Los brigadistas perder¨ªan sus Pensiones si aceptan la nacionalidad espa?ola
Han visto cumplida la promesa que les hiciera el Gobierno republicano de Espa?a, y 60 a?os despu¨¦s han recibido la decisi¨®n del Congreso de los Diputados concedi¨¦ndoles la nacionalidad espa?ola. Pero no pueden aceptarla. Aceptar la ciudadan¨ªa espa?ola les supone renunciar a la suya y, en muchos casos, perderlo todo, la pensi¨®n de la que viven y la protecci¨®n social y sanitaria de la que gozan en sus pa¨ªses de origen.
James Benet, un veterano de las Brigadas Internacionales, se lo dec¨ªa en una carta a Federico Trillo, presidente del Congreso, el pasado 7 de junio: "ser¨ªa imposible para m¨ª renunciar a la nacionalidad estadounidenense". La familia de Benet fue, de Menorca a Florida en el siglo XVIII. ?l volvi¨® a Espa?a a luchar con la Rep¨²blica en 1936. James Benet considera un honor "excepcional y muy grande" la decisi¨®n del Parlamento espa?ol. Pero no puede aceptarlo si ello supone que debe renunciar a la nacionalidad de Estados Unidos. Habla del afecto a Espa?a, pero habla tambi¨¦n del afecto a la tierra que dio cobijo a sus antepasados. "Espero que haya una soluci¨®n a esta dificultad", dice.Benet habla de razones sentimentales. Otros lo hacen por razones econ¨®micas. Porque es como una burla cruel. Es verdad qu¨¦ han tenido la satisfacci¨®n de que se haya reconocido su esfuerzo y su sacrificio en una guerra que no era la suya y que hicieron propia. Pero no han, conseguido hacer realidad completa la promesa del Gobierno del doctor Negr¨ªn de concederles la nacionalidad espa?ola. Cuando el Congreso de los Diputados aprob¨® por unanimidad - la propuesta, nadie pens¨® que la decisi¨®n encontrar¨ªa estas prosaicas dificultades.
De los 40.000 voluntarios de las Brigadas Internacionales que participaron en la guerra espa?ola, al lado de la Rep¨²blica, viven pocos centenares. Rondan -m¨¢s bien hacia arriba- los 80 a?os. Algunos est¨¢n enfermos y muchos en situaci¨®n de precariedad. Pero lo poco que tienen -pensiones, ayudas de su pa¨ªs- tendr¨ªan que dejarlo si aceptan la nacionalidad espa?ola. Por eso, se est¨¢ intentando buscar un procedimiento que les permita, a la vez, mantener su propia nacionalidad y recibir el reconocimiento del pa¨ªs por el que lucharon. El historiador Gabriel Jackson ha propuesto la f¨®rmula de "nacionalidad honoris causa", pero sus gestiones ante representantes del Gobierno no han dado, hasta ahora, resultado.
La pr¨®xima semana comienzan los actos de homenaje. El d¨ªa 5 de noviembre un festival en el Palacio de Congresos de Madrid, intentar¨¢ acercarles la poes¨ªa y la canci¨®n de gentes como Imanol, Menese o Labordeta. Y, a la vez, ser¨¢ un esfuerzo m¨¢s por recaudar fondos para el viaje de los 400 brigadistas que ya han confirmado su asistencia. El verdadero problema es puramente econ¨®mico. Hay voluntad pero no dinero. Los 400 brigadistas, muchos en silla de ruedas o con las facultades f¨ªsicas muy mermadas por la edad, precisan de la atenci¨®n de acompa?antes y enfermeras. Pero pocos han optado por quedarse, prefieren venir a pisar, algunos por primera vez, desde 1936, tierra espa?ola. La que consideran su tierra.
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