condiciones de ofrecer ven tajas fiscales o de otro tipo, con lo que atraer¨¢n inversiones y empresas de fuera de la regi¨®n, que abandonar¨¢n las zonas m¨¢s
El ministro Rajoy se?alaba en unas pasadas declaraciones que una de las ventajas del nuevo sistema es que alejar¨¢ la tentaci¨®n secesionista, como la propuesta por Bossi en Italia. El citar a Bossi, que hoy en Italia est¨¢ considerado como un payaso, ya me parece fuera de lugar, pero es que, adem¨¢s, lo que va a ocurrir es justamente lo contrario. El nuevo modelo es una amenaza para la unidad de Espa?a, ya que rompe el sistema ¨²nico de convivencia. Adem¨¢s, ?cu¨¢nto tiempo creen los que esto opinan que van a tardar las regiones m¨¢s ricas en pedir m¨¢s recursos, mayor autonom¨ªa y m¨¢s de todo? El se?or Pujol, antes de recibir lo mucho que ahora le toca, ya ha pedido m¨¢s: las ventajas de los l?nder alemanes sin ninguno (suponemos) de sus inconvenientes.
El gran drama de lo expuesto est¨¢ en un resultado electoral lamentable, que hace que el 5% de los espa?oles pueda imponer su criterio al restante 95% que ha votado a partidos centralistas y que no pinta realmente nada. Los votantes del PP, por ejemplo, en su inmensa mayor¨ªa, no votar¨ªan probablemente a un modelo de Estado que pusiera en riesgo la unidad de convivencia, y los votantes del PSOE e IU tampoco votar¨ªan algo que deteriorara la justicia social y la distribuci¨®n de la renta. Pues bien, el nuevo modelo es, a la vez, una amenaza para la unidad porque rompe la cohesi¨®n social e incrementa la desigualdad y empeora la distribuci¨®n de la renta, lo m¨¢s opuesto que cabe imaginar al sentir de la inmensa mayor¨ªa del electorado.En definitiva, unos Presupuestos que se asemejan mucho a esos grandes decorados de alambre y cart¨®n que, vistos superficialmente, parecen s¨®lidos, pero que cuando se miran de cerca se ven las debilidades con que est¨¢n construidos: no tienen garant¨ªa de continuidad y son incompatibles con el enorme coste a?adido y la libertad financiera del actual sistema auton¨®mico. Al final, el destino de Espa?a se encuentra en manos de una peque?a minor¨ªa que ni, siquiera es mayoritaria en sus propias comunidades aut¨®nomas. Y para que una minor¨ªa nacionalista o no decida nuestro destino, no creo que se haya construido, con tanto esfuerzo y sacrificio, un sistema democr¨¢tico de convivencia.(1) Las que ganan son: Baleares, Madrid, Catalu?a y La Rioja (30,8% poblaci¨®n). Las que pierden son: Extremadura, Andaluc¨ªa, Murcia, Galicia, Castilla-La Mancha, Asturias, Ceuta y Melilla, Castilla y Le¨®n, Cantabria y Comunidad Valenciana (55,6% poblaci¨®n). Y apenas variar¨¢n Arag¨®n y Canarias (6,9% poblaci¨®n). El Pa¨ªs Vasco y Navarra son comunidades forales cuya principal diferencia es la amplia autonom¨ªa fiscal de que disfrutan (6,7% poblaci¨®n).
Roberto Centeno es catedr¨¢tico de .Econom¨ªa de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid.
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