Cient¨ªficos y ONG alertan sobre los efectos de los cultivos transg¨¦nicos
Soja, tomates y ma¨ªz manipulados para ser mas perennes ya est¨¢n en el mercado
Un ¨¢guila sobrevuela los interminables campos de Indiana (EE UU)!mientras una voz en off invita a imaginar "la libertad que supone la nueva soja transg¨¦nica". Con este anuncio, la empresa Monsanto trata de vender las bondades de sus primeras habas de soja fruto de la ingenier¨ªa gen¨¦tica. El mensaje de libertad y ecolog¨ªa que proclama la segunda mayor compa?¨ªa agroqu¨ªmica, mundial tiene, sin embargo para algunos cient¨ªficos y ecologistas m¨¢s sombras que luces.
M¨¢s de. 500 ONG de 75 pa¨ªses han lanzado un boicoteo contra este producto. Pero la soja no es el ¨²nico vegetal transg¨¦nico que suscita pol¨¦mica. Tomates de putrefacci¨®n retardada, ma¨ªz inmune a plagas o una variedad de colza resistente' a los herbicidas son algunos de los productos que est¨¢n llegando al mercado.La soja de Monsanto, ingrediente en miles de productos alimentarios de consumo, desde las galletas a las margarinas, es fruto de 10 a?os de trabajo biotecnol¨®gico y unos 13.000 millones de pesetas de inversi¨®n. Todo este esfuerzo de tiempo y dinero se ha dirigido a hacer resistente esta leguminosa a un herbicida, el Roundup, fabricado por la propia Monsanto desde hace 20 a?os. Para lograr que este producto qu¨ªmico elimine las. malas hierbas sin matar la planta de soja se ha insertado en el genoma de ¨¦sta un gen de una bacteria que vive en el, suelo, la Agrobacterium, as¨ª como dos secuencias gen¨¦ticas procedentes de la petunia y de un virus de la coliflor.
La utilidad de este tipo de manipulaciones gen¨¦ticas no est¨¢ demasiado clara, ni siquiera en. c¨ªrculos cient¨ªficos. "Es una l¨¢stima que la biotecnolog¨ªa se use para algo que no da ning¨²n beneficio para la salud p¨²blica o el medio ambiente", reflexiona Pere Ar¨²s, jefe del Departamento de Gen¨¦tica Vegetal del Instituto de Investigaci¨®n y Tecnolog¨ªas Agroalimentarias (IRTA) de la Generalitat de Catalu?a. "Los agricultores que han sembrado las nuevas semillas" contesta Carlos Schroeder, portavoz de Monsanto, "han reducido un 35% la dosis de herbicida por hect¨¢rea cultivada, con el consiguiente beneficio ambiental y econ¨®mico". Este ahorro a corto plazo puede, sin embargo, diluirse con el paso del tiempo. Eso es al menos lo que sostiene Arus, que cree que "este tipo de manipulaciones gen¨¦ticas estimulan al agricultor a utilizar un ¨²nico herbicida, lo que provoca, que las malas hierbas se vayan haciendo resistentes al mismo". La vuelta a mayores dosis ser¨ªa entonces inevitable, con evidente beneficio para el productor del herbicida, que es el mismo, que produce la soja transg¨¦nica.
Alimento en Europa
En Europa, este producto transg¨¦nico s¨®lo se comercializa como alimento humano y ganadero, ya que Monsanto no ha solicitado permiso a la CE para su uso agr¨ªcola."Si el gen introducido que da resistencia a un herbicida pasa a la variedad silvestre, considerada como maleza para el resto de cultivos resultar¨ªa que estas otras malas hierbas se har¨ªan tambi¨¦n resistentes al herbicida, y obligar¨ªa a dosis cada vez mayores de unos productos que contaminan", explica Anna-Rosa Mart¨ªnez, bi¨®loga e investigadora de la Red de Acci¨®n Internacional para los Recursos Gen¨¦ticos (Grain, en ingl¨¦s).
Esta ONG internacional, con sede en Barcelona, rechaza tambi¨¦n estos productos transg¨¦nicos por entender que promueven una agricultura basada en el monocultivo y gen¨¦ticamente uniforme, dos condiciones que contribuyen a aumentar los estragos de las plagas.
La venta combinada de semillas resistentes y de su herbicida ad hoc es una astuta estrategia justo cuando ciertas patentes, como la de Monsanto sobre el Roundup, est¨¢n a punto de caducar. As¨ª aumentan las ventas con una inversi¨®n 20 veces menor de la necesaria para un desarrollar un nuevo herbicida.
El que unas pocas multinacionales -como Monsanto, Novartis, Hoechst y Dow- logren patentar en EE UU y Europa sus productos transg¨¦nicos es para muchas ONG la mayor amenaza. "Al lograr hacerse con esos derechos de propiedad intelectual", reflexiona Anna-Rosa Mart¨ªnez, "las agroqu¨ªmicas se est¨¢n apropiando de la materia viva modelada por los agricultores durante siglos, consiguiendo adem¨¢s un monopolio inadmisible sobre cultivos como la soja, estr¨¢tegicos para la humanidad".
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