Asimetr¨ªa

Dado el creciente consenso existente en otros temas, como Maastricht o la OTAN, la cuesti¨®n auton¨®mica se est¨¢ convirtiendo en la primera causa de pugna pol¨ªtica entre el Gobierno y la oposici¨®n. Sin duda, en ello hay algo de artificial, pues al PSOE le conviene cargar las tintas en este debate a fin de distraer la atenci¨®n disimulando su falta de respuesta a otras cuestiones m¨¢s vidriosas. Pero tambi¨¦n es verdad que, en efecto, el Gobierno est¨¢ perdiendo los papeles de modo lamentable en materia de financiaci¨®n auton¨®mica. Y lo peor no es la proliferaci¨®n de an¨¦cdotas m¨¢s o menos chuscas (como el neologismo de Borrell sobre el carajal fiscal, el globo sonda de Bono sobre la gran coalici¨®n o las sandeces del portavoz sobre la selecci¨®n catalana), sino el poco sentido de la oportunidad con que Aznar est¨¢ administrando sus concesiones a los nacionalistas.En este resbaladizo asunto de la rivalidad territorial es donde deber¨ªa brillar la diplomacia m¨¢s exquisita a fin de que la susceptibilidad de unos u otros no se resienta. Sin embargo, parece que las habilidades diplom¨¢ticas del Gobierno se reducen al negociado del ministro Arenas, pues en los dem¨¢s cunde una evidente torpeza. Hay buena intenci¨®n y ganas de agradar, pero falta lo esencial, que es convencer a los invitados de que no se les va a desairar. El ¨²ltimo agraviado ha sido el socio catal¨¢n, a quien ayer se prometi¨® reconocerle su hecho diferencial si votaba la investidura y hoy se le afrenta regalando su 30% como caf¨¦ para todos mientras a sus espaldas se ampl¨ªa la soberan¨ªa tributaria del concierto foral. No es extra?o, por tanto, que ahora Pujol tambi¨¦n exiga foralizarse, distingui¨¦ndose del resto, que trata de reconvertirse de regi¨®n a nacionalidad.

Es evidente que nuestro sistema auton¨®mico est¨¢ inconcluso y que su metamorfosis no ha hecho m¨¢s que empezar. En efecto, la Constituci¨®n estableci¨® un inicial desequilibrio asim¨¦trico entre territorios forales y de r¨¦gimen com¨²n, lo que puso en marcha un ciclo imparable de recurrentes reivindicaciones niveladoras, eternamente aspirantes al reequilibrio en tanto no se alcance una ut¨®pica igualdad territorial. Este dilema resulta irresoluble, pues tan constitucional es el derecho a distinguirse como el derecho a igualarse, gener¨¢ndose un c¨ªrculo vicioso que obliga a medirse con el que m¨¢s competencias tenga. Y la mejor prueba es precisamente Catalu?a, que para defender su hecho diferencial se ve a la vez obligada a mimetizar a los vasco-navarros y a tratar de impedir que la mimeticen los dem¨¢s.

Por lo tanto, si antes no lo remedian Bruselas o el Bundesbank, este proceso de centrifugaci¨®n tributaria continuar¨¢ progresando de manera imparable y a velocidad hoy acelerada por Aznar sin que pueda detenerse en tanto la totalidad de territorios no tengan transferido el 100% de la soberan¨ªa fiscal. Este horizonte final de completa descentralizaci¨®n tributaria dar¨ªa lugar a una suerte de feudalismo contributivo donde el Gobierno central se limitar¨ªa a coordinar la redistribuci¨®n interterritorial para garantizar la unidad fiscal. Ahora bien, cabe preguntarse si ese final ut¨®pico no ser¨ªa excesivamente sim¨¦trico, arruin¨¢ndose todo hecho diferencial.

Y la respuesta es que no, pues la asimetr¨ªa siempre prevalecer¨¢. Y ello por dos razones. Ante todo, por el desigual nivel de desarrollo alcanzado por cada autonom¨ªa, que desequilibra su respectiva capacidad tributaria: los territorios con densa sociedad civil ser¨¢n fiscalmente deudores (en tanto que contribuyentes netos) y los subdesarrollados depender¨¢n de ellos como acreedores a sus subvenciones. Pero, sobre todo, la asimetr¨ªa prevalecer¨¢ porque la distinci¨®n entre nacionalidades y regiones no puede ser neutralizada fiscalmente, pues su diferencia espec¨ªfica no es de naturaleza constitucional, sino electoral: es la soberan¨ªa popular la que, a trav¨¦s de su voto a partidos nacionalistas soberanos, decide si un territorio es naci¨®n o s¨®lo regi¨®n. ?sta es la ¨²nica autodeterminaci¨®n pol¨ªticamente efectiva.