Occidente y la tragedia de los Grandes Lagos
La llamada "comunidad internacional" est¨¢ decidiendo estos d¨ªas el alcance concreto de su intervenci¨®n en la tragedia de los Grandes Lagos de Africa. El s¨²bito e inesperado regreso a sus pa¨ªses, Ruanda y Burundi, iniciado el pasado viernes por cientos de miles de refugiados hutus que se hallaban en Zaire, ha inducido a revisar a la baja el contenido de la resoluci¨®n inicial del Consejo de Seguridad de la ONU. Cualquiera sea esa resoluci¨®n, adoptada un mes despu¨¦s del estallido de una cat¨¢strofe que afecta a casi dos millones de personas, parece necesario abordar a m¨¢s largo plazo las posibles soluciones a los graves problemas que generaron esta situaci¨®n y que se mantendr¨¢n cuando se apaguen sus lacerantes efectos actuales.
Hacia unos EE UU de ?frica Central
La crisis en el este de Zaire y entre Zaire y sus vecinos supone el mayor reto planteado hasta el momento a las fronteras artificiales trazadas por las potencias imperiales europeas a principios de siglo para crear los denominados Estados nacionales africanos actuales. Ha sido el detonante tutsi el que ha encendido la necesidad de una reconsideraci¨®n angustiosa.El panorama a m¨¢s largo plazo que emerge de la crisis actual podr¨ªa ser la redefinici¨®n gradual de las fronteras entre Zaire, Ruanda y Burundi. Debido a que la divisi¨®n de ?frica en los siglos XIX y XX por los europeos no intent¨® hacer coincidir las fronteras de los pa¨ªses con las de grupos ¨¦tnicos, cada uno de esas tres naciones alberga dentro de sus fronteras a hutus y tutsis. A mediados de los a?os noventa, y tras correr una suerte fluctuante, los tutsis dominan en Burundi, Ruanda y ahora en Zaire. ?Es ¨¦ste el momento para hacer coincidir las fronteras ¨¦tnicas con las fronteras nacionales? ?Estaremos presenciando el tumultuoso proceso de la creaci¨®n de un Israel tutsi, una patria independiente para los tutsis? ?Estar¨¢ naciendo un Tutsi-stan?
Hasta mediados de los a?os ochenta, los tutsis parec¨ªan ser los kurdos del este de ?frica, una minor¨ªa marginada en Ruanda, en Zaire y, bajo un nombre distinto (los himas), en Uganda. Durante un tiempo se aferraron desesperada y brutalmente al poder en Burundi. Pero, como minor¨ªa, parec¨ªan luchar contra la histor¨ªa. Y se pensaba que con el tiempo acabar¨ªan convirti¨¦ndose tambi¨¦n en una minor¨ªa marginada en Burundi.
El curso de los acontecimientos cambi¨® en 1986, cuando Yoweri Museveni, ¨¦tnicamente ligado al pueblo de Ruanda, se hizo con el poder en Uganda. Despu¨¦s de consolidar su base pol¨ªtica en este pa¨ªs, Museveni empez¨® a cumplir su compromiso con los ruandeses ayudando a entrenar al Frente Patri¨®tico Ruand¨¦s (FPR).
En 1994, el FPR llev¨® a cabo con ¨¦xito una operaci¨®n "a lo bah¨ªa Cochinos" des de la frontera de Uganda. Lo mismo que los exiliados cubanos en la ¨¦poca de Eisenhower y Kennedy, los exiliados ruandeses fueron entrenados por un pa¨ªs vecino para llevar a cabo una importante penetraci¨®n militar en su propio pa¨ªs. Sin embargo, a diferencia de la iniciativa cubana de 1961, la operaci¨®n ruandesa fue un ¨¦xito rotundo. Los exiliados ruandeses procedentes de Uganda expulsaron a los hutus y establecieron un gobierno alternativo en Kigali.
Esto llev¨® a los refugiados hutus en Zaire a maquinar y preparar una contraofensiva, con el apoyo secreto del propio Zaire y posiblemente de Kenia y Francia. Para empeorar las cosas, las fuerzas de seguridad zaire?as empezaron a atormentar a los tutsis de su pa¨ªs, que formaban parte del mismo desde antes de la divisi¨®n de ?frica en el siglo XIX. Cuando los tutsis de Zaire fueron amenazados por las fuerzas armadas de su pa¨ªs con ser expulsados de su tierra natal, decidieron oponerse. Formaron un ej¨¦rcito de resistencia (apoyado secretamente por Ruanda) y resultaron ser dignos rivales de las fuerzas de seguridad zaire?as. De hecho, su movimiento de resistencia ha puesto en peligro la integridad de todo el Estado zaire?o. Si estos rebeldes pueden llevar a cabo impunemente su oposici¨®n en una parte del pa¨ªs, ?qu¨¦ va a impedir la emulaci¨®n pol¨ªtica en otras partes de Zaire?
Pero ?qu¨¦ van a hacer los tutsis con su vecinos hutus? El intercambio de poblaion para crear un Estado hutu separado puede dar pie a futuras guerras entre Estados, como han podido comprobar a su pesar ¨¢rabes e israel¨ªes e indios y paquistan¨ªes.
Una soluci¨®n m¨¢s viable a largo plazo ser¨ªa la federaci¨®n de Ruanda, Burundi y Tanzania. Los ej¨¦rcitos de Ruanda y Burundi quedar¨ªan disueltos. En esta comunidad pol¨ªtica m¨¢s amplia, los hutus y los tutsis descubrir¨ªan lo mucho que tienen en com¨²n sus culturas y quiz¨¢ averiguar¨ªan que, en muchas cuestiones, est¨¢n del mismo lado pol¨ªtico en esa Tanzania ampliada (del mismo modo que sus primos ¨¦tnicos en Uganda, los himas y los irus, han unido a menudo sus votos contra otros grupos en el contexto nacional m¨¢s amplio de Uganda).
A menos que los hutus y los tutsis sean divididos en pa¨ªses distintos, o federados en una comunidad pol¨ªtica democr¨¢tica y estable m¨¢s amplia, lo m¨¢s probable es que, cada pocos a?os, se enzarcen en un genocidio fren¨¦tico. La comunidad internacional deber¨ªa ofrecer un amplio paquete de alicientes e incentivos para convencer a Ruanda, Burundi y Tanzania de que creen los Estados Unidos de ?frica Central.
Es perfectamente factible que un d¨ªa alguna regi¨®n de Zaire se independice y pretenda ser admitida en la nueva federaci¨®n. Redefinir las fronteras coloniales no significa que los Estados africanos tengan que ser cada vez m¨¢s peque?os. Podr¨ªa significar sencillamente la creaci¨®n de comunidades pol¨ªticas m¨¢s racionales y m¨¢s viables.
Al¨ª A. Mazrui, keniano, es uno de los intelectuales m¨¢s destacados de ?frica. Autor de m¨¢s de 20 libros, Mazrui ha sido el editor del volumen 8 de The Unesco general history of Affica: Africa since 1935. Desde 1992 es miembro del Consejo Asesor de Personalidades Eminentes de la Organizaci¨®n de Estados Africanos.
copyright Los Angeles Times Syndicate.
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